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#LifeinLeggings la mujeres del caribe se empoderan contra el acoso sexual

13 diciembre, 2016

Desgarradores testimonios como los compartidos hace meses en #MiPrimerAcoso muestran que el acoso no debe normalizarse ni es cultural

Por Janine Mendes-Franco Traducido por Celia Cano, vía Global Voices (Creative Commons)

Una poderosa etiqueta, #lifeinleggings [la vida en leggings], que tiene como objetivo proporcionar a las mujeres caribeñas espacio y apoyo para que compartan sus vivencias de acoso sexual, está creciendo rápidamente en Facebook y Twitter. La etiqueta, creada por dos mujeres barbadenses interesadas en mostrar hasta qué inquietante punto el acoso sexual forma parte de la cultura caribeña, ha ganado terreno a nivel regional.

Las experiencias que han estado compartiendo mujeres de todas las edades, grupos étnicos y situaciones económicas resultan alarmantes: desde publicaciones sobre humillaciones a las víctimas y mujeres que han sido obligadas a guardar silenciohasta historias de intimidaciónexpresiones de admiración desafortunadasabuso sexual generalizado de menores y propensión de sus tutores a ocultarlo.

Crystal Roslyn Mary Granado recordó el trauma de su infancia:

#LifeInLeggings Le pidieron que cuidase de los niños mientras mamá iba a la tienda. Yo tenía tres años. Me dijo que fuera a sentarme sobre su rodilla. Contesté que no. Hueles algo. Me obligó a sentarme sobre su rodilla. Separó mis piernas de bebé, arrancó mis bragas y metió sus dedos gordos y callosos dentro de mi vagina. Lloré. Dijo que haría que mi madre me pegase. Tenía miedo. Te odio.

Las mujeres también hablaron sobre la carga permanente que supone vivir con el abuso y las formas en las que el miedo diario a ser agredidas moldea su comportamiento.

Cho Sundari contó que vive en constante estado de alerta:

#lifeinleggings Caminar con la llave en la mano, preparada en todo momento para utilizarla en defensa propia. Mirar hacia atrás por lo menos tres veces de camino al coche. Comprobar el asiento trasero antes de abrir la puerta. Abrir la puerta con rapidez, abalanzarme contra el asiento. Cerrar y echar el seguro inmediatamente. Suspirar. Arrancar. Conducir.

Un usuario de Twitter tuvo dificultades para leer todos los mensajes:

#LifeInLeggings parte el alma completamente con solo leerlo. Ha habido momentos en los que he tenido que parar porque ya no podía aguantar más

Muchas contaron que habían sufrido abusos cuando eran muy jóvenesa menudo por parte de amigos cercanos y miembros de la familia. Otras hablaron acerca del acoso sexual en el lugar de trabajo y la correspondiente percepción del privilegio masculino.

Justin Phelps, un abogado de Trinidad, constató que las historias que inundaban las redes sociales eran mucho más que una simple etiqueta y retó a la gente a reflexionar en mayor profundidad sobre sus repercusiones sociales:

#LifeinLeggings es la historia de las mujeres Y de las niñas, por cierto. Una gran cantidad de testimonios corresponden a acontecimientos de la infancia. Añadan las historias de nuestros niños varones. Sumen los casos de nuestros niños muertos. Comparen el nivel de civilización del país con eso. Contrástenlo con los debates que escuchan en el Parlamento […] la falta de respeto y el desprecio mostrados, como si esto fuera poco. Compárenlo con la “sociedad civil” que defiende que “primero el país”, el servicio de policía que se presenta de forma negativa en muchas de las historias, los padres que ven y callan, los padres que simplemente son estúpidos, los pervertidos, los farsantes. Tal vez podamos hacer acopio de la energía suficiente para algo más que el dinero y la vanidad con el fin de “hacer una revuelta” después de todo. No, sería demasiado arriesgado.

Las historias, entrelazadas tan fuertemente por medio de la etiqueta, empiezan a presentar un panorama de la cultura de la violación en el Caribe. Una usuaria de las redes sociales, a través de una publicación en la página de Facebook del grupo feminista Womantra, dio consejos sobre cómo contrarrestar esta actitud:

Sean groseras. Hoy un hombre en un maxi [un taxi tipo furgoneta que hay en Trinidad] tuvo la desfachatez de decirme que mi c*ño tenía que ser gordo […] Le expliqué en VOZ BIEN ALTA e INOCENTEMENTE que en realidad no es gordo, sino que tengo la regla y es taaaaan intensa que tengo que poner las compresas en capas, lo cual crea la ilusión de un c*ño grande.”¡¡¡No quiero saber nada de eso!!!”; estaba asqueado. De nuevo tuve que enseñarle: “¡¡¡Eso es lo que hacen los c*ños!!! ¡¡¡Así es como nos preparan para tener vuestros bebés!!!” […] El maxi está extremadamente silencioso. Arranca con una risita. A continuación, todo el maxi se está riendo de la incomodidad del hombre.
#LifeInLeggings
Sean groseras. Ganen espacio. Ataquen con todo su arsenal: palabrotas, humor, algo asqueroso, ira, timidez, ayuda de amigos, lágrimas… Yo, el Hada Feminista, os concedo el poder…

Las internautas se hicieron oír de forma abrumadora en su apoyo a las valientesmujeres que estaban compartiendo sus historias. Conforme los testimonios salían a raudales, se fue formando una hermandadTantas mujeres podían sentirse identificadas con las experiencias; ellas mismas habían pasado por algo similar.

Whitney Francois compartió algunas experiencias desgarradoras:

#LifeInLeggings
Tener una amiga en la escuela primaria que intentaba besarte en los labios y tocar tu vagina porque te quería.
Y aquella era la forma en la que se expresaba el “amor” en su casa.
A todo el mundo.
Eso sí, tenía 5 años.

#lifeinleggings
Ver a una amiga tratar de ser fuerte después de que la llamaran vendida y traidora e incluso de que fuera amenazada por “chivarse” de su novio después de que él la violó.
¿Quién traicionó realmente la confianza de quién?

Christine Sankar compartió un ejemplo del tipo de acoso sexual en las calles al que muchas mujeres caribeñas han hecho frente en algún momento de su vida:

Ignorar a los hombres cuando te están silbando y llamando con expresiones como “preciosa”, “sexy” y “amiga” y, tan pronto como los sobrepasas, te faltan al respeto aún más diciéndote que “No eras tan guapa de todos modos” o “Un día alguien te va a joder y se te va a quitar esa asquerosa actitud”, llegando algunos de ellos hasta el punto de tirar de tu hombro o seguirte #lifeinleggings

Malaika Brooks-Smith-Lowe dijo que el comportamiento inapropiado no conoce límites:

#lifeinleggings es tener que decir a un grupo de hombres adultos imbéciles que dejen de acosarme mientras enseño a niños en una clase de yoga al aire libre.

Antonya Pierre se mostró de acuerdo:

#Lifeinleggings. Cuando “Buenos días, preciosa” deja de ser un saludo o un cumplido agradable porque suele tratarse del preámbulo de algún tipo de acoso.

Si bien la mayoría de internautas se deshacían en elogios hacia las creadoras de la etiqueta y afirmaban que era “hora de que se rompiera este tabú”, una mujer joven expresó su curiosidad sobre por qué el debate (reunido bajo el tema “leggings”) estaba relacionado con el género, argumentando que los hombres también eran víctimas de abuso sexual.

Conforme se difundía la etiqueta,  se convocó a los hombres a expresar su apoyo a la causaMuchos lo hicieron, pero otros trataron de restar importancia a la situación y de invalidar los testimonios de las mujeres. La reacción fue dura e inmediata, en especial cuando los hombres utilizaron la historia de la vestimenta de las mujerescomo justificación para el abuso sexual.

Denica Shute lo dejó muy claro:

Las mujeres merecemos respeto, independientemente de lo que llevemos puesto y nos negamos a mostrarnos de acuerdo con la idea de que los hombres simplemente no pueden evitar acosar sexualmente o abusar a una mujer a causa de la ropa que esta lleve.
#lifeinleggings

Raeesa Francis-Ochoa añadió:

Los hombres que tienen un problema con la etiqueta #LifeInLeggings son el motivo por el cual existe.
¿Por qué en el año 2016 todavía no está bien que una mujer se desahogue hablando del abuso experimentado desde la infancia hasta la edad adulta que todavía le afecta a diario y del cual puede que nunca se recupere completamente?
Por otra parte, ¿por qué también hay mujeres que están teniendo problemas con la etiqueta? Que no tengas ninguna experiencia que contar o no te apetezca compartir la tuya propia no significa que puedas actuar de forma mezquina e impedir que el resto participe en este tema de tendencia.

En efecto, se llegó al acuerdo generalizado de que el machismo con el que se socializan los chicos caribeños es parte del problema.

La situación se agravó cuando un hombre de Trinidad trató de crear la etiqueta #lifeinpants [la vida en pantalones], basado en su percepción de que #lifeinleggings estaba “involucrando a todos los hombres en una atrocidad social“. Sus mensajes con esa etiqueta fueron posteriormente eliminados. Las mujeres arremetieron contra estos últimos con estupor e indignación.

Rhoda Bharath comentó:

#LifeInLeggings: Cuando mujeres desde bebés sin pelo hasta ancianas que lo están perdiendo son violadas, pero tú te sientes atacado por una etiqueta.

Carima Nemai escribió:

#lifeinleggings hizo tan sencillo y habitual demonizar a los hombres como ha sido sencillo y habitual a lo largo de los años cosificar y agredir sexualmente a las mujeres. #whenthetablesareturned [cuando se vuelven las tornas] Sí, siéntanse incómodos, atacados y responsables incluso si no lo son; lo que es más importante, ¡SIENTAN!
Por supuesto, no todos los hombres son culpables ni todas las mujeres habrían sido víctimas, ¡pero la cultura de la violación es más grande que todos nosotros! ¡Vean y sientan eso!

Dion Boucaud dijo:

No puedes condenar un movimiento legítimo haciendo que el asunto trate de alguna manera sobre ti y luego, cuando se te llama la atención al respecto de tus disparates, regañar y criticar a todo aquel […] que se muestra en desacuerdo contigo. Hoy estás quejándote de la opresión, manifestando que eres atacado por supuestas feministas porque no coinciden con tu inútil opinión. Lo único que eso te hace es una clase especial de estúpido.

El fotógrafo Mark Lyndersay agregó:

La etiqueta #lifeinleggings es un reto para los hombres. En el caso de algunos, para confrontar el horror de estas historias; en el caso de otros, para saber cuál es su lugar y entender que es a las mujeres a quienes les corresponde contar estas historias, sean cuales sean el tono y la opinión de las mismas. […]
Estas historias tratan de una línea ignorada, cruzada y pisoteada.
Si eres hombre, léelas sin tomarlas como algo personal.

La etiqueta ha ayudado a poner en marcha una conversación regional pendiente desde hace mucho tiempo y ya ha dejado algunas moralejas importantes: que la cultura de violación de la región ha sido heredada durante generaciones; que el silencio de las víctimas solo hace a los depredadores más poderosos; y lo que es más importante, que por medio de la educación y la legislación, más niñas y mujeres podrían ser salvadas del trauma del abuso sexual.