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2 de octubre; la cuenta regresiva comenzó antes de que nos diéramos cuenta

Por: Shantal Rodríguez

Respecto a la diversas coyunturas que se han presentado las últimas semanas, aunadas a las problemáticas que eventualmente hemos arrastrado, aún me cuesta trabajo creer que los últimos meses han sido de los mas difíciles para ejercer la protesta en nuestro país.

 

Sí, me cuesta trabajo creer tanta hipocresía, porque pese a que México firme tratados y acuerdos internacionales y de todo tipo en los que prometa a diario respetar nuestro derechos y entre ellos, el de la protesta, vemos que día a día este derecho nuestro, es pisoteado, perseguido, reprimido y condenado. Basta con voltear y ver el panorama nacional en cuanto a nuevas leyes y modificaciones de los códigos penales respecto al tema de la protesta: criminalizar la protesta social de esa manera, es criminalizar a la sociedad toda, es similar a decir que todos aquellos que disentimos de este sistema somos “delincuentes a priori”. ¿A quien le sirven estas leyes y por qué? ¿si lo único que -pretenden y – hacen es negar la posibilidad de engendrar voz de disidencia?. Otra cosa que llama mucho mi atención, es que, los mexicanos solemos reaccionar y responder a coyunturas eventuales, mas no prevenirlas, esto lo digo porque si bien, los estudiantes hemos demostrado que somos eco pero también voz, aun nos falta aprender a aterrizar las problemáticas con estructuras sólidas.

Es muy lamentable ver casos como el reciente de Ayotzinapa, pero es peor el ver que la gente al saberlo, no le indigna porque cree que eso “es normal”, es mas fuerte la carga de tener que ver que la gente no hace nada, se mantienen indiferentes ante el precipicio, ante la masacre, como si no les importara, como si no les afectara.

[contextly_auto_sidebar id=”yIXYSAn7kbEM56dXu3bF9Lrm9eCw8sSo”]Pero en contraste vemos que no todo está a la deriva, siempre hay luces encendidas, que se propagan a través de las sombras y llevan su luz aun a las mas lejanas las realidades. Estoy segura que no soy la única a la que le devolvió la esperanza el ver a cientos de jóvenes salir a las calles la semana pasada a levantar la voz antes las injusticias.

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Siendo esto así, creo que este 2 de octubre será emblemático, o al menos no podrá pasar desapercibido, no ante estas coyunturas.

Reivindicamos en el 2 de octubre nuestra memoria histórica, y con ella lo que decimos recordar, lo que no, el como lo decimos y el porque lo decimos. Reivindicamos nuestro derecho a protestar. Reivindicamos nuestro derecho a la memoria. Reivindicamos nuestro derecho a levantar la voz ante las injusticias. Revindicamos la posibilidad de denunciar los abusos y agresiones del Estado, de los cuales somos victimas.

Por eso, revindicamos el 2 de octubre porque no aceptamos las historias oficiales que nos han sido dadas como verdades. Revindicamos nuestro derecho a escribir la historia.

El 2 de octubre no se puede reducir tampoco a crear mártires, eso seria ignorante y egoísta de nuestra parte. Si los recuerdos no se conservan como tales, y se reconstruyen a partir del presente, es necesario hacer consciencia de donde estábamos hace 4 décadas y donde estamos ahora, y entonces, bajo esa luz, trazar los caminos hacia donde queremos llegar.

La protesta es el ejercicio político por excelencia que tenemos ante la necesidad de exigir nuestros derechos cuando estos nos han sido negados, manipulados y arrebatados. Si la protesta es nuestra voz y renunciamos a nuestro derecho de esta, entonces, creo que si todo esta perdido.

La realidad no se puede reducir a lo existente.

Este 2 de octubre, seamos voz y no solo eco, seamos la voz que proteste por ejercer nuestra memoria histórica: critiquemosla, juzguemosla, construyamosla, deconstruyamosla y volvamosla a reconstruir, hagamos eso y mas, pero nunca callemos.

Ilustración: Ático Lunático (CC) | Flickr

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