El caso Guillermo Fariñas
El poder de las huelgas de hambre está infravalorado. O al menos eso podría pensarse a la luz de los efectos que ha generado la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, el cubano que se mantiene en huelga de hambre y sed desde el 24 de febrero de 2010, sumando a la fecha 130 días sin comer ni beber, y cuyo estado de salud es “muy grave”. Guillermo Fariñas, de profesión psicólogo y periodista, se declaró en huelga de hambre un día después de la muerte de Orlando Zapata, cuya huelga duró 86 días, al cabo de los cuales murió. Zapata se había declarado en huelga de hambre para denunciar que no se le permitiese utilizar el uniforme blanco que visten los disidentes (pues el gobierno cubano lo consideraba un delincuente común) así como para denunciar las condiciones de vida de otros prisioneros. El Directorio Democrático Cubano denunciaba asimismo que las autoridades penitenciaras le habrían negado agua durante 18 días. Fariñas se declaró en huelga de hambre para “exigir la liberación de 26 presos políticos que están enfermos”. Poco a poco, a medida que transcurrían los días, la presión de los medios internacionales –a la cual se sumó la presión de la iglesia cubana- comenzó a poner contra las cuerdas al gobierno cubano.
Opiniones Controvertidas
Las noticias en torno a la huelga de hambre de Guillermo “Coco” Fariñas han sido controvertidas durante estos meses, pues muchos se preguntan cómo es posible que alguien sobreviva tanto tiempo sin comer ni beber. Guillermo Fariñas en efecto realizó, según manifestó él mismo, una huelga de hambre y sed durante quince días, al cabo de los cuales fue ingresado “con cierto deterioro físico” en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Universitario Arnaldo Milián Castro, en la ciudad de Santa Clara, momento a partir del cual fue alimentado por vía parenteral (a través de las venas).
El doctor Armando Caballero, jefe de los Servicios de Terapia Intensiva del hospital, manifestó en una entrevista al periódico cubano Granma que “el paciente está recibiendo aminoácidos que conforman las proteínas que todo el organismo necesita, también se le provee de lípidos, vitaminas y minerales”, y “todo lo que requiere una dieta balanceada para cualquier ser humano“, y además señaló que “a tal extremo que Fariñas llegó a nuestra sala con 63 kilos de peso y en la actualidad está oscilando entre los 67 y 69 kilos. Ha aumentado su peso corporal durante su ingreso y ha sido precisamente por la alimentación parenteral que está recibiendo”. Sin embargo esta situación no está exenta de riesgos ya que, a pesar –y de hecho, a causa de- la alimentación parenteral “los riesgos de infecciones en la sangre aumentan en los pacientes que tienen de forma prolongada ese tipo de alimentación, quienes son propensos a contaminarse e infectarse con bacterias o con hongos, incluso pueden contraer otras complicaciones como la que ahora ha desarrollado este paciente”.
“los riesgos de infecciones en la sangre aumentan en los pacientes que tienen de forma prolongada ese tipo de alimentación, quienes son propensos a contaminarse e infectarse con bacterias o con hongos, incluso pueden contraer otras complicaciones como la que ahora ha desarrollado este paciente”.
Los presos políticos cubanos: la “primavera negra”
Hoy se conoce la noticia de que Cuba accede a poner en libertad en los próximos meses a 52 presos políticos -el doble de lo que exigía Fariñas- y de que cinco de ellos, cuya identidad aún se desconoce, serán excarcelados en las próximas horas. Estos presos políticos pertenecen al “Grupo de los 75” y fueron juzgados y encarcelados durante la “Primavera Negra” de 2003, con penas de hasta 20 años de prisión, acusados de “realizar actos contra la protección de la independencia nacional y la economía de Cuba y actos contra la independencia o la integridad o estabilidad territorial del estado”.
La presión ejercida por la aparentemente inocua huelga de hambre de Fariñas se ha revelado demoledora con el anuncio del gobierno de Raúl Castro, quien anuncia ahora la liberación de los presos que “podrán salir en breve para España acompañados por sus familiares” (El País). La bloguera cubana Yoani Sánchez manifiesta, por su parte, su enojo frente a lo que ella considera una “emigración forzada” y escribe en su blog lo siguiente:
“Tendría que ser muy grande el avión de Moratinos para poder llevarse en él a todos los que les estorban a los autoritarios del patio. Ni un Jumbo alcanzaría para trasladar a aquellos que potencialmente tienen el riesgo de ir a prisión por sus ideas y por su accionar cívico. Una verdadera línea área con vuelos semanales se necesitaría para sacar a quienes no están de acuerdo con la gestión de Raúl Castro. Pero resulta que muchos no queremos irnos. Porque la decisión de vivir aquí o allá es algo tan personal como seleccionar pareja o ponerle nombre a un hijo, no se puede permitir que tantos cubanos se encuentren entre la pared de la prisión y la espada del destierro. Es inmoral forzar a la emigración a quienes sean liberados –posiblemente- en los próximos días.
Una simple y lógica pregunta salta cuando pensamos en este tema: ¿No sería mejor que se los llevarán en ese avión a “ellos”?”
México: otra huelga de hambre
Pero no solamente en Cuba se realizan huelgas de hambre. Muy cerca de la isla, en México, 22 electricistas mantienen una huelga de hambre (sin alimentación parenteral) desde hace 74 días en la plancha de la plaza principal de la capital, el Zócalo, sin las condiciones sanitarias adecuadas. Entre ellos, los que más tiempo llevan en huelga de hambre son Cayetano Cabrera (74 días), Miguel Pérez (71 días), Miguel Ibarra (70 días), Ricardo Pérez (70 días), Rafa Muñiz (70 días), Carlos Trejo (68 días), Natividad Dávila (68 días) y Carolina Cortés (68 días). Todos ellos mantienen una huelga de hambre para que les sea restituido su trabajo en la Compañía Luz y Fuerza del Centro, extinguida por decreto del presidente mexicano Felipe Calderón el 10 de octubre de 2009. El lunes 5 de julio la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló la constitucionalidad del decreto presidencial. Se trata del máximo órgano de justicia en México, que con su decisión extingue todas las vías legales de una empresa paraestatal que llegó a contar con 44.000 trabajadores, de los cuales más de 17.000 continúan en resistencia.
El ingeniero Cayetano Cabrera se ha convertido en las últimas semanas en el símbolo de la lucha que mantiene el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) por el controvertido cierre de la empresa paraestatal que proporciona electricidad a más de 30 millones de usuarios. La imagen del ingeniero adorna ahora camisetas y carteles en toda la ciudad, mientras los electricistas continúan realizando marchas multitudinarias para reclamar la restitución de su empleo ante un gobierno que, al contrario que el cubano, se ha mostrado hasta el momento insensible a sus demandas.
El médico Alfredo Verdiguel, por su parte, declaró ayer que “mi recomendación es que [Cayetano Cabrera] tiene que ser trasladado de urgencia a un hospital por su debilitamiento generalizado, por sus condiciones graves de salud y porque en caso de que entre en situación más crítica aquí no tenemos el equipo necesario para atenderlo. Pero no quiere irse, sólo repite que (seguirá) hasta las últimas consecuencias”.
Me quedo hasta las últimas consecuencias, afirma Cayetano Cabrera
El futuro del Sindicato Mexicano de Electricistas, poco claro
La victoria de Guillermo Fariñas, sin embargo, trae consigo un soplo de esperanza al SME, que espera que su propia huelga de hambre logre también ejercer presión sobre el gobierno mexicano. Por lo pronto, el Sindicato Mexicano de Electricistas anunció ayer –tras el demoledor fallo de la Suprema Corte- en un comunicado que seguirán “en la defensa irrestricta de los derechos laborales y humanos de los trabajadores electricistas”. Igualmente, los electricistas en huelga de hambre firmaron una misiva donde reiteraron su “determinación de seguir adelante para dar una muestra de dignidad ante los tres poderes que sólo buscan atacar a la nación y para tomar una posición moral, la cual no tiene el gobierno ahorita”. La huelga de hambre, pues, prosigue en México, con la esperanza redoblada de que si el gobierno cubano fue sensible a las demandas de un ciudadano, existe también la opción a que el mexicano haga lo propio.
Fuentes: Granma, Generación Y, La Jornada
Foto: emmevn