“One headlight” de The Wallflowers me acompaña una y otra vez mientras escribo estas letras. La canción noventera llegó a mí gracias a un novio que tuve, le encantaba cantármela y se convirtió en algo que sólo los dos entendíamos. Recuerdo perfecto el día que apareció en casa de mi madre con un cassette rotulado con el nombre de los dos y un dije plateado de una pareja en la luna colgando de su cuello. Yo sentí que se me salía el corazón de amor y casi le perdono las dos docenas de rosas que venía cargando.
La verdad es que con el paso de los años se me olvidaron las demás canciones, el dije aún lo tengo y las rosas se fueron como llegaron. Claro, sobra decir que lo de él y mío se quedó en recuerdo a los pocos meses de haber empezado. “La rata” se fue de intercambio a Singapur (¿no había un lugar más lejos?) y por mucho que intentamos el amor a distancia, después de un par de días, semanas, meses…las cartas dejaron de llegar, las llamadas eran cada vez más cortas y el encontrarnos en Messenger era casi imposible. Siempre pensé que fue la diferencia de horarios la que mató el amor…aunque “siempre” es una palabra muy larga…
Yo me gradué y no volví a saber de él. Sinceramente debo decir que una vez que decidí dejar de pensar en él, eso hice. Dejé de pensar en sus besos, sus llamadas, su risa. Hoy no recuerdo ni el timbre de su voz.
¿Por qué sale eso justo hoy, tantos años después? Platicando con uno de los hombres más importantes en mi vida, que tiene el departamento de la izquierda, ese de la esquinita y que es uno de los perpetuos en mi corazón, llegamos al punto de “los amores a distancia”. Él no vive en México y nos vemos una o dos veces al año y eso es cuando tenemos mucha suerte de poder encontrarnos.
En fin, él argumentó que el amor a distancia apesta. Que jamás funciona y que es una pérdida de tiempo. Sus palabras textuales fueron “Todos lo intentamos, sabemos que no funciona, pero creemos que la siguiente vez algo cambiará. Algo que de verdad nos haga estar con esa persona, aunque tengamos océanos, montañas y avionetas entre nosotros. Pero al final nunca funciona. No importa cómo o con quién. Apréndetelo de una vez, el amor a distancia siempre siempre, siempre fracasa”.
Yo cité ejemplos clásicos de chicas muy cercanas a mí, que mantienen relaciones de larga distancia y que siguen con sus parejas. Claro, todas ellas son muy convencionales y les gusta tener sólo a un chico por el resto de su vida. Conozco a por lo menos tres que han estado separadas de sus novios muchos meses y que después de un tiempo se casaron con ellos y ahora viven juntos y en paz. Bueno, eso es lo que se ve de la puerta para afuera. Tampoco estoy en posición de poner las manos en el fuego por nadie, pero se ven tan felices y enamoradas casi como el primer día que conocieron al chico en cuestión.
Él seguía necio diciéndome que todo aquello que involucra distancia y diferentes husos horarios termina en corazón roto y en fracaso. Yo seguía con la soñadora idea del amor en diferentes partes del mundo. Y fue cuando recordé mi historia con “La rata”. Aunque claro, lo nuestro no funcionó por que yo conocí a alguien más que me hacía reír muchísimo y con quien me fui de fiesta un par de años y él…pues no sé. Supongo que encontró a alguien más en el camino y ya. Tampoco le dediqué mucho tiempo a pensar en algo que ya no tenía solución.
¿El amor funcionará cuando dos están en diferentes países siempre y cuando lleguen a acuerdos civilizados, pragmáticos y reales, como la posibilidad de fiestear con varios y varias más hasta que se puedan encontrar de nuevo? ¿O tiene fecha de caducidad, cual pasaporte, visa y credencial de elector?
Pero, si es así, entonces ya no sería amor sólo de dos. Entonces habría varios más en el juego. Y que conste que no hablo de sexo. Estoy hablando de sentimientos y enamoramiento puro. Aunque, también ¿Sólo existe enamoramiento puro con una persona a la vez?
Me refiero a ese, socialmente responsable, del que dicen puede existir entre dos personas en un solo momento y en un solo lugar. De ese que, cuando pasa, ves hasta fuegos artificiales mientras te besan en los labios y susurran palabras tiernas al oído.
Cuando llego a este punto de la reflexión, se me aparece Elvis Presley, cantándome al oído “Why do fools rush in” en el shuffle y me hace pensar en las mariposas que se sienten en la panza cuando ese alguien se conecta, venciendo al sueño y el cansancio, sólo para decirte: “Hola, estoy pensando en ti”.
Eso me recuerda que ya me tengo que ir, pues he prometido el PentHouse del edificio nuevo de mi corazón al inquilino que llena mis horas con mensajes lindos y analogías con sonidos de la granja. Debo hacerle los últimos arreglos antes de darle las llaves y de una vez darme una vuelta por los demás departamentos, a ver si no se ofrece algo.
Y como parece que el shuffle de Itunes tiene su propia idea del amor, los dejo con “Freelove” de Depeche Mode para que los acompañe en su semana y hago énfasis a la frase clave de la canción: “No hidden catch, no strings attached. Just freelove”.
Hojaldra
Foto: SeeMidTN
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