Giro por la calle Ibiza y me topo con un anciano que desde la acera está moviendo su bastón de arriba abajo, nervioso por llamar mi atención. Freno a su lado, abre la puerta, pasa primero su anciana esposa, despacito, luego se acopla él y me dice:
– Buenas noches, hijo. ¿Nos lleva a Valdebernardo?
– Ok.
– Si no le importa, cuando lleguemos a casa me espera un momentito a que suba a por dinero. Es que me he dejado la cartera en casa… – vuelve el anciano.
– No se preocupe – contesto.
Durante el trayecto el hombre no para de hablar. Pese a su avanzada edad muestra una energía envidiable. Ella, sin embargo, se mantiene en silencio, inmóvil. Como un mueble.
Al llegar a su portal el anciano me suelta:
– Subo un momento a coger dinero, ¿vale? Le dejo aquí a mi mujer ‘en prenda’.
Mientras camina el hombre hacia el portal, pienso: ¿ha dicho ‘en prenda’? ¿me ha dejado a su mujer como garantía de que me va a pagar?
Me giro hacia ella. La anciana ni se inmuta. Continúa en silencio con sus manos entrecruzadas sobre las piernas.
– Su marido le ha dejado ‘en prenda’. Ahora mismo usted está valorada en 11,70€, y subiendo… – digo señalando el taxímetro.
– Menos vale él. Pero yo no tendré que subir y bajar dos veces tres pisos por las escaleras. El ascensor se estropeó esta mañana. Y no se lo he dicho, claro…
……………………………………………………………………………………………………………………….
Perfil de la pareja: Bodas de platino, casados hasta que la muerte los separe. No se soportan desde hace muchos, muchos años; pero la inercia, la tradición, el qué dirán o como quieras llamarlo les mantiene inevitable e irreparablemente juntos. Ambos creen que es la vida que les ha tocado vivir.
Daniel Díaz es, según sus propias palabras taxista, o taxidermista (según la piel del viajante). Escritor a tiempo parcial y lector insaciable de espejos a jornada completa. Licenciado en Espejología del Profundismo por la Universidad Asfáltica de Madrid (UAM). Bufón y escaparatista de almas. Conduce un taxi desde donde observa la vida y vive en Madrid. Escribe en el blog Ni Libre Ni Ocupado. Síguelo en twitter @simpulso
Texto reproducido con permiso del autor.
Foto: Ni libre ni ocupado