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Contra los Monstruos: las señales

Si tomas un vehículo y manejas por una avenida pasándote todas las luces rojas inevitablemente vas a tener un choque, no importa si circulas rápido ó despacio.

¿Cuáles son las luces rojas que yo me pasé?

Desgraciadamente fueron muchas… Me avergëenza terriblemente decirlo pero es la verdad, eran tantas mis ganas de seguir circulando hacia lo que yo consideraba la felicidad, que ni siquiera me percate de que había  varias luces advirtiendo que iba a tener un “accidente” y lo mas terrible es que por subir a este viaje a mis hijos, son los que más salieron dañados, especialmente mi gordita, como es siempre, sin deberla ni temerla.

La primera luz que me pasé fue el hecho que más que bebedor social el monstruo es alcohólico, pero como “tomaba del simpático y del alegre” nunca le di la mayor importancia, incluso alguna vez en broma comenté que me gustaba más tomado que sobrio. Y como conforme iba pasando el tiempo cada vez tomaba menos (según yo, por nosotros) pues ya casi ni era defecto. La realidad es que si en algún momento disminuyó su consumo de alcohol, fue por que se quedó sin trabajo y no tenía medios de costearse la bebida.

Otra señal a la que debí de haberle puesto atención era a la cantidad de esposas e hijos que tenía “regados”, pero una vez mas disculpé la conducta y no le “rasqué” más al asunto por el trato tan cordial que mantenía con todas las ex mujeres y decidí creer la versión que el monstruo dio de sus separaciones.

A la menor provocación hablaba de sus proezas en todos los aspectos, del mucho dinero que había tenido, de los muchos viajes, de sus trabajos hechos, de sus premios, medallas, diplomas y condecoraciones, de las relaciones importantes que había tenido, de la cuna de oro en la que le tocó nacer, en un principio las historias eran muy interesantes, porque estaba frente a un hombre que había vivido infinidad de cosas que yo ni me imaginaba y me gustaba ver el mundo a través de sus ojos, con el tiempo se volvió repetitivo y empecé a creer que vivía de sus recuerdos y lo lamentaba, porque yo consideraba que eramos una pareja nueva que teníamos mucho que ver para adelante y no tanto para atrás, pero no advertí la enorme señal que esas platicas tenían y que ahora entiendo que era un terrible complejo de inferioridad que lo obliga a tratar de superar a todos en todo y para nuestra desgracia la mejor manera para sentirse macho fuerte fue tener a una nena pequeña dominada en el aspecto sexual y mental para sentirse poderoso.

El trato con mi hijo fue siempre muy estricto, decidí pensar que se debía al hecho de ser militar, ahora que analizo detalles me doy cuenta que no era ese el motivo del trato duro, este se debió a  que sentía que competía con el, por eso trataba de mantenerlo a raya, pero mi niño que por mucho es más inteligente que su madre nunca aceptó la autoridad.

Un día al despertar me pregunto  que cómo me había parecido el sexo que habíamos tenido la noche anterior, me sorprendió mucho la pregunta porque yo no recordaba haber tenido relaciones y aunque de momento me sentí usada le dije que me estaba “cotorreando” porque yo no había sentido nada y no me acordaba de nada tampoco así que no le di importancia ya que como yo practicamente no bebo no cabía la posibilidad de que no recordara la noche anterior, ese tipo de cosas sucedió varias veces y las mismas que le conteste que no era cierto y que si lo era, pues para la otra me despertara para que nos divirtiéramos los dos. Yo se que lo que voy a decir suena increíble, pero era cierto, una madrugada desperté a la mitad de un coito. No me atrevo a decir que me drogara ni nada por el estilo porque no tengo cómo demostrar semejante acusación, pero el punto medular y otra señal que dejó ir es que buscaba su placer sin importarle los demás.

Como ya comenté antes el trato con mi hijo era muy duro, pero con mi gordita aunque tambien era estricto, siempre le traía regalitos, que si los dulces, que si el juguetito, cuando llegaron los reyes magos le llegó a mi gordita una bicicleta. Una vez más decidí que la diferencia se debía a que ella es nena  pequeñita y que mi chavo es mas grande que su hermana, nunca jamás pensé que era parte de lo mismo, de un completo control. Ahora que platico con mi niña entiendo bien el mensaje que el le daba “Puedo ser tan bueno o tan malo como quieras y al final de todos modos me tienes que complacer, porque lo que te hago te gusta y además nadie te va a creer”

Yo creo que sale sobrando decir lo inmensamente culpable que me siento por no haber tenido la suficiente inteligencia, para no percatarme de tantas cosas que aquí comento y haber subido a mis hijos a ese vehículo que circuló a tontas y a locas hasta el día que valientemente mi niña decidió detenerlo porque ya estaba agotada de su viaje.

Espero que mi experiencia a alguien le sirva para estar alerta a las señales que da la gente y que disculpamos por así convenirnos, lamentablemente no hay vuelta atras, las heridas ahí estan, podemos tratar de que cicatrizen de la mejor manera, pero el daño ya está hecho.

Esta historia es real. Pedimos por ello respeto y mesura en los comentarios, y los moderaremos con especial atención. Su autora, Alba, comparte sus vivencias con ustedes en el blog Contra los Monstruos. Publicado con permiso de la autora.

Imagen: Xabier M.