Me dice un amigo que mentimos en el blog, que no contamos la verdad. Me deja flasheado. Yo que pensaba que escribíamos el blog para contar la verdad, para decir lo que otros no pueden decir. Pues parece ser que no, que estamos mintiendo. Escribir sobre la realidad con la mentira infectando la tinta del bolígrafo no merece la pena. Pensé que sería mejor dejarlo, hasta que me dijo que era porque dábamos por sentado que los inversores (especuladores, ejem ejem) eran unos ladrones. ¡Ah! ¡Que es por eso! Entonces me quedo mucho más tranquilo.
Los especuladores se dedican a comprar muchas acciones de una empresa. De repente, las venden creando una sensación de pánico en los mercados y haciendo que las acciones de esa empresa bajen de precio vertiginosamente. Después de eso, ya tienen acciones tiradas de precio para comprarlas y poder venderlas cuando vuelvan a subir. Fácil, sencillo y para toda la familia que dirían en Bricomanía.
Este tipo de operaciones las pueden hacer porque manejan cantidades ingentes de dinero. Si se ponen de acuerdo, unos pocos de ellos pueden hundir económicamente a la gran mayoría de países del mundo.
No les importa llevarse por delante países, dejar a gente en la precariedad o incluso en la miseria. Ellos cenarán los viernes con sus respectivas mujeres en restaurantes de lujo sonriendo y vanagloriándose de que en el mundo hay ganadores y perdedores. Estos tipos sólo se preocupan de sus cuentas corrientes. Ganar cada día más dinero, sin preocuparles el cómo. No importan los medios, lo relevante es el fin: tener una caja fuerte como la del Tío Gilito.
Lo peor del asunto es que exista un sistema económico llamado neoliberalismo, heredero del capitalismo, que se lo permita dejándoles irse de rositas. No hay trabajo detrás de sus ganancias. Términos como fuerza productiva o plusvalía quedan desfasados en este nuevo sistema. Sólo hay dinero que crea más dinero, a costa, eso sí, de empobrecer a muchos.
Con este panorama creo que llamarles ladrones me sabe a poco. Se me ocurren muchas más formas de calificar a estos impresentables, pero me contendré porque esto puede leerse en horario infantil.
Lo que más me preocupa de todo esto es que mi amigo no es un broker de Wall Street, ni tiene una mansión en Miami, ni ninguno de sus familiares tiene sus cuentas en Suiza. Lo que me preocupa es que es una persona, como tú y como yo, en la que ha calado de tal forma el discurso hegemónico neoliberal que cree que lo anormal es normal y viceversa. Lo que realmente me preocupa es cómo se ha creído todas esas cosas y cuantos como él pensarán lo mismo.
Marcos
¿Quién es Sombras en la Ciudad?
Se cruzan las vidas de dos jóvenes burgaleses. Comparten libros, conversaciones, comidas, manifestaciones, noches inabarcables, ciudades, música,… Uno es más culto que el otro, uno es más crítico que el otro, uno es más inteligente que el otro y uno abre un post y el otro le contesta. Descubre quién es quién en esta pareja de impostores porque ni ellos mismos saben quienes son…síguelos en su blog Sombras en la Ciudad
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