La genialidad y sus diversas manifestaciones en el arte, adquieren rumbos desconocidos, escabrosos, inquietantes y muchas veces inexplicables, Glenn Gould quizás fue la excepción a esa regla.
Extrovertido, singular, dotado de una técnica magistral y un nivel interpretativo como pocos en la historia de la música, Gould se convirtió en uno de los pianistas más sorprendentes de todos los tiempos.
Inmortalizado por las variaciones de Goldberg (Bach), este canadiense deslumbro desde edad muy temprana a todos aquellos mortales que eran privilegiados al escuchar su piano desde esa silla vieja y desvencijada, que tras el paso del tiempo se convertiría en su eterna acompañante.