En México, miles de mujeres se unieron para desafiar estereotipos y reivindicar su libertad personal. Su marcha es una declaraty agresiva contra el acoso por vestimentas ordinarias. Este artículo analiza la movilización “La Marcha Para Que Nos Llamen Mujeres”.

Cientos de mujeres marcharon por Avenida Reforma para romper con los estereotipos que las encasillan como Santas o Putas, exigen simplemente ser llamadas mujeres, sin que ello implique una etiqueta más.

El movimiento que surgió en Canadá se extiende por todo el continente a través de amas de casa, profesionistas, universitarias y todas las mujeres que se suman al lema “NO significa NO”; consigna que hace frente al acoso y la violencia que muchas féminas sufren por su forma de vestir.

Las manifestantes, vestidas como mejor les parece, se dirigen al Monumento a la Revolución alzando la voz con conginas como “Escucha baboso, yo escojo a quién me cojo” y “Mi falda cortita, no me hace facilita”.

Este movimiento surgió en respuesta a un comentario machista de un oficial de policía canadiense, Michael Sanguinetti, quién señaló “las mujeres deberían evitar vestirse como sluts (putas) si no quieren ser agredidas”.

Como respuesta a dicha insinuación, miles de mujeres decidieron recordarle al mundo que tienen el derecho a usar la ropa que quieran sin ser agredidas por ello.

En México Minerva Valenzuela (@ladelcabaret) realizó la convocatoria que cobró fuerza a través de las redes sociales y culminó este domingo con #LaMarchadelasPutas.

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