En México, la juventud de nuestra generación -desde que somos niños- hemos visto pasar una crisis tras otra, una elección presidencial tras otra, una promesa de cambio tras otra y pareciera que nuestra realidad sombría de nulo crecimiento económico, de la eterna falta de oportunidades, del panorama gris que no alcanza a aclararse fuese la constante. Tenemos 30 años viendo la misma realidad inmutable.
Nunca hemos alcanzado a procesar bien el por qué teniendo un país con tantos recursos naturales y con mucho talento entre nosotros, no crecemos. No entendemos el porqué nuestros amigos terminan yéndose del país en busca de un mejor futuro. Y por qué allá, lejos, todo se puede y aquí no.
Los que nos quedamos tenemos que desarrollar un talento especial para sobrevivir, teniendo trabajos sin contratos, con eternos periodos de prueba, donde debes trabajar horas extras sin compensación y luego llegando a casa debes hacer freelances para acompletar la quincena. Dejando de lado tu vida y el natural desarrollo personal.
Dirán los cínicos que no faltan oportunidades, que somos emprendedores. Lo que tenemos en realidad es una sociedad que sobrevive y hace lo posible por obtener un sustento, trabajando mas de 8 horas al día, aceptando todo tipo de abusos y sin una certeza clara de un proyecto de vida.
Aspirar a planear tu vida no es una opción cuando tu prioridad es sobrevivir y pagar lo que debes gastar en el día. Ya ni siquiera en la semana.
Existen familias donde todos los miembros trabajan y sólo se ven por las noches, parecería loable para los cínicos decir: “qué bueno que trabajan tanto”, sin embargo tal desgaste no se refleja en un incremento del nivel de vida ni de la riqueza.
La gente se endeuda cada día más para salir al paso y hay quienes sólo trabajan para pagar las mensualidades de las tarjetas abultadas. Hay quienes sólo trabajan para ir a trabajar, para pagar la comida y los pasajes. ¿Qué clase de calidad de vida es ese? Los cínicos dirán “al menos tienen trabajo”. y habrá quien asienta el discurso de los cínicos pues el “al menos tener trabajo” implica no ser parte de los 4o millones de pobres, si 40 millones que apenas sobreviven en las zonas rurales del país.
Crece el malestar como lo demuestra la reciente encuesta de Maria de las Heras, y sólo basta percibirlo en las calles, la violencia cotidiana, la violencia doméstica, las desintegración de las familias y las adicciones que crecen ante tal caldo de cultivo masivo.
Los centros comerciales crecen, las empresas proliferan, “al menos generan empleo” dirán los cínicos a costa de terribles condiciones laborales y una explotación generalizada.
Cada año cientos de miles de jóvenes no tienen acceso a la educación media y superior, menos a un empleo digno. Y esos cientos de miles se suman año con año a una generación perdida. Se suman los también cientos de miles que emigran principalmente a Estado Unidos, tanto trabajadores del campo, tanto jóvenes preparados. Nuestra fuerza laboral y nuestro talento ha ido dejando el país los últimos 25 años, de manera sistemática.
Los medios de comunicación tradicionales nos pintan una forma de ser de los mexicanos que no es acorde con la realidad ni con nuestras capacidades. Durante años nos han venido creando la imagen de que los mexicanos somos flojos, apáticos y que no nos merecemos un futuro y una realidad mejor. ¿Para qué? dicen, “sólo transmitimos lo que la gente pide” dirán los cínicos.
La clase política sólo sabe prometer mejores condiciones que nunca llegan y pareciera que sólo cada 6 años existiese la posibilidad de un cambio y que sólo depende de ellos. Empezado un sexenio, una legilslatura, una gubernatura no existe manera de que rindan cuentas “pero tenemos democracia” los cínicos celebrarán.
Los cínicos sólo se representan a sí mismos. Entre ellos pactan y voltean a los ciudadanos cada periodo electoral y hacen más caso al cabildeo de las empresas y grupos de poder. Sólo gobiernan para intereses. Y los que prometen el cambio, sólo lo harán si votas por ellos.
Está por empezar una vez el enésimo proceso electoral presidencial de este país, veremos promesas de cambio, veremos miles de millones de pesos gastados en convencer a tu voto. Los cínicos siguen creyendo que la gente cree en ellos. No atienden que en 2009 casi el 10% de la población anuló su voto. Que la abstención fue la mayor de la historia. Que internet está reemplazando a los viejos medios.
Que toda nuestra generación se está poniendo las pilas para hacer lo que ellos no han sido capaces. En el mundo la juventud se rebela, lo estamos viendo en España, en Grecia, en Egipto. Y en cada caso parecía improbable. Estamos ante sociedades que ya no esperan a “mejores condiciones” cuando siempre hemos sabido que nunca es el mejor momento.
Si el 71% de la población, de acuerdo a De las Heras, piensa que es momento de protestar por la situación económica es un aviso a los cínicos que deben volver a su papel de servidores públicos, que están alli para servirnos.
En el mundo se vive un espíritu de cambio que invariablemente llegará a América, y en Chile lo estamos viendo en su génesis.
En México, cada proceso electoral, ya sea intermedio o presidencial reúne las condiciones para grandes movimientos sociales… los cínicos ya ignoran el 2009 el movimiento del #votonulo, las expresiones de protesta que recorren el país y le apuestan a no hacer ruido para garantizar el órden del próximo proceso electoral.
Más que nunca el próximo año habrá más jóvenes en edad de votar, habrá mayor conectividad a internet, habrá mayor conciencia de la necesidad de un cambio. Y habrá mayor percepción de que necesitamos participar en el rumbo del país y que no necesitamos cínicos que nos representen y hablen por nosotros. Si existe aún algún político con la sensibilidad necesaria debería darse cuenta que es ahora y no en 2012 cuando se deban proponer los cambios. De tener una democracia real y funcional ahora. Antes de que la gente, como empeiza a ocurrir en otros países, la exija de manera legítima y espontánea en las calles.
Foto: Jorge Mezcua (CC) Flickr