Luego del sonadísimo saludo entre Marcelo Ebrard y Felipe Calderón durante el V informe de Gobierno de este último en el Museo de Antropología, la desaprobación fue el común denominador reflejado en la opinión pública como quedó claro a través de miles de tweets que reprobaron la cordialidad entre estos dos personajes.
Mensajes como: “Hace unos años, Marcelo Ebrard protestaba contra la llegada de Calderón. Hoy le da la mano, le aplaude, le guiña. ¿Y la congruencia?” del twittero Adrian Zavala o “Después de 5 años y mil malabares para evitarlo, Ebrard le dio la Mano a Calderón. ¿Que dirá Manuel Andrés?” de Pablo Arreola Romero, son algunos ejemplos de la impresión que causó el episodio y que quedó manifiesta en la red social.
Entre los críticos a Marcelo Ebrard estuvo un integrante de su propio gabinete, el secretario de Desarrollo Social, Martí Batres Guadarrama, quien sin pensarlo dos veces arrojó una declaración al respecto:
Para mí, lo digo con claridad, Felipe Calderón usurpó la presidencia de la República, yo nunca lo voy a reconocer, yo soy un militante de izquierda desde siempre y creo que es muy importante la lealtad a la gente, luchamos en contra de un fraude electoral, le informamos a la gente cómo nos robaron la presidencia en el 2006 y eso es una cuestión muy importante para mí y para millones de personas que vamos a seguir luchando.
Y hoy, luego de preguntarle expresamente al primer mandatario de la ciudad su opinión sobre el juicio de su secretario de Desarrollo Social éste no titubeó al dar un ultimátum a Batres Guadarrama:
Lo que habría que decirle a Martí es que si no está a gusto, yo ya se lo dije, pues no tiene nada que hacer en el gobierno. Cada quien está en libertad de opinar lo que quiera, pero para ser miembro de un gobierno tienes que ser congruente.
La afinidad política entre Batres y Andrés Manuel López Obrador es por todos conocida, e incluso, es posiblemente la única razón que lo mantiene en un cargo del gobierno de Ebrard. El deslinde entre ambos grupos políticos con miras a la carrera presidencial del 2012 avanza aun cuando presumen de encuestas y debates para evitar la tan anunciada ruptura de la izquierda.