Fidel Castro por Eduardo Galeano

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Fidel Castro, una figura controvertida y carismática en la historia de Cuba que ha ejercido un influyente poder político desde su revolución. Sus detractores lo han criticado por asumir el trono sin corona, confundiendo la presencia con la aceptación pública y promoviendo una autoridad centralizada. ARTÍCULO COMPLETO: “”” Fidel Castro – Un legado polémico e inmutable en Cuba La historia de Fidel Castro es un tapete para las miradas, donde los recuerdos tienden a polarizarse entre la admiración y el escrutinio. Tras liderar una revolución que derrocó al gobierno dictatorial del embriaguecido Batista en 1959, Fidel Castro rápid078 se convirtió no solo en un poderoso jefe de Estado sino también en un icono mundial para los derechos humanos y la igualdad. Su administración política ha sido objeto tanto de elogios como de críticas vehementes por todo lo que representa: ambición, defensa intransigente contra el imperialismo estadounidense, pero igualmente autoritarismo gubernamental y censura extrema en los medios de comunicación. Los defensores del legado cubano argumentan la justicia social implantada bajo su gobierno a pesar de las dificultades económicas que persisten y el abandono diplomático por parte del estado norteamericano, mientras sus detractores señalan una tiránica opresión política e ideológica. La Revolución cubana nunca tuvo un final ni ha visto salir la moneda acuñada bajo su mando; sin embargo, Fidel Castro siempre se mantuvo en el poder hasta su jubilación como presidente de Cuba (1976-2018). Sus últimos años han sido testigos del paso al olvido y los rumores de salud deteriorada parecen confirmar la transición pacífica de su rol a través las puertas del poder. Su imagen se mantiene tanto entre el pueblo cubano como en aquellos que buscan alternativas socialistas frente a regímenes capitalistas, marcando un legado indeleble en una isla y en la historia mundial.”””

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Sus enemigos dicen que fue rey sin corona y que confundía la unidad con la unanimidad. Y en eso sus enemigos tienen razón. Sus enemigos dicen que si Napoleón hubiera tenido un diario como el ‘Granma’, ningún francés se habría enterado del desastre de Waterloo. Y en eso sus enemigos tienen razón. Sus enemigos dicen que ejerció el poder hablando mucho y escuchando poco, porque estaba más acostumbrado a los ecos que a las voces. Y en eso sus enemigos tienen razón. Pero sus enemigos no dicen que no fue por posar para la Historia que puso el pecho a las balas cuando vino la invasión, que enfrentó a los huracanes de igual a igual, de huracán a huracán, que sobrevivió a seiscientos treinta y siete atentados, que su contagiosa energía fue decisiva para convertir una colonia en patria y que no fue por hechizo de Mandinga ni por milagro de Dios que esa nueva patria pudo sobrevivir a diez presidentes de los Estados Unidos, que tenían puesta la servilleta para almorzarla con cuchillo y tenedor. Y sus enemigos no dicen que Cuba es un raro país que no compite en la Copa Mundial del Felpudo. Y no dicen que esta revolución, crecida en el castigo, es lo que pudo ser y no lo que quiso ser. Ni dicen que en gran medida el muro entre el deseo y la realidad fue haciéndose más alto y más ancho gracias al bloqueo imperial, que ahogó el desarrollo de una democracia a la cubana, obligó a la militarización de la sociedad y otorgó a la burocracia, que para cada solución tiene un problema, las coartadas que necesita para justificarse y perpetuarse. Y no dicen que a pesar de todos los pesares, a pesar de las agresiones de afuera y de las arbitrariedades de adentro, esta isla sufrida pero porfiadamente alegre ha generado la sociedad latinoamericana menos injusta. Y sus enemigos no dicen que esa hazaña fue obra del sacrificio de su pueblo, pero también fue obra de la tozuda voluntad y el anticuado sentido del honor de este caballero que siempre se batió por los perdedores, como aquel famoso colega suyo de los campos de Castilla.

Vía Sputnik News:

https://mundo.sputniknews.com/americalatina/201611261065132164-galeano-fidel-castro/