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COVID-19: Trump acepta proponer un ingreso básico de mil dólares durante esta crisis (y hace bien)

file ts hf Patrick Foto/Getty Images

Gran parte de la economía estadounidense se apaga a medida que el país se toma en serio la pandemia del coronavirus. Los negocios y restaurantes del país están vacíos. Las industrias del entretenimiento y la hotelería están en pausa.

Es necesario frenar la transmisión del COVID-19, pero esto tendrá graves consecuencias para la economía y las decenas de millones de trabajadores que dependen de los salarios por hora para comprar comida, medicinas y tener un techo.

La administración de Donald Trump por fin se lo está tomando en serio y ha pedido al Congreso que apruebe un paquete de estímulo de 850 000 millones de dólares (el equivalente a 800 000 millones de euros), incluido el envío de cheques de mil dolares directamente a todos los adultos estadounidenses. Algunos legisladores están presionando para que las ayudas sean mayores y se prolonguen durante varios meses.

Son buenas noticias. Como macroeconomista especializado en desigualdad de ingresos, sé que pagos directos son justo lo que los estadounidenses de bajos salarios, que de un día para otro se han quedado sin paga, necesitan para soportar la crisis, que podría durar muchos meses.

A diferencia de la crisis financiera de 2008, esta es una crisis económica que golpea con mayor dureza a los estadounidenses de la clase trabajadora y de bajos recursos.

Los profesionales pueden trabajar desde casa. Continuarán recibiendo cheques regularmente y estarán en una buena posición para resistir la tormenta económica creada por el coronavirus. Es probable que los profesionales que pierdan ingresos tengan algunos ahorros en los que apoyarse hasta que la economía se recupere.

Un seguro de desempleo exiguo

Por otro lado, los camareros, dependientes comerciales, empleados de la industria hotelera y otros trabajadores que cobran por horas, que representan casi el 60% de la fuerza laboral en Estados Unidos, estarán sin trabajo por un tiempo indefinido y dependerán de un programa de seguro de desempleo que es demasiado rácano.

Además, los estadounidenses de bajos ingresos suelen vivir de cheque en cheque, prácticamente sin ahorros. Una encuesta reciente realizada por la Reserva Federal descubrió que el 40% de los hogares no podía cubrir un gasto inesperado de 400 dólares (unos 370 euros).

Hogares endeudados, hogares vulnerables

A este problema se suma la excesiva deuda familiar, que supera los 14 billones de dólares. Los hogares altamente endeudados son más vulnerables durante una recesión económica. En mi propia investigación he encontrado que muchos hogares ya sufrían estrés financiero mucho antes del impacto del coronavirus. Ahora es mucho más probable que incumplan los pagos de los préstamos.

La conclusión entonces es que la gente necesita dinero para sobrevivir.

El consumo representa el 70 % de la actividad económica. El gasto ya estaba desacelerándose y disminuirá mucho más ahora que la gente está perdiendo sus trabajos e ingresos.

Igual que el coronavirus, el problema de los hogares en una situación de desesperación financiera debe ser contenido antes de que se pierda el control. Millones de empleados de negocios y trabajadores de bares y restaurantes que quedarán sin empleo durante varios meses no pueden gastar y no pueden contribuir al crecimiento de la economía. Sus gastos son los ingresos de otros, lo que quiere decir que más compañías perderán ventas y más trabajadores perderán sus empleos.

Tampoco podrán pagar sus deudas, ya sean hipotecas, préstamos para automóviles o tarjetas de crédito. Cuando muchos consumidores endeudados no pueden pagar sus deudas, las instituciones financieras están en riesgo de hundirse, lo que lleva a una verdadera crisis financiera, como parece estar experimentando Italia.

Los orígenes del ingreso básico garantizado

Esto es lo que hace que el pago rápido a los estadounidenses sea tan primordial.

A diferencia de muchas otras formas de estímulo, los Estados Unidos pueden enviar a los ciudadanos mil dólares muy fácilmente y sin demora: la administración de Trump espera hacerlo dentro de un par de semanas. Idealmente lo hará sin preguntas, sin condiciones y durante muchos meses.

Básicamente se trata de una aplicación temporal de lo que propuso el empresario Andrew Yang durante su carrera hacia la presidencia; y no se trata de algo nuevo. Cuando se hace de forma permanente, se conoce como un ingreso básico garantizado, que ha sido propuesto por muchas de personas, desde liberales como Yang a conservadores como el economista Milton Friedman.

Mientras la gente tiene una necesidad urgente de dinero para simplemente pagar cuentas y comprar alimentos, la garantía básica de ingresos generalmente es presentada como una solución a largo plazo para reducir la pobreza y la desigualdad, así como para compensar las disminuciones esperadas en el empleo, como resultado de la automatización y de otras tecnologías, en las próximas décadas.

No está claro por cuánto tiempo la Casa Blanca quiere entregar estos cheques pero, en mi opinión, deberían enviarse cada mes hasta que termine la crisis económica, para que las personas puedan hacer frente al alquiler, los servicios públicos y la compra de alimentos.

Una inyección vital

Un cheque por correo es muy importante ahora, pero no suficiente. Estados Unidos debería también ampliar las prestaciones por desempleo y otros programas de seguro social. Las pequeñas empresas cuyos clientes han desaparecido necesitarán más apoyo para poder sobrevivir. Y algunas industrias, como las líneas aéreas, podrían necesitar un rescate.

Pero el pago de mil dólares sería un buen paso inicial para ayudar a los estadounidenses que ya están perdiendo sus empleos.


Traducción de Emilia Guzmán para CIPER Chile.


The Conversation

Steven Pressman no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Fuente: The Conversation (Creative Commons)
Author: Steven Pressman, Professor of Economics, Colorado State University