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Estados Unidos en Siria: ¿Qué esperar del nuevo gobierno?

El gobierno entrante de Estados Unidos no tomará riesgos en Siria

Campo de refugiados de Atmeh en Alepo, Siria. Foto de IHH Humanitarian Relief Foundation (CC BY-NC-ND 2.0).

Ahora que se acerca el final del gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, ¿qué significa el nuevo gobierno para la prolongada guerra en Siria y su población? Aunque Trump ordenó oficialmente un retiro completo de tropas de Siria en los últimos cuatro años, la guerra civil sigue siendo un tema importante para Estados Unidos, como muestran las misiones antiterroristas en los últimos meses.

Es probable que el presidente electo estadounidense, Joe Biden, tenga nuevas consideraciones para la posición de Estados Unidos en el conflicto sin imponer cambios significativos en el terreno.

En una entrevista de noviembre con Defense One, Jim Jeffrey, exasesor de defensa en Siria, descartó un potencial “retiro completo de Estados Unidos” de Siria, a pesar de las órdenes de Trump, y dijo: “Siempre estamos con transacciones para no decir claramente a quienes están al mando cuántas tropas teníamos ahí”. Según Jeffrey, la actividad de Estados Unidos en Siria nunca se redujo en el periodo de Trump y sigue siendo importante a pesar del reciente llamado a reducir las tropas en el terreno.

Es más, las fuerzas estadunidenses extendieron su alcance, llevaron a cabo frecuentes misiones contra el terrorismo de bases iraquíes junto con las Fuerzas Democráticas Sirias, con respaldo de Washington. Oficialmente, el Pentágono solamente admitió la presencia de Estados Unidos para de 200 soldados en el terreno. Sin embargo, según un informe de New York Times de octubre de 2019, las fuerza estadunidenses llegarían actualmente de 900 tropas solamente en Siria. En medio de recientes políticas dirigidas a controlar territorio de seguridad y combatir el terrorismo, Es cada vez más probable que haya refuerzos a las fuerzas estadounidenses en el terreno.

Un ejemplo de esas operaciones es la destrucción de un campo de ISIS en el desierto de Badiyah en noviembre, llevada a cabo por una aeronave liderada por Estados Unidos de la coalición internacional, mientras algunos vehículos militares estadounidenses adicionales llegaron al este de Siria. En la primera semana de noviembre, se llevaron a cabo 14 operaciones contra grupos terroristas en la zona, mientras recientes informes de la Operación Determinación Inquebrantable ilustra la necesidad de mantener una presencia constante en el campo de batalla para combatir lo que describieron como bolsones aún activos de ISIS en el terreno. También se informó de lucha a gran escala entre fuerzas de ISIS y combatientes a favor del régimen cerca de Deir ez Zor, la mayor ciudad del este de Siria.

Tal vez el anuncio de noviembre de la senadora Lindsey Graham y el secretario de Estado, Mike Pompeo, de un contrato petrolero entre las Fuerzas Democráticas Sirias y una empresa petrolera estadounidense respaldará más los despliegues estadounidenses en Siria. Además de las operaciones contra amenazas terroristas a sus intereses y aliados regionales, la relevancia de la guerra en Siria al gobierno de Estados Unidos surge del apremiante deseo de Washington de reducir la expansión territorial rusa en la región, pues Moscú sigue como principal apoyo del régimen sirio. Por tanto, Washington sigue respaldando a fuerzas kurdas contra enfrentamientos militares directos que incluyen a mercenarios rusos.

Biden aún no ha presentado su futura política para Medio Oriente como argumento de campaña, por lo que su política militar en Siria sigue siendo poco clara. Pero en noviembre, el próximo presidente estadounidense señaló que mantendría hasta 2000 soldados estadounidenses en partes problemáticas de Medio Oriente, y se centra principalmente en las “fuerzas especiales” y que estas fuerzas “no deben inmiscuirse en la dinámica política de los países donde operan”. En términos más generales, Biden dijo que dará forma a la política exterior basada en los “intereses estadounidenses“.

Biden parece estar alineado con el gobierno de Trump en cuanto a las sanciones en Siria. En algunas de sus entrevistas anteriores a la campaña, Biden dijo que no planea modificar ni revocar la Ley César, conjunto de sanciones a Siria recientemente aprobadas por el Congreso de Estados Unidos, y que “mantendrá las sanciones y a las entidades estadounidenses al régimen sirio”. No obstante, los asesores de Biden plantearon recientemente la posibilidad de hacer excepciones por motivos humanitarios para garantizar la ayuda a los “sirios necesitados”.

La principal diferencia entre los gobiernos de Trump y Biden en lo que respecta a Siria residirá probablemente en los derechos humanos. Kamala Harris, vicepresidenta electa de Estados Unidos, se expresó contra la decisión de Trump de 2019 de retirarse de Siria, tras la operación turca Primavera de la Paz. Anthony Blinken, futuro secretario de Estado de Biden, también tiene este punto de vista. En un artículo de 2019 para el Instituto Brooking, describió la política militar de Estados Unidos en Siria como un “error de hacer muy poco”. Y advirtió: “Si el retiro de Siria anunciada por Trump se cumple, es probable que veamos el retorno del Estado Islámico también”.

En una entrevista con CBS en mayo, Blinken dijo que el gobierno de Obama, en la que se desempeñó como subsecretario de Estado y fue consejero de seguridad nacional adjunto, había “fallado” a los sirios, y que la política de Estados Unidos hacia la guerra había empeorado desde entonces, particularmente por el abandono de Washington de sus aliados kurdos. Según una transcripción de la entrevista, dijo: “Fallamos en evitar una horrible pérdida de vidas. No pudimos evitar el desplazamiento masivo de personas en el interior de Siria y, por supuesto, en el exterior como refugiados”, y añadió que el gobierno de Biden tratará de recuperar el impulso con una mirada más cercana al ángulo humanitario.

El nuevo gobierno de Estados Unidos podría prestar mucha más atención a la situación en las zonas controladas por los kurdos, en comparación con la política de “laissez-faire” de Trump hacia las fuerzas turcas en la zona. Harris también se había mostrado a favor de una intervención de Estados Unidos en Siria, sobre todo después de los ataques con armas químicas del régimen sirio en 2017.

Robert Ford, exembajador estadounidense en Siria, incluso sugiere que el gobierno de Biden proporcionará a la comunidad kurda un respaldo esencial para el “reconocimiento de un Estado kurdo en todo el mundo”. Sinam Mohammad, representante político de las Fuerzas Democráticas Sirias en Estados Unidos, dijo recientemente en VOA

SDF hopes the Biden administration will bring more political support for us to be included in talks that will determine our future and that of Syria as a whole.

Las Fuerzas de Defensa de Siria esperan que el gobierno de Biden traiga más apoyo político para que se nos incluya en las conversaciones que determinarán nuestro futuro y el de Siria en su conjunto.

Así, se espera que el enfoque de Biden sobre el conflicto de Siria se enfrente a Turquía, otro actor clave en la guerra de Siria. Aunque el gobierno de Biden es un aliado de las Fuerzas de Defensa de Siria, la actual política extensiva de Ankara ha sido contraría a esta alianza kurdo-árabe en el norte de Siria a la que considera “grupo terrorista”. Por el contrario, Trump se había referido a los kurdos en 2019 como “enemigos naturales”. Jim Jeffrey, exasesor de Defensa de Estados Unidos en Siria, confirmó en su entrevista de noviembre con Defense One que nadie en Washington había dado ninguna garantía a los kurdos contra Turquía, y limitado dicha cooperación.

Tras la elección de Biden, varios comentaristas predijeron relaciones desiguales entre Estados Unidos y Turquía sobre lo que pronosticaron como apoyo estadounidense la aplicación de un territorio kurdo en la región.

Dentro del contexto humanitario, el gobierno de Biden también planea implementar la actual política de refugiados de Estados Unidos. El gobierno saliente bajó el límite a 15 000 refugiados para el año fiscal 2021, el menor de todos los tiempos, Biden prometió “fijar el tope anual de admisiones de refugiados en todo el mundo a 125 000, y tratar de aumentarlo con el tiempo“.

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Publicado originalmente en: Global Voices (Creative Commons)
Por: Gabriela Garcia Calderon Orbe el día 16 December, 2020