En 2013, Nicolás Maduro asumió la presidencia de Venezuela, marcando el inicio de un periodo de crisis económica y social sin precedentes. Durante esta época, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita del país colapsó, cayendo a niveles comparables con los de naciones mucho menos desarrolladas como Cuba y Bolivia. Este declive, único en la historia moderna fuera de zonas en guerra, fue acompañado por un aumento dramático de la pobreza extrema y una hiperinflación descontrolada.
¿Qué causó este colapso?
Uno de los factores más devastadores fue la mala gestión del sector petrolero. Durante el mandato de Maduro y su predecesor, Hugo Chávez, se despidieron a miles de técnicos especializados de PDVSA, la empresa estatal de petróleo, y fueron reemplazados por personal leal al régimen pero carente de la experiencia necesaria. Esto llevó a una caída catastrófica en la producción petrolera, afectando gravemente las finanzas del país.
Además, las nacionalizaciones masivas de empresas bajo el chavismo llevaron a la destrucción del sector privado, lo que, combinado con la corrupción generalizada, provocó la escasez de alimentos y el aumento del desempleo. En este contexto, Maduro intentó implementar soluciones extremas, como obligar a la población a trabajar en el campo, lo que solo empeoró la situación.
El mito de las sanciones y la realidad de la crisis
Maduro y sus defensores a menudo culpan a las sanciones internacionales, especialmente las de Estados Unidos, por los problemas económicos del país. Sin embargo, la evidencia muestra que el colapso económico comenzó mucho antes de la imposición de estas sanciones, que en su mayoría se aplicaron a partir de 2017. Incluso bajo sanciones más severas, como en el caso de Irán, otros países han logrado evitar una crisis tan profunda como la de Venezuela, lo que sugiere que las políticas internas del régimen de Maduro son las principales responsables.
Las consecuencias humanas
La combinación de hiperinflación, desempleo y escasez de alimentos ha tenido un impacto devastador en la población venezolana. Desde 2013, millones de venezolanos han abandonado el país en busca de mejores condiciones de vida. La crisis también ha convertido a Caracas en una de las ciudades más violentas del mundo, y la salud pública se ha deteriorado a niveles alarmantes debido a la falta de inversión y la mala gestión.
El futuro de Venezuela
La situación en Venezuela es un ejemplo claro de cómo la corrupción y las políticas autoritarias pueden destruir un país rico en recursos. La democracia en América Latina depende de la transición pacífica del poder y la resistencia a los intentos de perpetuación en el poder, como se ha visto en Venezuela. Es crucial que los países latinoamericanos apoyen a los venezolanos en su lucha por restaurar la democracia y reconstruir su nación.