Para Fabiola y Julio, que estaban predestinados para estar juntos.
“A veces sólo hace falta estar en el lugar indicado. ¿Cómo qué? Fácil. ¿Qué tal cuando has tenido un día de perros y sales de la oficina enojado, frustrado, sintiendo que nada vale la pena y entonces ves el más hermoso atardecer con naranjas y violetas? ¿No te convence? Quizás tengas razón, porque si estás frustrado y malhumorado sólo verás hacia abajo. ¿Y si viendo hacia el piso encuentras dinero tirado? ¿No? ¿Tampoco? Entonces es que eres de esas pocas personas que, en verdad, se han soltado de la mano de los dioses y están por su cuenta”.
Antes de que él llegara, yo estaba segura que era una de esas mujeres que no volverían a tener una relación “socialmente estable”. Dividía mi tiempo entre mis amigos, los chicos que siempre estaban presentes y los demonios mentales, a los que una tregua no les era suficiente.
Las historias de los últimos tiempos parecían unirse para gritarme al unísono: “El amor eterno no es para ti”. Historias en papel, historias en el viento e historias en la sangre. Todas coincidían. El “hechos a la medida” sólo se les daba a algunos pocos. Los demás estábamos predestinados a viajar en veces solos, en veces acompañados.
Me gustaba esa realidad. La acepté tranquilamente. Llegó a mi durante una corta estancia en medio de la nada. Mi voz interior me dijo con toda la calma del mundo: “Mira bonita, en este mundo hay algunos que están predestinados para volar de la mano con la primer pareja que encuentran y se convierte en amor verdadero atemporal. Los demás tienen el camino abierto para caminarlo como se les de la gana”.
Parecía cierto, yo igual que ustedes, conozco a muchas parejas que no necesitaron conocer más. Se encontraron y después de un número considerable de años siguen juntos. Jamás han sentido esa necesidad apabullante de besar muchos labios, despertar junto a diferentes caras y acostumbrarse a cuerpos diferentes.
Hace un par de años que yo dejé de buscarte, buscarlo, esperarte, esperarlo.
Acepté que soy una mujer que tomó un camino diferente al que una vez tuvo contemplado y extendí mis brazos, al principio para no morir del miedo en el intento, después –ya como costumbre- para caminar sintiendo cómo el viento me empuja constantemente. – Mientras pienso esto pasa un coche con Can´t help falling in love en la versión de UB40, distrae mis cavilaciones y pienso en cuántas historias se cruzan, cuántas dejan de cruzarse. Cuáles son para mi y cuáles para ustedes-.
Desde que terminé de leer a Murakami busco constantemente mi sombra en todas partes. La verdad es que he generado una paranoia a perderla y descubrir, entonces, que inconscientemente renuncié a mi corazón antes de cuestionármelo conscientemente. Antes así era con el amor. Lo buscaba desesperadamente en las personas equivocadas. Le llamaba amor a la terrible ansiedad de quedarme sola, cuidando gatos, por el resto de mi vida. Encontré amantes que me enseñaron los placeres de la vida mundana, pero también me topé con hombres que me dieron una gran lección sobre el desprecio propio y ajeno. Definitivamente la sensación de querer arrancarse la piel después de haber recibido unos besos que no se pidieron desde un principio, es algo que no quisiera volver a sentir nunca.
Y entonces, al pasearme por el mundo predicando que no todos tenemos el mismo destino, no todos somos amantes “socialmente responsables”, ni nos vamos a casar con el (la) primer (a) novio (a) que tenemos, mi sonrisa era diferente, mis pasos más ligeros, mis abrazos…eternos.
Aprendí lo bueno de la destrucción interna y ejercí el poder de la manipulación para el placer externo. Leí sobre historias que se encuentran en el metro y se vuelven amores eternos. Conocí parejas abiertas, que son más felices desde que se comparten con otros. Experimenté la soledad.
Un día, un día cualquiera, de esos en los que te despiertas sonriendo, te bañas y sales para buscarte la vida, te encontré. ¿Me encontraste? ¿Nos encontramos? Sólo recuerdo que No Ordinary Love de los Deftones se escuchaba una y otra vez. Me llené de adrenalina la primera vez que me besaste y la sensación se intensifica con el pasar de los años.
Desde que llegaste a mi vida las sonrisas son cotidianas, los besos largos y profundos son el plato principal. Los sueños construyen historias. Las historias hacen cuentos. Los cuentos provocan sonrisas. Y es un hermoso círculo vicioso.
Hoy te digo todo esto frente a 250 invitados, en un altar lleno de flores. Este pequeño cuento es un voto de amor eterno. Sí, ese que pensé nunca encontraría. Hoy celebro que el amor triunfó y que volamos juntos hasta traspasar la línea del horizonte.
Yo me solté de la mano de los dioses pero encontré la fiesta eterna con ellos. Hoy celebro contigo que mi sombra sigue viva y está junto a la tuya, que nos dieron ganas de celebrar ante la “sociedad” que estaremos juntos mucho tiempo. Hoy soy de esas personas que saben estaban predestinadas a volar de la mano no sólo con alguien, sino contigo. Hoy sé que no quiero soltarte en mucho tiempo.
We will become silhouettes, The Postal Service se escucha mientras te beso hasta la sombra. Festejemos, pues, que el amor entre nosotros nos basta para seguir juntos.
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Foto Odin Fotografía (aka dskciado) (CC) Flickr!