Texto: Marc Masmiquel / Ilustración: m2 disseny
«Me dijeron que la economía es aquella ciencia que estudia la utilización de los recursos que nos da la naturaleza para transformarlos y, mediante esa transformación, obtener bienes y servicios que satisfagan las necesidades humanas. Es obvio que, desde este punto de vista, la economía humana no funciona. Y me atrevería incluso a decir que no ha funcionado nunca, dado que las tres cuartas partes de la sociedad humana no pueden satisfacer sus necesidades básicas.»
Arcadi Oliveres i Boadella (Barcelona, 1945) es profesor titular del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, veterano investigador y experto en relaciones norte-sur, comercio internacional, deuda externa y economía de defensa. Colaborador activo de diferentes movimientos civiles, preside la asociación Justícia i Pau desde 2001. Arcadi divulga y denuncia las consecuencias del actual modelo neoliberal sin pelos en la lengua.
En muchos aspectos podemos pensar en Arcadi como un “alfabetizador económico”, puesto que de modo didáctico y riguroso examina el contexto capitalista y las consecuencias de la especulación financiera. Pone en jaque analíticamente a la ortodoxia económica, y eso es posible gracias a su análisis sistemático y clarificador. Hace un considerable hincapié en los medios de comunicación y su espíritu manipulador, así como su complicidad con los poderes empresariales. Tras su discurso encontramos una confrontación tácita ante el amodorramiento del ciudadano, si viésemos la magnitud y la realidad del neocapitalismo en su conjunto, nadie aceptaría formar parte de un sistema tan poco respetuoso con la vida. 950 millones de hambrientos, 4.750 millones de pobres, 1.000 millones de desempleados, 13 millones de personas mueren anualmente por el deterioro del medio ambiente y las consecuencias del cambio climático… No son abstracciones. La economía neoliberal no es una abstracción: imposibilita el acceso a una vida digna a la mayoría de la población.
La economía actual desregula los movimientos de capital, las consecuencias de la desregulación aplicadas por el Banco Central Europeo y secundadas por los gobiernos europeos enturbian mediante alarmismos y “rescates” un juicio claro de lo que está sucediendo. Sobre esto, declaró recientemente: “Sin duda las desregulaciones son nefastas. Hay que cambiar de pies a cabeza la política económica europea. El primer rescate a Grecia supuso para el presupuesto español un gasto de 10.000 millones de euros que se nos ha gravado en el plan de austeridad de Zapatero y que al final no fue a parar al pueblo de Grecia sino a las empresas alemanas y francesas (muchas de ellas dedicadas al armamento) que eran acreedoras del gobierno griego.”
Hay una serie de mitos asociados al crecimiento y el desarrollo que confunden términos y dejan al ciudadano desnudo frente a medidas de dudosa ética. Vivimos rodeados de creciente incertidumbre, impulsada por unos graves índices de desempleo y la constante desmantelación del estado de bienestar. El nivel de paro juvenil en España es del 42,8%, frente al 21% de la UE. Los recortes en los presupuestos sociales agravan esta situación y las radicales reducciones del gasto público precarizan el modo de vida de muchas personas.
Para el sentido común es algo contradictorio, ¿cómo es posible que muchas empresas y entidades tengan enormes beneficios y las fórmulas liberales no reflejen sobre los datos -ni sobre la realidad- una mejora sustancial de la población? Desde 1980 las recetas económicas promovidas por organismos como el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, y gobiernos han sido las mismas: reducciones drásticas de lo público, además del sistemático neocolonialismo que arrasa múltiples regiones del globo y origina las modernas migraciones.
Comprender permite poner en evidencia el chantaje al que el poder financiero nos somete. Mitos y cantinelas repetidas como mantras de baja ralea analítica y mucha propaganda. Contra la avaricia y el despropósito ético Arcadi usa un tono pausado, que contrasta con su locuaz denuncia. Pero no sólo denuncia, también analiza y propone alternativas. Arcadi no vive en una nube, propone medidas concretas como erradicar el fraude fiscal, aumentar los impuestos a los que más tienen, aplicar la Tasa Tobin (impuesto a las transacciones financieras) a los movimientos de capital, nacionalizar la banca que haya recibido dinero público, nacionalizar las cajas de ahorros, promocionar la banca ética, romper el euro, ya que economías dispares no deben tener una única moneda… No oculta su apoyo al decrecimiento, esa necesaria corriente de pensamiento político, económico y social que aboga por la disminución controlada de la producción económica con el objetivo de establecer una nueva postura de equilibrio entre el ser humano y su entorno.
“El capitalismo no debería existir, porque es un sistema criminal y asesino. ¿Es lógico que en un mundo donde se producen más alimentos de los que su población necesita deban morir a diario sesenta mil personas de hambre? Es inaceptable.”
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