Echo and the Bunnymen: el insondable sonido del recuerdo.
I want it now
I want it now
Not the promises of what tomorrow brings
I need to live in dreams today
I’m tired of the song that sorrow sings
And I want more than I can get
Just trying to, trying to, trying to forget
I’d walk to you through rings of fire
And never let you know the way I feel
Under skin is where I hide
The love that always gets me on my knees
Echo and The Bunnymen.
Nothing Lasts Forever
Todo empezó el día en que decidí no asistir a esa absurda fiesta de graduación. Tenía casi 17 años y había concluido la preparatoria. Era un día martes, grisáceo y lluvioso. Quien sabe por qué pero los días “martes” llevaban casi siempre un augurio especial para mí, y esa vez no sería la excepción.
Por aquel entonces, estando en las puertas del siglo veintiuno, mi apariencia era la del atípico y antisocial chico de preparatoria, delgado, cabeza rapada, pantalones de mezclilla rotos, playeras deslavadas , lentes demasiados grandes para mi rostro (no pregunten, sencillamente no recuerdo por qué demonios los traía), converse viejos, con algún libro de Nietzsche o Rimbaud en mi mochila y escuchando, en mi discman, algo de Bauhaus o de Joy Division (si así es, en ese entonces el ipod era solo una maldito sueño utópico en la cabeza de algún nerd del gabacho) en fin ese era yo, el freak de la clase y al que pocas personas se le acercaban para expresar sus problemas existenciales, cuyo punto esencial era el futbol y la indecisión de salir por la noche a un antro.
Y pues bien ese día martes era la graduación, en el salón de clases había globos, recuerdos cursis, risas eufóricas, una que otra lagrima derramada por los amigos que se van, o por los idiotas se quedan otro semestre mas, playeras con firmas y leyendas melosas, en fin todo un ardid de emociones y sensaciones totalmente ajenas a mí en ese momento.
Como se ha de suponer me privé totalmente de ese “gran festejo”, quedándome en casa escuchando música, y con la convicción de ver alguna peli para la noche. Eran las seis pm. Decidí ir al “club Denver” (lo de “Denver” no era por la ciudad gringa ni por el equipo de Americano, se llamaba así por un caricatura ñoña de los noventas sobre un afeminado dinosaurio). Ese era el único lugar en todo Tuxtla Gutiérrez en donde podías encontrar cine de arte, como era costumbre me puse a buscar detalladamente. Y de pronto ¡ZAS! Me encuentro con una caja de Dvds, cuya portada era la imagen de un diabólico conejo formado por el rostro de varias personas, me encanto desde que lo vi, la película se llamaba Donnie Darko del director Richard Kelly, hasta entonces no había escuchado nada de ese director ni de la mayoría de los actores que ahí trabajaban, con excepción claro esta de Drew Barrymore y Patrick Swayze .
Acción siguiente, fui al mostrador y me lleve a casa esa “movie”. El resultado supero de manera muy significativa las expectativas, Y paso a ser una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Pero mi intención no es hablar aquí de ese gran film, mi punto es la primera escena, o mejor dicho la canción de la primera escena. Donnie acostado en el pavimento, con su bicicleta a unos pasos de él, vistiendo su pijama y despertándose de un sueño profundo, incoherente y enigmático, después una sonrisa, una simple y sutil sonrisa. Donnie toma su bicicleta y desciende por aquella montaña.
Under blue moon I saw you
So soon you’ll take me
Up in your arms
Too late to beg you or cancel it
Though I know it must be the killing time
Unwillingly mine
Fate
Up against your will
Through the thick and thin
He will wait until
You give yourself to him
In starlit nights I saw you
So cruelly you kissed me
Your lips a magic world
Your sky all hung with jewels
The killing moon
Will come too soon
En ese instante me encontré con una canción única, sorprendente, llena de misterio y soledad, con una atmosfera obscura y bizarra. The killing moon de la banda Echo and the Bunnymen. Quizás una de las mejores piezas de los años ochentas. Aun no me explicaba como un grupo de enorme potencial y con ese estilo había pasado desapercibido por mi (esas eran las consecuencias de vivir en provincia, en años en que el internet aun no era tan popular, bueno “¡ya que!”) Desde ese entonces y hasta ahora he seguido detenidamente la carrera de esta banda originaria de Liverpool, que con más de diez álbumes en su haber, desde Crocodiles (1980) hasta su más reciente entrega The fountain (2009), deciden en este año venir a nuestro país, junto con otra legendaria agrupación The Pixies. La sorpresa y la euforia no se hizo esperar al enterarme de dicha noticia, y lo mejor es que en este festival donde se darán cita estas bandas lo harán también otros grupos de gran calidad como : Interpol, Metric y la bella y talentosa Regina Spektor entre otros.
Ian McCulloch y compañía nos harán vibrar este 16 de octubre cuando se presenten en el marco del CORONA CAPITAL FEST en el Auditorio de los hermanos Rodríguez. Uno de los mejores conciertos de este año sin duda y que promete ser una experiencia invaluable para aquellos que nos hemos deleitado con su música, llena de nostalgia, sueños, evocaciones, despedidas, de ecos y hombres transformados en conejos.
NOTA: en la version del director de la pelicula DONNIE DARKO, la canción de the killing moon fue sustituida por Never tear us apart de INXS