La Anarquía de la Imagen.
“Mi obra es un chiste comparado con lo real. No me interesa ver quién es el malo de la historia, sino saber dónde estamos parados”
Teresa Margolles.
La elaboración de un discurso o crítica está llena de complicaciones, de ideas subordinadas a una realidad y a una especie de paradoja que involucra el pensamiento humano. Y es que nosotros como seres sensitivos emitimos una respuesta a la realidad que nos circunda, dicha respuesta puede ser tomada de manera generosa o condescendiente a veces delimitada por una seria frustración y enajenación que corrompe nuestro sentido común. Así también tenemos que dichos estímulos pueden llevarnos hacia los limites de nuestra voluntad, arrojándonos inmediatamente al vacio.
¿Cómo respondemos al mundo? ¿Cómo lo vemos? o en dado caso ¿Cómo lo padecemos?
Nuestro comportamiento dicta una circunstancia, nuestra circunstancia en dado caso, y eso en mucha ocasiones suele estar en conflicto con el intelecto. En pocas palabras vemos el mundo desde el punto más recóndito de una habitación obscura, solos con las manos atadas, desnudos ante una verdad que parecemos o deseamos nunca observar, aunque esta haya carcomido toda esperanza alguna y nos este mutilando algo más que los miembros, estamos ahí indecisos y confusos, ahora solo gritamos, pero ese grito se ahoga y se disipa tan solo en el interior de nuestras almas.
Ante ese patético mutismo, pareciera haber solo una salida: la irreverencia y la transgresión, pero traducida en una de sus más bellas expresiones: el arte.
Camino por una solitaria calle de Bristol. El aire es frio y la nube gris que esta sobre mí me lleva a la ingenua conjetura de una inminente lluvia, tal vez me equivoque. Mis pasos se vuelven lentos, como si una especie de grillete invisible sujetara discretamente mi tobillo. Me detengo, observo a mí alrededor. Mis únicos acompañantes son edificios viejos, de ventanas rotas y cortinas deslavadas. Del otro lado de la acera una enorme rata me observa, me mira fijamente a los ojos, pareciera hablar, pero lo único que hace es sostener un letrero cuyo mensaje leo en forma automática: YOU LIE.
Banksy podría describirse como la anárquica traducción de un mundo caótico y contradictorio transportado a las calles, a la cotidianeidad que nos encuentra a la vuelta de la esquina y por la cual desciframos la vulnerabilidad de nuestra sociedad.
Ratas, policías orinándose en las esquinas o besándose entre sí en lo callejones, niños que sujetan globos en las manos bajo la consigna de que no hay futuro, ventanas imaginarias que sostienen a hombres suicidas, playas utópicas sobre La Barrera israelí de Cisjordania etc, etc, etc. La obra de este artista tiende abarcar toda una amalgama de situaciones políticas y sociales dentro de un ambiente urbano, teniendo como base al graffiti y el esténcil, los cuales domina de una manera sobresaliente y desbordada. De esta forma su intervención de espacios públicos, los cuales elige de manera muy selecta, tiende a dar una fuerza a su discurso o a la obra en sí.
Una transformación total del espacio, cuyo único objetivo podría describirse mediante la crítica y la imagen plasmada en una superficie de concreto.
Para algunos críticos les es muy difícil catalogar como “arte” el trabajo de Banksy, dado su origen un tanto violento o poco formal como este se presenta, por lo que suelen encasillarlo con el adjetivo de vandalismo. Pero hoy por hoy Banksy es un fuerte referente sobre el arte contemporáneo, la expresión y manifestación de la inconformidad o la crítica pública, así como del arte urbano y el graffiti.
Quizás el entendimiento y la aceptación pueden llegar de manera póstuma, o quizás no. Sinceramente esto puede ser lo que menos importe. Pero solo basta voltear los ojos sobre los edificios o hacia algún muro abandonado y saber que las figuras ahí expuestas son más que trazos azarosos de una lata de pintura.
Banksy Simpsons intro from Xandre Fekaas Robin on Vimeo.