La sala abre sus puertas, entra el público…
PEQUEÑA PAUSA…
Mientras el público se coloca en su respectivo asiento, aparece de manera esporádica, una ligera tos, el sonido de los hielos de un algún refresco de cola, el típico rechinido de las butacas justo en el momento de buscar la posición exacta, la más cómoda para aquel cinéfilo ritual…
CRASH, CRASH, CRASH… introducen impulsivamente una mano en el clásico vaso con palomitas de mantequilla doble.
Todas las piezas están colocadas…una y otra vez el continuo paso de las manecillas del reloj… son las 21 horas, se apagan las luces… se percibe un pequeño letrero rojo al extremo del pasillo:
EXIT (SALIDA DE EMERGENCIA).
Baja el telón, una pantalla se ilumina…
Música de fondo…
Las primeras letras aparecen…la película comienza…
El efecto Doppler, llamado así por el austríaco Christian Doppler, es el cambio en la frecuencia de una onda producido por el movimiento de la fuente respecto a su observador. Doppler propuso este efecto en 1842 en su tratado Über das farbige Licht der Doppelsterne und einige andere Gestirne des Himmels (Sobre el color de la luz en estrellas binarias y otros astros).
BIENVENIDOS.
Damos inicio a la aventura, a partir de este momento invadiremos este espacio virtual y postmoderno teniendo como base Solo un pretexto…
El arte, y sus manifestaciones diversas, tanto en la música, el cine y la literatura.
Y como todo inicio, podemos decir que este, es incierto, turbio, especulativo, sórdido, paradójico, incipiente pero a la vez confuso y complejo.
Estamos seguros que contaremos con su compañía, esperando que lo que aquí presentemos sea sino de su total agrado, por lo menos de algún modesto interés. Y si no es así, pues este es el momento indicado para abandonar la sala…
PAUSA.
Ok. Veo que siguen aquí.
Pues entonces continuemos, y para continuar los dejare con este escrito sobre Amanda Palmer, la personalidad más indicada para la obertura de esta sección
CORTE Y CAMBIO DE ESCENA.
¿Qué es una confesión? Un acto de libertad plena en el que “el yo” se despoja de una ligera o pesada carga emocional con el único afán de trascender aquello que lo aprisiona a una sensación de dolor y ambigüedad humana.
En pocas palabras uno se confiesa sencillamente para ser libre.
Cuando escuche por primera vez la música de Amanda Palmer, pude percatarme de que casi en su totalidad se traba de eso: una confesión, una revelación íntima y seductora que tocaba las fibras más sensibles de quien tenía el grato placer de escucharla.
I have to drive
I have my reasons, dear
It’s cold outside
I hate the seasons here
I suffer mornings most of all
I feel so powerless and small
By ten o’clock I’m back in bed
Fighting the jury in my head
You learn to drive
It’s only natural, dear
You drive all night
We haven’t slept in years
Originaria de la ciudad de Nueva York, esta artista multifacética da a conocer un nuevo género dentro de la música contemporánea llamado “Cabaret Brechtian Punk”. Una mezcla de punk, music hall alemán y cabaret, con elementos teatrales y performanceros. Este sincretismo musical nace a partir de un dueto que conforma en el año 2000 con el baterista Brian Viglione, llamado The Dresden Dolls.
A partir de ahí la carrera de Amanda Fucking Palmer (como se hace llamar) no ha parado, procreando diversos proyectos ya sea en colaboraciones o en solista. Su álbum debut Who Killed Amanda Palmer?, editado en septiembre del 2008, obtuvo una buena aceptación por parte del público, vendiéndose principalmente vía internet, y el cual contiene doce piezas de enorme calidad musical, con participaciones sobre salientes de diversos músicos.
Ecléctica, extrovertida, obsesiva,”FREAK”, extremadamente detallista y minuciosa en su trabajo, inmersa en un mundo bizarro y sui generis, Amanda nos invita a conocer los más profundos rincones de su alma a través de sus canciones, de sus piezas que denotan una pasión desmesurada.
Porque después de todo se trata solo de eso, de una confesión, la confesión de Amanda hacia el mundo que la ve y escucha con el corazón en la mano.
CORTE.
TO BE CONTINUED…