Esculpiendo a Joan Pujol García
Durante la proyección de Garbo. El espía uno tiene la sensación de que el fantasma de Arthur Cravan planea inevitablemente en la que es la primera película que dirige el productor Edmon Roch. Más allá de la participación de Isaki Lacuesta en la escritura del guión, junto al propio Roch y María Hervera, el documental parte, como en Cravan vs Cravan (2002), de una fascinación por la personalidad poliédrica de un personaje misterioso y enigmático. La película trata de desvelar las diferentes facetas de Joan Pujol García, conocido como Garbo (en honor a las dotes interpretativas de Greta Garbo), que trabajó como doble espía durante la Segunda Guerra Mundial tanto para los Servicios de Inteligencia Británicos como para el Tercer Reich.
Partiendo de la que fuera la mayor hazaña del protagonista – Garbo hizo creer al mismo Adolf Hitler que el desembarco de los aliados en Normandía era una maniobra de distracción y que el grueso de la ofensiva iba a tener lugar en Pas de Calais unos días después, algo que nunca ocurrió y que contribuyó a esparcir y hundir las tropas alemanas-, la película teje un relato que, a modo de collage, se nutre de materiales de archivo, fragmentos de películas de espionaje, cartoons, anuncios, films de propaganda y entrevistas a diversas personas que han tenido relación con Joan Pujol de forma directa o indirecta: Nigel West, experto en espionaje británico, Xavier Vinader, periodista de investigación, Mark Seaman, historiador, y Aline Griffith, quien trabajó como espía para los Servicios de Inteligencia norteamericanos en la misma época. Todo ello con el objetivo de diseccionar la fragmentación identitaria de un personaje que construyó su vida tendiendo puentes entre la ficción y la realidad, la verdad y la mentira, apoderándose así de aquella máxima inconfundible de Josep Palau i Fabre, Saber Nadar, y que no en vano es también el título de un cortometraje dirigido por Isaki Lacuesta y Pere Vilà en 2006 en el cual ambos homenajeaban al célebre escritor.
La propuesta de Roch quiere alejarse del documental omnisciente al apostar por la multiplicidad de discursos, registros y formatos aunque, en verdad, la voluntad de atrapar la complejidad del personaje más allá de las conjeturas científico-históricas acabe quedándose en una simple aspiración. Roch se deja atrapar por los distintos relatos del personaje y por el resplandor de la importancia del episodio histórico que retrata dejando de lado el trabajo de los materiales cinematográficos a la posible búsqueda de sus múltiples posibilidades expresivas. La forma como utiliza los fragmentos de películas de Hollywood como Patton (Franklin J. Schaffner, 1970), Invisible Agent (Edwin L. Marin, 1942), The Secret Code (Spencer Gordon Bennet, 1942), o Mata Hari (George Fitzmaurice, 1931), así como los noticiarios y films de propaganda tanto del bando nazi como de los aliados, se encuentra lejos de la tradición del remontaje documental y puesto que se sirve de ellos para subrayar y/o ilustrar el unívoco discurso verbal de los expertos. Son materiales que lejos de añadir o cuestionar el significado de lo que se está explicando trabajan en un segundo término como apoyo a las ideas de los entrevistados.
Así las cosas, Garbo. El espía es una película completamente cerebral que rehúye el brote de la emoción, materia prima del cine. En este sentido, el documental está más cerca de una fascinante clase magistral que incluye tanto el relato histórico como las diversas conjeturas sobre las motivaciones reales de Joan Pujol para inventar con desparpajo y engañar a todo el mundo hasta esfumarse en los confines del planeta. De este modo, la película contribuye a ensalzar la leyenda del espía dejando de lado el descubrimiento de la fragilidad del hombre en la línea como lo abordan la mayoría de los biopics ya sean construidos desde la ficción o desde el documental. Aunque el film desgrana las múltiples mentiras que Joan Pujol inventó, incluídos los 27 subagentes imaginarios que tenía a su cargo y que fueron mantenidos por el Tercer Reich, no logra desprenderse de una visión excesivamente idealista de las motivaciones que lo empujaron a mentir y a vivir del modo que lo hizo. Garbo, como la mayoría de los héroes, es tratado como un espejismo, un caso singular, un hombre excepcional cuyas verdaderas contradicciones internas se mantienen estratégicamente veladas a lo largo del documental.
Es por ello que no deja de ser una película sobre un mito más que sobre un ser humano y, en este sentido, no anda muy lejos de las grandes producciones cinematográficas destinadas a ensalzar las hazañas de los héroes de guerra. Los títulos finales que rezan “Pujol logró combatir en dos guerras sirviendo a ambos bandos”, “Jamás disparó un tiro”, “De esta manera, salvó miles de vidas”, recuerdan a la construcción de un personaje como Oskar Schindler llevado a la pantalla por Steven Spielberg en La lista de Schindler (1993). Aún así, Roch aprovecha las únicas imágenes de archivo que existen de Joan Pujol tomadas en la década de los ochenta cuando Nigel West descubrió que el espía, lejos de haber muerto en la guerra, seguía vivo en Venezuela donde había iniciado una nueva vida trabajando como profesor de inglés y habiendo formado una segunda familia. A través de esta secuencia final Roch ofrece un rostro a Joan Pujol quien, de este modo, deja de ser una leyenda para convertirse en un ser humano. El mito de Garbo cae así estrepitosamente dejando al descubierto las fisuras de la película. ¿Quién era realmente Joan Pujol García? ¿Qué tipo de hombre pudo abandonar a su familia para esconderse en un país extranjero y formar otra nueva? Ahí es donde se abre un enorme agujero negro por donde fluye la vertiente siniestra del personaje. Si bien la película nos dice que la misteriosa personalidad de Garbo, la leyenda, contribuyó a salvar miles de vidas, no deberíamos olvidar que Joan Pujol, el hombre, debió dedicarse simplemente a salvar su pellejo tan bien como supo. Un misterio, ése sí, que sin duda permanecerá sin resolver.
Título original: Garbo, el espía (El hombre que salvó el mundo)
Director: Edmon Roch
Guión: Edmon Roch, Isaki Lacuesta, Maria Hervera
Dirección de fotografía: Joachin Bergamin, Gabriel Guerra, Bet Rourich
Diseño de sonido: Oriol Tarragó
Montaje: Alexander Adams
Música: Fernando Velázquez
Efectos visuales: Lluís Castells
Productores: Edmon Roch, Sandra Hermida, Belén Bernuy
Producido por: Centuria Films, Colosé Producciones, Ikiru Films
Asociados: Televisió de Catalunya, Olek Film
Formato: 35 mm.
País de producción: España
Año: 2009
Duración: 97 min.
Web oficial: Garbo The Movie
Fuentes de información: Artículo “Esculpiendo a Joan Pujol García” de Anna Petrus, publicado en Blogs & Docs, Tipete (documental online), Joan Pujol en Wikipedia.
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