Mejorar la postura al dormir: A veces, roncamos debido a la posición en la que dormimos. Intenta dormir de costado en lugar de boca arriba.
Perder peso: La obesidad es un factor de riesgo para roncar, por lo que perder peso puede ayudar a reducir la frecuencia y la intensidad de los ronquidos.
Evitar el alcohol y los sedantes antes de dormir: Estas sustancias pueden relajar los músculos de la garganta y contribuir a los ronquidos.
Practicar ejercicios para la garganta: Fortalecer los músculos de la garganta a través de ejercicios específicos puede ayudar a reducir los ronquidos.
Consultar con un médico: Si los ronquidos son graves y persistentes, es importante buscar la opinión de un médico para determinar si hay una afección subyacente que necesite tratamiento, como la apnea del sueño.
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