Las ciudades representan solo el 2 % de la superficie de la Tierra, pero producen el 70 % de las emisiones a nivel global y consumen el 78 % de los recursos. Esto justifica que se tengan que tomar medidas estratégicas para reducir estas cifras y, entre ellas, se deba apostar por los denominados edificios verdes.
Estas construcciones emplean para su construcción materiales sostenibles y reducen el consumo energético. Reducen y recuperan el agua. Además, se gestionan de tal manera que suponen una reducción del impacto negativo de las ciudades sobre el medio ambiente.
Alrededor del 90 % de nuestro tiempo de vida lo pasamos en interiores (el trabajo, el colegio, la universidad, en casa). La calidad del ambiente interior afecta a nuestra salud y bienestar.
Los procesos de fabricación de materiales de construcción sostenibles se denominan rutas verdes. Emplean materiales como fibras vegetales, arcillas y/o piedras en su arquitectura. Prescinden de la emisión de sustancias contaminantes y, además, mejoran el desempeño térmico.
¿Qué son los edificios verdes?
Se trata de edificaciones que procuran conservar, respetar y proteger el medio ambiente. Se denominan nearly-zero energy buildings o nZEB (edificios de energía casi nula), de acuerdo con la recomendación de la directiva europea en eficiencia energética.
Los edificios verdes aprovechan fuentes renovables y reducen la emisión de gases contaminantes. Además, deben ser respetuosos con el medio ambiente en todas las etapas de su proceso de construcción, desde la extracción de las materias primas hasta la demolición y el reciclaje.
Estas construcciones tienen el mínimo consumo de energía, por lo que las necesidades de climatización y luz deben ser las mínimas posibles. Son edificios con grandes ventanas y una correcta orientación, para permitir la entrada de luz solar. Esto permite un menor consumo de energía en invierno por los sistemas de calefacción.
Los edificios verdes disponen de sistemas de ventilación natural. Aprovechan los gradientes de presión y temperatura generados por el diseño arquitectónico (i. e. bioclimatización). Así se produce la renovación del aire con el menor consumo energético posible.
Estrategias para reducir el consumo de agua
Otra característica importante en los edificios verdes es que minimizan el consumo de agua. Hoy en día, un tercio del territorio de la Unión Europea sufre escasez de agua.
En la región mediterránea (España, Portugal, Italia, Francia, Chipre, Grecia y Malta), el 20 % de la población vive bajo constante estrés hídrico. En verano, más del 50 % de la población se ve afectada por el estrés hídrico.
Para reciclar el agua y reducir la demanda de recursos hídricos, debemos aplicar los principios de la economía circular o economía verde. Puede hacerse mediante la retención de agua de lluvia, los aseos de bajo consumo de agua e, incluso, reciclando agua y reutilizándola (regar jardines, campos de golf, procesos industriales, producción de energía).
También, se puede reutilizar el agua en las viviendas. Por ejemplo, el agua de la ducha o de lavarse las manos puede ser empleada en los inodoros.
Lecciones de la pandemia de covid-19
Varios estudios científicos publicados recientemente sugieren que las partículas contaminantes pueden prolongar la vida en la atmósfera de los virus infecciosos, como el coronavirus. Esto favorece su transmisión.
Además, la contaminación atmosférica ocasionada por gases (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, etc.) y partículas en suspensión (emitidas por los motores de combustión, aerosoles, etc.), agrava las patologías previas, lo que podría conducir a complicaciones severas de la infección.
Es importante plantear un nuevo modelo de ciudad con edificios de materiales menos contaminantes, basado en un urbanismo verde. Emplear energías limpias. Favorecer la movilidad urbana sostenible para disminuir la contaminación atmosférica en las ciudades. Rediseñar las ciudades con más jardines y parques que actúan como sumideros de carbono.
Estudios publicados recientemente por la Universidad de Cambridge detallan que muchos sistemas actuales de climatización recurren a circuitos de recirculación del aire para calentar o enfriar un espacio. Esto puede incrementar las posibilidades de propagación del coronavirus. Por eso el objetivo principal en todos los edificios debe ser maximizar la ventilación, pero mantener la temperatura en un nivel agradable, sin un consumo excesivo de energía.
Otro aspecto importante es la escasa luz solar recibida durante confinamiento. Esto ha afectado considerablemente a la carencia de vitamina D (sustancia fundamental para el sistema inmune) y provocado trastornos del estado de ánimo, como la depresión.
¿Qué hacemos con los edificios antiguos?
Debemos modificar los edificios tal y como los conocemos ahora. Intentar hacerlos más beneficiosos para todas las personas. Emplear sistemas de climatización más eficientes, ventanas con mejores características bioclimáticas, utilizar energías limpias y sistemas de recirculación de agua, etc.
Desde junio de 2013, es obligatorio obtener el certificado de eficiencia energética para todos aquellos edificios o viviendas individuales dirigidas a la venta o alquiler.
Este certificado aporta una serie de beneficios: permite conocer los factores de ahorro, las condiciones de confort térmico y de calidad del aire. Pero también el impacto que estamos dispuestos a generar al medio ambiente con dicha construcción.
Es fundamental que seamos los ciudadanos quienes incrementemos la presión sobre la oferta. Debemos demandar mayores y mejores prestaciones en términos de sostenibilidad.
Ya hemos ido incrementando los requerimientos en otros sectores como la automoción o los electrodomésticos y se ha conseguido que los fabricantes incorporen estas características en sus productos (emisiones, consumo, etc.).
El sector de la construcción debe sentir que estas demandas mejoran sus perspectivas de comercialización. Por eso es fundamental introducir paulatinamente estas nuevas filosofías edificatorias.
Ahora bien, la demanda de estas mejores características debe crecer en un escenario de inversión diferente. Este escenario requiere un mayor apoyo económico que facilite los planes de financiación de estos sistemas constructivos. En general, suponen una mayor inversión económica inicial.
Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.
Fuente: The Conversation (Creative Commons)
Author: Rebeca Sánchez Vázquez, Profesora en el Área Organización Industrial y Electrónica de la ESIT – Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja