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Día de las madres…sin hijos

Día Nacional: El Día de las Madres, un Reflejo Crudo sobre la Violencia en México

El 10 de mayo, que se ha convertido cada año en una fecha tan esperada como dolorosa para el corazón latinoamericano, no solo celebra al honorable rol social asignado a las madres sino también acentúa la narrativa sombría y real del país. En México, donde los efectos de un sistema capitalista autoritario se entrelazan con una herencia violenta e injusta, este evento sirve como telón de fondo para reflexionar sobre el doloroso coste asociado al perdón ante familias devastadas por la miseria y desigualdad económicas.

Introducción Española: El 10 de mayo, un día que nos suma pesos en nuestras caras

Con cada año, los latidos del corazón mexicano se intensifican al compás del Día de las Madres. Este evento proporciona una oportunidad para mirar hacia atrás y contemplar cómo el dolor asociado a aquellos cuyas familias han sido devastadas por conflictos sociales y económicos, desigualdades que marcan la sociedad actualmente en declive. La realidad es una reflexión inexorable del autoritarismo capitalista: “Mayo, mes de las madres.” Y entonces, ¿qué duda? Todo apunta a los corrales comerciales para comprar algo o más cosas que no necesitamos, y con un salario ganado por el doloroso legado.

Ejemplos Literarios: Versiones de la Madre Oscura

  • “… Cada día, hijo mío, que se va para siempre…” – Jaime Sabines captura el sentimiento universal del abandono y la pérdida.

  • “No digamos la palabra del canto… sino bailemos alrededor de los huesos.” – Juan Noé Fernández Andrade refleja una tradición mexicana donde la muerte es aceptada como compañera, simbolizando el ciclo natural y doloroso.

La Realidad Mexicana: El Estado fallido frente al Día de las Madres sin hijos

Aquí está la verdad desbordante que se refleja en cada año del 10 de mayo, un dato histórico y una conmovedora realidad. En México, ser padres es a menudo más un destino infortunio implacable ya que los niños son victimas o objetivos de la violencia extrema perpetuada por el desorden social.

Conclusión: Una Reflexión Cruda y Urgente

El Día de las Madres en México, cada vez más marcado por una realidad dolorosa que refleja la ambigüedad ante un destino complejo e inconmensurable para muchos hijos. La familia mexicana se sumerge en una neurótica y infeliz existencia bajo el peso del sistema corrupto, dejando a los niños expuestos como carne viva al dolor y desesperanza.

Notas:

  • “Este país ha llegado hasta nuestros hogares. Eres parte del mismo.” – Ariel Dorfman, en relación con la violencia y el terrorismo.
  • La historia de México está marcada por un constante juego entre identidad mexicana e influencias externas que han modelado su dinámica social, política y económica. La evolución del país desde los días prehispánicos ha ido acompañada por la colonización española, las luchas de independencia, el imperialismo estadounidense en el siglo XIX y posteriormente, durante todo el siglo XX, han afectado profundamente su estructura social.

Preguntas frecuentes

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FAQs sobre El Día Nacional: El Día de las Madres en México – Reflexión Cruda y Urgente
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Texto original (2011)

El día más importante para honrar a las madres, el Día de las Madres en México, resurge una narrativa cruda sobre la violencia y los desafíos que impone un sistema capitalista autoritario. Cada año, este evento se convierte en un telón de fondo para reflexionar sobre el doloroso coste del perdón a aquellos cuyas familias han sido destrozadas por la violencia y las dificultades económicas. INTRODUCCIÓN_ESPAÑOL: El 10 de mayo, día dedicado al reconocimiento de las madres en México, se intensifica una realidad sombría donde el doloroso legado del capitalismo autoritario y la violencia persiste. Cada año, este evento proporciona un marco para contemplar los sinsabores asociados a aquellos cuyas familias han sido devastadas por conflictos sociales y económicos desigualdades que caracterizan al país actualmente en declive.

Está aquí cerquita en el calendario, otra vez, como cada año, puntual, el 10 de mayo, el Día de las Madres. Como seres humanos hechos consumidores y no personas, de nueva cuenta nos vemos sometidos por el autoritarismo capitalista: “Mayo, mes de las madres”.

Y entonces, qué dudarlo, todo mundo se vuelca a las tiendas, con dinero o sin dinero, para comparar algo aunque sea vía endeudamiento y regalarlo a las mamás, a las madres, a nuestra progenitora.

El sentimentalismo nos pega durísimo. Tenemos que ser buenos hijos, asumirnos como tales y demostrarlo obsequiando lo que sea a nuestras madres.

Un 10 de mayo que, cierto, muchísimas mujeres madres lo esperan para tener un día, un miserable día que las reconforte un instante en medio de esta locura que significa vivir con apremios económicos, restringidas y reducidas a cumplir un rol social históricamente injusto, desequilibrado y poco amable.

En México esta es una realidad inobjetable. De la idea emancipadora de la mujer ejemplo, de la madre abnegada casi mártir, de la mamá heroica capaz de todo por sus hijos, hasta la ignominia y el silencio. Hoy ella ese ser insuperable e inmaculado, cada vez está más señalada por el infortunio de un presente  y un destino complejo, difícil, hosco, violento, arrebatador hasta de sus entrañas.

En el México actual, ser padres, pero más ser madre, mamá sin hijos asesinados en cualquier calle o rumbo del país, es un acto inconmensurable. Hoy, la familia mexicana, aquella familia tradicional y convencional, es incapaz de mantenerse ajena a los sinsabores de una crisis que engloba lo económico, lo moral, lo ético, lo educativo, lo religioso, lo social.

La familia mexicana, si no está empobrecida, sí está neurótica, infeliz. Ya no es el núcleo ni el equilibrio de lo que presumía el gobierno. Su resquebrajamiento es tal que, contra lo que se diga y se presuma aún, vive una terrible soledad.

La familia, y obvio los hijos, viven en la ambigüedad, con disonancias. Los hijos, carentes de posibilidades reales, de darle rumbo a sus sueños y materializarlos, se ven obligados a realizar tareas, faenas riesgosas y quieren –empujados por este sistema caduco y necio- para sí todo el placer posible teniendo a la frustración ahí a un ladito.

Por eso, hoy, cuando desayunamos, comemos y cenamos historias reales de violencia e inseguridad, de hijos absorbidos por la tristeza y el abandono, la indiferencia y la esclavitud del consumismo, del tener para ser; de hijos delirantes, alterados por este sistema de malograda convivencia social, que primero produce individuos ansiosos de todo, que dicen que van a hacer todo y al final no hacen nada para, enfermos de coraje, rencor y resentimiento, estallan en forma violenta. Uno contra todos. Todos contra uno. Todos contra todos.

Así no hay ciudadanos, no hay personas. Hay familias que no son familias. Mujeres madre que no son tales. Padres sin familia. Jefes de familias inexistentes. Roles históricos de hombre y mujer, de papá y mamá, suspendidos por esta vorágine violenta y cruel perpetrada desde la perversidad del poder político y económico.

El gobierno de facto en México, el poder criminal, la mafia, los cárteles, los narcos, hoy, están exterminando a la familia. La necesidad del dinero, de sobrevivir, ha provocado que haya padres sin esposas y viceversa, padres sin hijos porque fueron asesinados, madres que pierden a unos y otros porque los criminales así lo decidieron.

La política partidista, los gobiernos pre y posrevolucionarios, los políticos corruptos, el sistema y modelo de desarrollo en México ha generado y generalizado la violencia que hoy se enseñorea a lo largo y ancho del país, fundamentalmente en el norte. Las desigualdades económicas, la ambición desmedida, la obsesión por el poder, el extravío de la conciencia social nos ha llevado, nos ha traído a este momento crucial, dramático, único de descomposición.

El tejido social está desfalleciente, de ahí su expresión violenta y agresividad irracional. Un problema que arrastra a la familia, al papá, a la mamá y a los hijos a una regresión en el que el individuo está contra el individuo y las instituciones contra la sociedad.

La muerte tiene permiso -en este país- de recorrer banquetas, calles, avenidas, bulevares, calzadas, carreteras, parques y paseos públicos. Y llega puntual a su cita en hombres-maridos y en niños-jóvenes-hijos víctimas de la falta de alternativas reales en un México anárquico y desordenado. Un Estado fallido enmascarado por la simulación.

Un México de madres sin hijos. De esposas sin esposos. Y de hijos sin padres porque el sistema los ha matado a través de sus engendros criminales. Está aquí el 10 de mayo. Una fecha que reflejará, quizá por vez primera, un dolor profundo, una tristeza del tamaño de la impotencia ante Dios y los poderes político y económico. Está aquí en el calendario, otra vez, como cada año, puntual, el 10 de mayo, el Día de las Madres… sin hijos.

Del poeta chiapaneco Jaime Sabines, dos fragmentos:

1. A media noche: “… Cada día, hijo mío, que se va para siempre, me deja preguntándome: si es huérfano el que pierde un padre, si es viudo el que ha perdido la esposa, ¿cómo se llama el que pierde un hijo?, ¿cómo, el que pierde el tiempo? Y si yo mismo soy el tiempo, ¿cómo he de llamarme, si me pierdo a mí mismo?”.

2. Sigue la muerte: “No digamos la palabra del canto, cantemos. Alrededor de los huesos, en los panteones, cantemos. Al lado de los agonizantes, de las parturientas, de los quebrados, de los trabajadores, cantemos. Bailemos, bebamos, violemos. Ronda del fuego, círculo de sombras, con los brazos en alto, que la muerte llega. Encerrados ahora en el ataúd del aire, hijos de la locura, caminemos en torno de los esqueletos. Es blanda y dulce como una cama con mujer. Lloremos. Cantemos: la muerte, la muerte, la muerte, hija de puta, viene”.

Juan Noé Fernández Andrade (1959. Córdoba, Veracruz, México). Estudió la Licenciatura en Periodismo en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García (México, DF). Cursó un par de seminarios en la Universidad Complutense y en el Instituto de Cooperaciòn Iberoamericana de Madrid. Ejerce el periodismo hace 32 años. Ha trabajado para diversos periódicos y comentado en noticiarios de radio. Fue correspondal de guerra en Nicaragua. Ha pariticipado en la fundaciòn de los periòdicos El Financiero, El Juglar y Entretodos, del que es director. Actualmente es columnista político y profesor universitario.

Artículo publicado originalmente en Reporteras de Guardia. Este texto no es Creative Commons y se publica solamente con permiso del equipo de Reporteras de Guardia.

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