Puedes insultarlo, adularlo, vapulearlo o discutir con él. El diputado mexicano Gerardo Fernández Noroña explora a través de Twitter nuevas formas de hacer política, brindándole a sus seguidores (que no necesariamente electores) la oportunidad de hablar con él de tú a tú. En su cuenta de twiter @fernandeznorona recibe los mensajes más diversos: preguntas, insultos, sugerencias. A diferencia de la mayoría de políticos con cuenta de twitter, Noroña responde tanto a los mensajes que le convienen como a las groserías de más calibre. En total, muchos mensajes para tan poco tiempo. Cansado de ser insultado desde el anonimato, a Fernández Noroña se le ocurrió una solución al asunto: una reunión de tuiteros para propiciar un diálogo más cercano. Asistimos a la segunda reunión de usuarios de Twitter.
Fecha: 6 de Julio de 2010
Lugar: Congreso de los Diputados, México D.F
Apenas una veintena de personas (algunas de ellas –pero no todas- usuarios de twitter) se personan en la reunión. Sin gran sorpresa, pronto se descubre que ninguna de ellas ha venido a dar la cara para cuestionar al diputado en directo. No hay trolls, pues, en la reunión. A falta de crítica con la que entretener una reunión sin agenda establecida, los presentes van realizando sus comentarios por turnos. Algunos dan su nombre de twitter, otros no. Poco a poco se abre –muy tímidamente- un incipiente debate sobre el uso de las redes sociales. La imagen es surrealista: veinte internautas en diversos grados de desarme cibernético (algunos tuitean tímidamente desde sus blackberries, otros, más tradicionales, mandan sms’s o toman notas) conversan apaciblemente con un diputado federal en una de las salas anexas al Congreso, con galletitas y refrescos.
Cuando la reunión termina, los usuarios de twitter tardan aún un tiempo en irse. Antes, hay que intercambiar cuentas y correos. Luego, se dispersan en la oscuridad para regresar cada quien al anonimato de su computadora desde donde leen, seleccionan, contrastan y comparten noticias y opiniones. Creando redes, seleccionando la información relevante de la banal, transformando y reconfigurando el “mundo virtual” que, esperan, pueda influir también en el “mundo real”. Dos mundos cada vez más cercanos capaces de influirse ya el uno al otro. ¿Se trata de una prolongación de los métodos políticos tradicionales o asistimos al nacimiento de una política 3.0 todavía balbuceante?
Foto: nickwheeleroz