Involucrar a los testigos y reforzar la empatía es la clave
Este sistema desarrollado en la Universidad de Turku, en el suroeste de Finlandia, logró eliminar el acoso en cerca del 80% de las escuelas y lo redujo en el otro 20%.
La clave de KiVa es que, a diferencia de las metodologías tradicionales, además de trabajar con las víctimas y los acosadores, “incorpora a los testigos”.
Es decir, “toma en cuenta a las personas que se quedan calladas y sufren pasivamente el acoso“.
“Porque si bien a nadie le gustar ser partícipe de una situación donde se violenta a una persona, muchos chicos no saben qué hacer para salir del paso o cómo defender a la víctima”, añade Isasmendi.
Aunque los testigos no son los protagonistas obvios de la historia, con su silencio o sus risas refuerzan el poder del agresor.
Este revolucionario método por su éxito está comenzando a se aplicado en 20 países de Europa y también en América Latina donde ha tenido que ser modificado para incluir a las familias.
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