¿Qué es la ansiedad? Es fácil buscar en Google y decir que es un trastorno mental. Al menos, es fácil cuando no eres quien la sufre.
En realidad, es un tipo de mecanismo de defensa a otros estímulos. Eso no significa que sea algo bueno. Y en cada uno de nosotros se manifiesta de forma diferente. Sí, también encontramos a esos suertudos que no la han sufrido. Pero al final se vuelve natural y para muchos es una rutina. Una rutina que parece que un día de estos se nos va a llevar a la otra vida. Siempre según la estimulación que nos haya llevado a ella. A veces, en cambio, es un mecanismo alterado. A veces ni siquiera tiene un significado o una causa clara. Pero afecta a nuestra salud de una forma u otra y a veces pensamos que nada puede combatirla.
Sin embargo, siempre acabamos encontrando un método. Un estímulo positivo que nos ayude a librarnos un poco de ella, o incluso a saber convivir con ella. Al final, se vuelve un pequeño demonio molesto que pasa a un segundo plano. No es un problema, sólo está ahí. Hay diferentes tratamientos que pueden llevarnos a ese estado de convivencia, aceptación o incluso de superación. Por supuesto, para cada persona es muy diferente. La ansiedad, al fin y al cabo, es una guerra. Y cada uno de nosotros debe saber cómo ganar cada batalla. A mí los videojuegos me ayudan a ganar las mías.
Todos sabemos que el videojuego es una herramienta para distintas cosas. En el caso de la ansiedad, el videojuego es una especie de vínculo. En mi caso, como en el de muchos, la ansiedad se manifiesta de forma más intensa en episodios de estrés. ¿De dónde me viene ese estrés? De no tener el control de aquello que me rodea. Desconectar con un videojuego se vuelve entonces hasta una necesidad, pero no todo juego puede salvarnos de esa sensación de que todo a tu alrededor está mal. ¿League of Legends? Totalmente desaconsejado. En mi caso concreto, necesito videojuegos sin multijugador que me permitan enfrentarme sola contra un mundo que no pueda superarme.
Esto no significa que el juego tenga que ser algo sencillo, aunque ya os hablé ayer de My Time At Portia y me parece magnífico para esta labor. Pero necesito más. Los mundos abiertos han conseguido inspirarme. La sensación de inmensidad ayuda a no ahogarse, y mundos como el de Horizon Zero Dawn me han llevado realmente a lo que estoy jugando, haciéndome sentir que nada más a mi alrededor podría preocuparme. ¿Y no debería afectarme más pensar que una máquina puede matarme? Exacto, en eso consiste. Llegar a estresarme dentro del juego lleva a eliminar parcialmente la ansiedad que vivo en la realidad. De alguna forma, te enfrentas a situaciones más peligrosas que despiertan otros mecanismos de defensa. Al final, el videojuego es una terapia que debe explorarse y estudiarse, porque hace mucho más por nosotros de lo que pensamos.
Por supuesto, debemos tener cuidado. De ahí que el videojuego deba estudiarse en este ámbito. ¿Por qué? Porque a grandes rasgos es un tipo de auto medicación, y ya sabemos que esto puede ser muy peligroso. El videojuego puede acabar convirtiéndose en una obsesión, en una necesidad, y esto puede llevarnos, a la vez, a la ansiedad. Un círculo vicioso que no debe generarse. Siempre debemos buscar ayuda en mucho más de lo que pensamos. Dejad que sea una vía de escape, una alternativa, pero no lo convirtáis en un problema mayor.
Publicado originalmente por Kysucuac en Mundo Gamer ©
Foto: Kirill Sharkovski en Unsplash