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Elecciones: ¿votar, no votar o anular el voto?

Diferencias simbólicas y prácticas entre el voto, la abstención, el voto en blanco y el voto nulo.

Votar

En el sistema político vigente se supone que el voto expresa la voluntad popular y es el acto que legitima la elección del sistema político conocido como democracia. En la mayoría de países suele haber distintos tipos de elecciones (locales, regionales y estatales), y el voto puede ser –o no- vinculante (es el caso de algunos referéndums o “consultas”). Cuando no hay suficiente oferta electoral o se presenta riesgo de fraude electoral el voto puede convertirse en una forma engañosa de muestra de una voluntad popular que no encuentra a través de qué candidato expresarse o que –en caso de fraude- es simplemente utilizado para legitimar una mayoría que nunca existió.

No Votar (abstención)

Es una de las formas más antiguas de protesta en regímenes democráticos. Muchos movimientos lo reconocen como una forma de protesta que expresa que el que se abstiene no reconoce el sistema político en el que vive, aunque puede indicar también apatía o desinterés. Por otra parte, aquél que no vota es fácilmente identificable en las listas electorales (su nombre no es tachado) con el consiguiente riesgo que ello puede representar en algunos países. Con el tiempo, se ha demostrado una forma de protesta simbólica pero ineficiente, en parte por el desprestigio continuo que ha sufrido (“si no votas no te quejes”) y en parte porque en el sistema democrático no es necesario un mínimo de participación para legitimar una elección. En algunos países, como en Bélgica, Australia y Peró, no votar está penalizado con una multa. La abstención (como el voto en blanco y el voto nulo) constituye un parámetro de la medida de la legitimidad política de un régimen.

Voto en Blanco / Voto nulo

Algunos países distinguen entre ambos tipos de voto, diferenciando que el voto en blanco consiste en dejar la boleta electoral en blanco, sin marcar a ningún candidato, o incluso –en algunos países- en introducir en el sobre electoral un pedazo de papel en blanco, mientras que el voto nulo consiste en tachar varias casillas, rasgar o escribir palabras no pertinentes en la boleta, es decir, marcar ésta en cualquier modo no previsto por la correspondiente ley electoral. Introducir otros papeles u objetos en un sobre electoral también se consideraría voto nulo. En España, por ejemplo, votos en blanco y nulos se contabilizan por separado. En México, sin embargo, los votos en blanco son considerados como votos nulos por el COFIPE (Codigo Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales). Por lo tanto, nos referiremos a ambas modalidades como “voto nulo”.

Los votos nulos son una evolución de la protesta en democracia, tal vez surgida de la ineficacia y el desprestigio de la abstención. El voto nulo puede –al igual que la abstención- considerarse como una opción democrática ineficiente pero tiene la ventaja de que el votante no puede ser acusado de apático (puesto que realiza el acto democrático de votar), que no puede ser identificado (puesto que “ha votado”) y que es contabilizado en los resultados de la elección. El voto nulo ha ganado mucha fuerza en los últimos años. En las últimas elecciones españolas (2008), por ejemplo, el partido “revelación” UPyD tuvo menos votos (1,2%) que el total de la suma de votos en blanco y votos nulos (1,76%). Y en uno de sus libros, “Ensayo sobre la lucidez”, el escritor José Saramago relató la historia de un régimen político puesto en jaque por el inexplicable voto en blanco de la población…

imagen: banksy

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