Los que se quedan.
– ¿Sabes Cuántas ganas tengo de verte?
-¿Cuántas?
-Como de aquí hasta donde estas tu.
I.- EL que se va
Quizás en estos momentos la palabra adiós, sale sobrando. Tal vez el instante de partir sea tan solo el comienzo de una interminable cruzada por la subsistencia y la búsqueda de aquella tierra de Jauja que creímos perdida. A cuestas uno lleva sobre los hombros la difícil carga de un exilio, un destierro dictado por las circunstancias, las imperativas y tiranas circunstancias que se postran en el camino como un montón de piedras.
Una vez emprendida la marcha, las distancias cobran vida, como si estuvieran al acecho de una víctima más, llevándola al insoportable martirio del recuerdo. No hay retorno, pero tampoco se busca esta alternativa.
Hay algo que marca la cara de cada persona que mira hacia el norte, un agobio que parece llevar sobre sus ropas y dentro de los escasos envases de agua que se quedan en el camino, como marcas de una ruta trazada hacia el olvido.
Ahí estuvimos, aquí estamos y allá vamos. Eso es todo lo que tienes que saber y pese a la voluntad y al desagrado, es lo único claro ahora en el destino.
¿Por qué uno se va? Porque simple y sencillamente la opciones se han borrado del mapa.
II.- El que se queda.
La espera dicta la rutina de a cada día, de cada hora marcada por el reloj viejo de la pared. Y mientras uno duerme, se despierta y come, el silencio parece prolongarse como el agua turbia que corre por un rio.
¿Qué sabemos? Nada, tan solo rumores.
Una llamada telefónica cada fin de semana que luego se posterga durante meses, los cuales tarde o temprano se convierten en años.
Pero aquí estamos, esperando al que se fue. Prometió volver, nos dijo que solo era temporal, pero eso no podemos saberlo.
Dentro de aquella pequeña casa a la orilla de la carretera deambula entre las sombras el fantasma de la resignación.
Los que se van es el nombre de quinto documental a cargo de Juan Carlos Rulfo, un trabajo entrañable y reflexivo sobre el fenómeno migratorio y sus consecuencias, tal vez no económicas ni políticas, sino más bien humanas. Un documental que dibuja la otra cara de la moneda, la otra versión de aquellos que por azares del destino les toco la tarea de quedarse y esperar.
Contada por los propios protagonistas, diferentes historias se entrelazan por una misma problemática, que conlleva a la formulación de preguntas y cuestionamientos sobre nuestro entorno social y las acciones que tomamos al respecto.
La migración que deja no solo estadísticas sino también rastros imborrables dentro de las familias y los horizontes que trazan el país.