Un asteroide de 500 metros de diámetros, que en un futuro lejano podría impactarse con la Tierra, será estudiando por los científicos gracias a una sonda.
El nombre de esta roca es Bennu, llamada así en honor a un ave mitológica egipcia asociada con la muerte, pasará entre nuestro planeta y la Luna alrededor de 2135, lo que podría alterar su órbita, haciendo que impactara con la Tierra a fines del siglo XXII.
Por ahora, la NASA prepara el lanzamiento de una sonda llamada SIRIS-REx, cuya misión es recoger muestras de la superficie del asteroide y conocer mejor su comportamiento, pues los astrónomos creen que podría traer “un inmenso sufrimiento y muerte” a la Tierra.
OSIRIS-REx tendrá que sobrevivir 2 años antes de llegar al asteroide. Gracias a que está construido sin partes móviles, el riesgo de que falle es casi nulo.
“Diseñamos OVIRS para que sea robusto y capaz de durar un largo tiempo en el espacio”, dice la NASA.
A través del análisis del espectro infrarrojo se podrán detectar aspectos únicos de los minerales y los otros materiales que se encuentren en el asteroide.
Ello permitirá a los científicos identificar con precisión el origen de los materiales orgánicos, de los carbonatos y silicatos, y los niveles de agua absorbida en la superficie de Bennu.
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