Hay historias que no pueden contarse, que son imposible de argumentar en base a palabras o signos lingüísticos.
Entonces sucede lo contrario, esas historias se viven, se empalman uno a uno con la piel y los huesos.
Cat Stevens, inmortaliza de forma poética aquella realidad cotidiana e imprescindible entre un padre y su hijo.
Una historia que no dejara de repetirse.