Las cifras recientes no son para sentirse orgullosos: 2.9 libros al año lee un mexicano. Aunque impreciso, este promedio nos deja claro lo que no hace falta decir con números: los mexicanos leemos muy poco.
En un ensayo de noviembre del 2006, el autor Gabriel Zaid declara que “la lectura es un fracaso educativo” y a cinco años de esa afirmación no podemos presumir que algo haya cambiado.
El estudio de aquellos tiempos reflejaba que la principal causante para no leer era “la flojera”, otros más diplomáticos decían que es porque no se tiene tiempo pero la realidad es que el interés es lo que no sobra.
En el Sistema de Transporte Colectivo Metro del DF se han desarrollado diversos programas para estimular este hábito como poner libros a disposición de los usuarios y más recientemente una campaña emprendida por una librería que colocó un llamativo vagón amarillo en la Línea 5.
A lo largo de su recorrido y en cada una de sus estaciones se colocaron fragmentos del cuento de Franz Kafka “El Puente” para hacer que cada ser transportado en ese vagón tuviera a la vista la hístoria y aunque fuese por curiosidad la atendiera.
¿Hay un lugar donde mejor se pueda matar la flojera que en el Metro? ¿Qué hace falta para acercarnos más a la lectura?