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Así se imaginaba Internet en 1932 el visionario Paul Otlet

23 mayo, 2009

Dicen que todo nace primero en la mente de alguien y luego solo eso basta para que la humanidad tome la idea y la construya… ¿Fue así en el caso de Internet con Paul Otlet?

En un futuro las páginas no estarán ya en ningún libro, en su lugar la pantalla y el teléfono serán más importantes” —excelente aproximación al internet, la pantalla supone ser la computadora.

Las preguntas se harán por teléfono y se leerán las páginas necesarias para responderlas. Las respuestas serán mostradas a través de una pantalla” —¿consultas a bases de datos? Hasta Google podría ser por la forma de obtener y desplegar resultados.

El cine, fonógrafos, radio, televisión… todos estos instrumentos serán tomados como sustitutos del libro” — la Internet misma.

“Se convertirán de hecho en el nuevo libro“.

Todo esto lo plasmó Paul Otlet en su Tratado sobre Documentación, El libro sobre el libro.

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La increíble visión de poder ordenarlo todo

Es increíble cómo desde principios del siglo pasado ya se tenía contemplado el poder acumular y organizar todo el conocimiento generado por la humanidad y hacerlo disponble. La libre información ha sido un anhelo desde la Biblioteca de Alejandría y ahora miles de años después es posible gracias al internet.

La libre información es sinonimo de desarrollo, es la puerta a la verdadera democracia. Tecnología e información es igual a libertad, porque la verdad y el acceso al conocimiento nos hará libres.

¿Y cómo era este gran visionario?

Paul Otlet, fue un caballero belga nacido en 1868 que estudió la idea de cómo reunir, organizar y hacer disponible todos los conocimientos disponibles en el mundo.

Gracias a él en Europa se implementó el uso de las tarjetas indexadoras de 3×5 pulgadas que se usaban aún no hace mucho en las bibliotecas.

Con la colaboración de Henri La Fontaine, comenzó en 1885 la creación de una colección de estas tarjetas pensadas para catalogar hechos y que fue bautizada como Repertoire Bibliographique Universel, el Repertorio Bibliográfico Universal, para 1886 contaba con cerca de 400,000 tarjetas. En 1934 esta cifra superaba los 15 millones. Albergadas en el Mundaneum, el edificio que albergaba la colección, considerado ya el antecesor de Internet.

En 1886 organizó un servicio mediante el que el público podía enviar sus preguntas por correo y recibir copias de las tarjetas pertinentes, una especie de Google. En 1912 este servicio recibía unas 1,500 consultas al año.

Otlet pensó que podía existir una copia de esta base de datos en las pricipales ciudades del mundo —como nodos o servidores principales,  sin embargo, lo costoso de la operaición hacían de la idea algo irrealizable.

Paul con su extraordinaria visión fincó las bases para que personas como Tim Lee Bernes y Vinton Cerf hicieran realidad esa enorme biblioteca de información que disfrutamos ahora que es el Internet y la WWW.

Link: Paul Otlet, Tratado sobre documentación en YouTube

Visto en: Microsiervos