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Los laboratorios remotos revolucionan el aprendizaje desde casa

LabsLand

La situación actual debido al coronavirus ha puesto patas arriba a gran parte (o a casi toda) de la comunidad educativa. Hemos tenido que pasar de un modelo presencial a un modelo en remoto en el cual la manera de interactuar con nuestros alumnos y ellos con los recursos de aprendizaje es exclusivamente a través de internet.

Cada docente, a todos los niveles (desde infantil a la universidad), se está adaptando de la mejor manera posible, realizando clases en tiempo real, grabando vídeos, recursos virtuales, etc.

Estas herramientas para los ámbitos educativos no universitarios o de formación profesional pueden ser suficientes, pero no en estudios superiores, y principalmente en disciplinas técnicas como la ingeniería y ciertos ciclos formativos, donde las competencias derivadas de las sesiones prácticas son fundamentales para asimilar un alto porcentaje de los contenidos teóricos.

Ahora bien, ¿qué herramientas podemos ofrecer a los alumnos para seguir realizando prácticas desde casa de la misma manera que si estuvieran en los laboratorios de la universidad? Parece que más que nunca los laboratorios remotos son la solución o quizás la mejor alternativa.

Tecnologías para experimentar

Un laboratorio remoto podríamos definirlo como un conjunto de tecnologías hardware y software que permiten al usuario, a través de internet, llevar a cabo un experimento de la misma manera que si estuviera en el laboratorio presencial. O, explicado de otra forma, ¿qué no es un laboratorio remoto? No es un simulador o un laboratorio virtual en donde la respuesta del experimento está diseñada, desarrollada y codificada por un programador.

Max Planck decía que “una experiencia no es otra cosa que una pregunta dirigida a la naturaleza, y la medida, la respuesta de la naturaleza”. Por tanto, un experimento, sea remoto o no, debe mantener intacta esta premisa.

Igual que si fuera presencial

En este contexto, el reto de los diseñadores y desarrolladores es enorme, ya que deben permitir al usuario realizar las mismas acciones que si estuviera presencialmente en el laboratorio, ofreciéndole herramientas que hagan que internet sea sus ojos y sus manos para interactuar con los equipos y los experimentos, es decir, que pueda lanzar preguntas a la naturaleza y observar (ver, escuchar, medir) su respuesta.

Los laboratorios remotos han sido desde hace muchos años objeto de investigación en muchas universidades en todo el mundo (Standford, MIT, Cambridge, UNED, Open University, Deusto…).

Sin embargo, en casi todos los casos son laboratorios que se han desarrollado a medida de los propios grupos de investigación, es decir, no diseñados y definidos como “productos” que puedan ser compartidos con otros profesores de una manera sencilla e intuitiva. Además, como buenos profesores, todos queremos adecuar la herramienta a nuestro modelo de aprendizaje, no ser nosotros los que nos amoldemos a la herramienta.

Así funciona la red de laboratorios de Labsland.

Herramientas docentes

En este contexto, la Universidad de Deusto, a través de su grupo WebLab-Deusto, lleva desde el año 2004 desarrollando laboratorios remotos que puedan ser fácilmente explotados y usados como herramientas docentes. Para ello, nuestros laboratorios siempre han sido ideados para ser accesibles desde cualquier tecnología web o sistema operativo y sin necesidad de instalar o configurar cualquier software adicional, y sin restricciones de seguridad de comunicaciones como firewalls. Es decir, el usuario solo necesita un dispositivo con conexión a internet, pudiendo así experimentar 24 horas los 7 días de la semana.

Esta posibilidad de conexión ubicua hace que el profesor durante las exposiciones teóricas pueda “acudir” al laboratorio para demostrar empíricamente y en tiempo real las ecuaciones o modelos matemáticos descritos en la pizarra, o puede indagar para llegar hasta los modelos, reduciendo así la distancia entre la teoría y la práctica.

Cuando la universidad está cerrada

Además, ofrece a los alumnos un tiempo ilimitado para seguir accediendo al laboratorio cuando las instalaciones de la universidad están cerradas. Como decía el director de los laboratorios de Tecnologías de Microsistemas en el MIT, Jesús del Álamo, “si el alumno no va al laboratorio, el laboratorio va al alumno”.

Esta facilidad de acceso y disponibilidad ha hecho posible que durante los últimos años también muchos institutos y colegios de secundaria se hayan acercado a nosotros para conocer y utilizar los laboratorios remotos.

También para la ESO y bachillerato

Así, cientos de alumnos de ESO y bachillerato han podido aprender a programar robots sin preocuparse de si los motores iban a funcionar o si les faltaban pilas. O aprender cómo funciona un detector Geiger instalado en Australia y medir las radiaciones de diferentes materiales.

También se han iniciado en el mundo de la electrónica haciendo montajes con resistencias y comprobando la ley de Ohm o Kirchhoff. Han experimentado con las leyes de la cinemática o del movimiento pendular, aprendiendo los conceptos básicos del método científico y adquiriendo cultura STEM.

Todo ello, gracias a que los laboratorios remotos ofrecen distintos experimentos que se pueden llevar a cabo en función del nivel educativo de los usuarios. Muchos de estos experimentos son caros y/o complejos y, sin embargo, solo necesitan una conexión a internet para experimentar y obtener resultados de aprendizaje. Y desde el punto de vista del profesor, él no se encarga de mantenerlos ni de “abrirlos”, simplemente los usa.

En definitiva, los laboratorios remotos ofrecen una ventana a través de la que acceder e interactuar con recursos físicos reales que están a miles de kilómetros de nosotros. Algo más que nunca necesario en la situación en la que estamos, en la que los alumnos y docentes nos vemos obligados a seguir una formación online.

Ejemplo de laboratorio remoto de electrónica de Labsland.

La gran herramienta Labsland

Desde aquí queremos compartir y ofrecer estos recursos a toda la comunidad educativa de manera completamente gratuita a través de Labsland, una start-up creada como spin-off de la Universidad de Deusto, y que a través de su sitio web concentra el mayor número de laboratorios remotos activos y disponibles hoy en día.

Desde el inicio del confinamiento, los alumnos de ingeniería de Deusto acumulan más 10.000 accesos a la red, los cuales se suman a los más de 30.000 realizados por cerca de 2.500 estudiantes de otros centros educativos no solo españoles, sino también de Alemania, Estados Unidos, Polonia, Portugal, Jordania, India, Malasia o Colombia, por ejemplo.

El desarrollo de los acontecimientos y las perspectivas de futuro indican que el uso de laboratorios remotos se va a convertir en una herramienta innovadora docente de presente que los profesores deben aprender a usar y a integrar en sus clases. Una oportunidad más de mejorar y democratizar el acceso a la ciencia.

Unai Hernández-Jayo es asesor de LabsLand

El grupo de investigación WebLab-Deusto ha recibido financiación a lo largo de los años de diferentes convocatorias de investigación públicas, tanto a nivel regional, local como europeo.

Javier García-Zubia es asesor de LabsLand
El grupo de investigación WebLab-Deusto ha recibido financiación a lo largo de los años de diferentes convocatorias de investigación públicas, tanto a nivel regional, local como europea.

Fuente: The Conversation (Creative Commons)
Author: Unai Hernández-Jayo, Profesor Encargado Doctor del Departamento Tecnologías Informáticas, Electrónicas y de la Comunicación, Universidad de Deusto

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