De esta forma le dan la vuelta a la tortilla y usan a su favor el software de Amazon que monitorea a sus repartidores para saber dónde están. Como se le suele asignar los pedidos a quienes estén más cerca del centro, ellos ganan segundos o fracciones de segundo contra otros repartidores.
Trampear el sistema puede significar la diferencia entre conseguir hacerse con el pedido que más beneficios reporta por hora o dejar que lo consiga otra persona. Los trabajadores implicados en esta estafa habrán calculado el coste de los terminales extra que han tenido que comprar para ponerlos en las inmediaciones del centro y el dinero que van a ganar en el tiempo que tarden el resto de trabajadores en ponerse al día con el truco o lo que tarde Amazon en cambiar las reglas.
Fuente: Magnet
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