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Luego de la anulación del revocatorio ¿Qué va a pasar en Venezuela?

Por Victor Álvarez | Rebelión

Pasando por encima a la decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) quien luego de una rigurosa y exhaustiva revisión dictaminó que los solicitantes del Referendo Revocatorio Presidencial cumplieron con el requisito de presentar el 1 % de las firmas del padrón electoral, el día de ayer 20 de octubre, cinco tribunales de provincia sin competencia en materia electoral, anularon la recolección del 1% y abortaron la realización del Referendo Revocatorio.

La escasez de alimentos y medicinas, la especulación e inflación, el empobrecimiento generalizado y la criminalidad desbordada azotan a la población. Las tensiones en la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) han impedido amalgamar el creciente malestar social para convertirlo en una poderosa fuerza transformadora que permita superar la crisis económica y social. La medida de casa por cárcel otorgada ayer 20.10.16 a Manuel Rosales -líder de Un Nuevo Tiempo (UNT) partido clave en la MUD- así como la firma por parte de la Alcaldesa de Maracaibo, Eveling Trejo de Rosales -también de UNT-, del Presupuesto Nacional aprobado por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sin pasar antes por el debate y control parlamentario, justo cuando tribunales de cinco estados del interior del país anularon el 1 % de las firmas y abortaron el Referendo Revocatorio (RR), pone bajo sospecha a UNT y acrecienta las fisuras en la MUD.

Inicialmente se creyó que el fulminante triunfo de la Oposición en las parlamentarias inmovilizaría al Gobierno y lo obligaría a negociar. Pero en el pulso de la confrontación de poderes el Gobierno le ha doblado el brazo a la Asamblea Nacional (AN), la cual prácticamente ha quedado anulada al ser declarada en desacato por el TSJ. Las torpezas tácticas de la MUD han prologado la esperanza de vida de un Gobierno que parecía tener los días contados si se activaba el RR. Sin embargo, la falta de unidad de criterios la llevó a perder un valioso tiempo mientras decidía entre Enmienda Constitucional, Asamblea Nacional Constituyente, Renuncia de Maduro y RR. Con ese retraso dio una excusa perfecta al Gobierno para retrasar el revocatorio para el 2017, con las consecuencias que ya todos conocemos.

A pesar de que la Oposición logró el control de la AN con una abrumadora mayoría, no fue capaz de evitar la aplanadora que una y otra vez le ha pasado por encima un Gobierno precario, con bajísimo respaldo popular. Al tanto de que las salas constitucional y electoral del TSJ fueron colonizadas por el oficialismo, y que en cualquier consulta para dirimir controversias el TSJ siempre se pronunciaría a favor del Gobierno, aun así la MUD ha pisado ingenuamente todas las conchas de mango que le ha tirado el oficialismo. Su peor error táctico fue incorporar a los diputados de Amazonas, cuya elección fue invalidada por el TSJ. La miopía de la dirigencia opositora convirtió este asunto en un punto de honor, cuando lo estratégico era preservar la AN para acumular fuerzas a través de la reinstitucionalización del CNE, BCV, CGR, FGR y otros entes del Estado. Pero la reincorporación de los diputados sirvió de pretexto para declarar a la AN en desacato y anularla en la práctica.

Movilizar el descontento para calentar la calle y provocar la caída del Gobierno, tal como se intentó con las violentas guarimbas del 2014, desencadenaría una represión masiva e indiscriminada. Y en ese escenario la Oposición lleva las de perder, ya que el Gobierno cuenta con el apoyo militar y policial como fuerzas represivas del Estado.

Descartado un escenario violento que desemboque en una salida dictatorial, la solución negociada a la actual crisis está condicionada por parte de la Oposición a la libertad de los presos políticos, el retorno de los exiliados, el cese de las persecuciones y la represión, la autonomía de los poderes públicos y el reconocimiento de la AN para la renovación del CNE.

Ante la barrida que sufriría el chavismo en las elecciones de gobernadores y alcaldes, otro escenario que se maneja es el de la renuncia de Maduro para convocar una mega-elección de presidente, gobernadores y alcaldes, de tal forma que el oficialismo pueda aprovechar la plataforma del gobierno central, antes de que esta caiga en manos de la Oposición. Esto fue revelado por Juan Barreto quien aseguró que se está negociando la renuncia de Maduro para evitar la desaparición del chavismo: “al presidente le han recomendado que renuncie para que no se mida, porque si se mide podría perder el Revocatorio y de perderlo con 80% podría sepultar al chavismo”.

Luego de los cambios en Argentina y Brasil, Venezuela prácticamente ha sido anulada en el Mercosur donde cobra fuerza la aplicación de la Carta Democrática, cuestión que obligaría al presidente Nicolás Maduro a sentarse en la mesa de negociación para acordar al menos un Gobierno de Coalición.

Pobrecita Venezuela que en medio de esta terrible crisis humanitaria le toca escoger entre las aguas estancadas y putrefactas de un gobierno paralizado e incapaz y la vieja política fermentada y mohosa de la MUD. Pareciera obligada a escoger entre dos versiones distintas de la misma degeneración política que desembocó en esta desgracia.

Nuevo sujeto sociopolítico: ni gobiernero ni de oposición. 

La revelación de las conversaciones secretas entre Gobierno y factores de la MUD ha sembrado serias dudas en la ciudadanía sobre el verdadero compromiso de la Oposición con el Referendo Revocatorio para 2016. Estas dudas se acrecientan al conocer que fueron excluidos de estas conversaciones importantes partidos políticos de la MUD, cuyos líderes están en prisión o inhabilitados políticamente.

La MUD ordeña mediáticamente las ineficiencias del gobierno, sin delinear una alternativa que sea percibida como algo nuevo, diferente y superior. Es el mismo modelo rentista de este y los anteriores gobiernos: critica al modelo chavista populista y clientelar, pero es incapaz de concretar una propuesta viable y creíble que trascienda el perverso “quítate tú para ponerme yo”.

Pero para la cultura rentista y clientelar siempre será preferible un gobierno que siga repartiendo la renta a cambio de lealtades políticas, a otro que -a nombre de superar la cultura rentista- proponga aumentar los impuestos y reducir los subsidios que se han financiado con el ingreso fiscal de origen petrolero.

La ciudadanía consciente está asqueada del falso conflicto entre la MUD y el PSUV. Empieza a darse cuenta que tras esa diatriba e intemperancia subyace una puesta en escena en la que Gobierno y Oposición simulan querer exterminarse, pero a escondidas pactan la conflictividad simulada y se reparten las mieles del poder, como siempre ha ocurrido en todo régimen bipartidista. Y la comparsa mediática contribuye a este espectáculo que entretiene y adormece a la mayoría políticamente oprimida, económicamente explotada y socialmente excluida.

Aquí no cambió nada 

Tanto el capitalismo rentístico como el neo-rentismo socialista terminaron siendo dos expresiones distintas del mismo modelo de acumulación extractivista, sustentado en la exportación intensiva de petróleo crudo, sin ningún grado de transformación industrial. Estas dos caras de la misma moneda funcionaron a la perfección mientras la renta petrolera creció de forma sostenida y resultó más que suficiente para financiar el proceso de acumulación y la inversión social.

En ambos casos, el reparto de la renta no se limitó a objetivos de desarrollo económico y social, sino que derivó en un instrumento de dominación para mantener el apoyo político que necesita el gobierno de turno para aferrarse al poder. Así, la inversión social y productiva de la renta se desnaturaliza y termina siendo un premio a las lealtades políticas. La dominación se logra a través de un sistema de premios y castigos para asegurar la lealtad de los seguidores políticos, comprar la simpatía de los indecisos y castigar o disuadir a los adversarios.

El llamado a utilizar la renta en función del desarrollo económico y social no tuvo éxito porque el propio Chávez exacerbó al extremo las patologías y perversiones del modelo extractivista-rentista. Sus logros sociales terminaron mediatizados y pulverizados por una práctica política que sometió los avances en la lucha contra el desempleo, la pobreza y la exclusión social al comportamiento errático de la renta petrolera. Lejos de blindar al país a través de fondos para el ahorro e inversión del excedente petrolero, impuso la creación de fondos para gastar toda la renta, sin ahorrar nada para encarar los duros tiempos de escasez que le siguen al colapso de los precios del petróleo.

El nuevo sujeto político 

Al igual que el capitalismo rentístico, el neo-rentismo socialista se sustentó en el extraordinario poder político, económico y social que le otorgó el control de la renta petrolera. Este modelo confunde el Estado con la sociedad y a la Patria con el Gobierno. Asume que desde el entramado del Estado burocrático se representa el interés social, a pesar de las enormes contradicciones que la sociedad tiene no solo con el mercado, sino también con el Estado.

En medio de esta tensión, crece una ciudadanía cada vez más consciente, que no ve las cosas en blanco y negro, y no cae en esa manipulación. Se trata de un creciente sector que no se considera chavista, pero tampoco de oposición. Es una marcha silenciosa que critica la violencia de las guarimbas como instrumento político, pero también se opone a la violencia que pretende criminalizar y silenciar, no solo a los opositores, sino también al pensamiento crítico que cuestionó las creencias limitantes que desgastaron su Revolución.

Todo esto ha dado origen a la conformación de un nuevo sujeto sociopolítico que crece a expensas del chavismo y la oposición descontentas. No son tan ingenuos como para creer que el simple cambio de gobierno que se derive del RR automáticamente va a erradicar los problemas de escasez, acaparamiento y especulación que azotan a la población. Saben que es mucho lo que hay que reconstruir y que no será tarea fácil ni rápida. La reconstrucción nacional requerirá mucho esfuerzo, diálogo y capacidad para lograr grandes acuerdos, más allá de las cúpulas del gobierno y la oposición. En todo caso, el cansancio de la ciudadanía con las cúpulas políticas que pactan a sus espaldas se comienza a expresar en la emergencia de un nuevo actor político que levanta nuevas banderas de lucha:

– Conjurar la amenaza de una confrontación violenta entre los fanáticos de ambos lados que se obstinan en una gran batalla final.

– Referendo Revocatorio como derecho constitucional y no como una concesión a las cúpulas políticas de la Oposición.

– Trascender el bipartidismo del PSUV-MUD que negocia a puerta cerrada los derechos constitucionales de toda la ciudadanía.

– Reforma Constitucional para acortar el período presidencial a 4 años con una sola reelección.

 

– Articular los movimientos ciudadanos en un nuevo sujeto socio-político para la reconstrucción económica, social, política y moral de la Nación. 

@victoralvarezr

* Víctor Álvarez R.es Premio Nacional de Ciencias

Vía Rebelión (CC)

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