La moringa, es una planta rica en minerales como el calcio y el fósforo, constituye un alimento común en muchas comunidades autóctonas, en la India y en algunos países africanos.
Debido a su aporte nutricional es ideal para una dieta diaria, o como alternativa alimentaria en periodos de escasez.
Como medicina natural y producto de herbolario encontrarás la moringa en las siguientes presentaciones:
Jugo de la planta fresca (hojas y frutos): para la tensión sanguínea y la diabetes. Un vaso al día.
Hojas secas o frescas en infusión (poco habitual): como digestivo, laxante y antiparasitario (antihelmíntico); dos tazas al día.
En polvos: para el colesterol, el estreñimiento, la diabetes, etcétera; 3-4 gr al día, en tres dosis. O bien una cucharadita con el té, el yogurt o un zumo de cítricos, con los que combina muy bien.
En cápsulas: tres al día, antes de cada comida.
En polvos: como condimento de cocina.
Hojas pulverizadas para aplicación tópica: un uso tradicional sobre heridas, golpes e inflamaciones de la piel
Jugo de la planta fresca: en aplicación tópica sobre heridas cutáneas, como antiséptico
Semillas de moringa: con o sin cáscara, crudas o cocidas, o bien en polvos. Las puedes tomar con agua, o incorporarlas en tu ensalada.
Aceite de moringa: en usos cosméticos, o incluso como aliño sobre la ensalada o la verdura.
Fuente: Webconsultas