Skip to content

Mujeres Tejiendo… Redes

…Y a pesar de estar todas en esta inmensa red con infinitas posibilidades de no contactarnos… vamos tejiendo una fuerte y resistente red que aunque invisible, tarde o temprano nos sostiene de muchas maneras…

-Parras

@pamiparras

Hace poco más de año y medio abrí mi cuenta en Facebook y apenas unos cuantos meses que abrí la de tuiter, en ambos casos más alentada por voces externas que por un genuino interés personal. Y en ambos casos, acabé rayando en la adicción a cada una de estas dos.

¿Por qué me hice mega fan de estas redes sociales? Pues la verdad por muchas razones, una, quizás, la posibilidad real de ejercer el voyerismo, pero más que eso fue porque cada una de estas redes con sus esquemas, sus condiciones, sus limitantes y posibilidades me ofrecen algo que en lo tangible es imposible: mantener una cercanía con toda la gente que quiero, que aprecio, que me importa y algunas a las que yo les importo.

En Facebook retomé el contacto con ex compañeros de distintos trabajos, de mi primaria y también he podido compartir con muchos familiares, las aventuras, locuras y resbalones propias de la vida. No soy de las que tenga muchos amigos en mis contactos ni voy contando uno a uno los nuevos, el “feiz” no es un concurso de popularidad en mi opinión, y por supuesto que he negado varias solicitudes, pues no es mi interés ser lo que no soy, es decir, nunca fui la más popular, no tengo porque serlo ahora de manera ficticia.

En tuiter la dinámica cambió y si bien sigo y me siguen muchas amigas y amigos que antes de tuiter conocí en persona, personalmente, ahora me encuentro a muchas mujeres a las que no sólo no conozco, sino a las que sería imposible conocer simplemente por asunto de física: muchas viven fueran de la ciudad de México, donde vivo y otras varias fuera de mi país.

Y a pesar de estar todas en esta inmensa red con infinitas posibilidades de no contactarnos, acabamos encontrándonos, reconociéndonos, espejeándonos, queriéndonos, cuidándonos , apoyándonos, apapachándonos, vamos tejiendo una fuerte y resistente red que aunque invisible, tarde o temprano nos sostiene de muchas maneras.

Lo más rico de encontrarme con otras mujeres en las redes sociales fue que a pesar de la posibilidad de la ficción, de la máscara, cada una de nosotras es en mayor o menor medida auténtica, todas reales aunque no nos toquemos con las manos ni nos veamos frente a frente, nos queremos, nos importamos, nos procuramos.

Mi madre se resistió mucho tiempo a entrarle a esto de las redes sociales, hasta que finalmente y, no por mi, las vio como una herramienta de trabajo, como la posibilidad de ampliar horizontes. Hoy ella tiene su cuenta y me doy cuenta de que me habla menos por teléfono, pero sabe más de mi por mis “estatus” en FB. Hoy me pregunta menos cómo estoy, cómo van las cosas en casa, cómo crece su nieto, porque sabe más y mejor, de mi, de mi casa, de  mi hijo.

Como mujer, con todo lo que eso implique, las redes sociales me han sumado grandes cariños y consolidado amistades entrañables.

En el fondo y aunque aún no llego a ese punto, lo que más me gusta de estas redes es el potencial enorme de ser una herramienta para todas las mujeres del planeta de hacer cambios reales, concretos que nos beneficien como mujeres, madres, esposas, novias, amantes, hijas, trabajadoras y constructoras que somos de este mundo. Creo que las redes sociales nos ayudan a acabar con los silencios que duelen hasta los huesos, con los miedos que nos paralizan y nos restan en lugar de sumarnos. Nos dicen que no estamos solas, que las alegrías y los pesares los compartimos con millones de otros seres por una sola razón, porque somos mujeres.

Chicas, sí, la tecnología está a nuestros pies: Uníos!