Me sorprendió escuchar susurros en el asiento trasero. Alcé la vista hacia el espejo: era mi usuario (40 años, chaqueta y corbata floja, lentes gruesas), cubriéndose la boca para que yo no percibiera el movimiento de sus labios. Susurraba algo mientras miraba de reojo a su izquierda. A su izquierda no había nadie. Sólo viajábamos él y yo. Lo juro.
Agudicé el oído. Sólo conseguía oír palabras sueltas: “cariño”, “hipoteca”, “Mariam”, “fútbol”. Después dejó de hablar e inclinó ligeramente la cabeza, como para escuchar a su interlocutora invisible (supuse que se trataba de una mujer llamada Mariam; tal vez su esposa o su novia imaginaria). Luego volvió a susurrar, subiendo el tono aunque con la mano aún tapándose la boca. Ahí sí que pude escucharle con sobrada nitidez: “Que es el Barça-Madrid, joder…”. Y volvió a inclinar la cabeza. Su gesto parecía cada vez más serio (ceño fruncido, mordiéndose un dedo aprovechando su mano en la boca).
“No me chilles”, susurró claramente molesto.
Ella debió de decirle algo ofensivo, ya que él reaccionó levantando las cejas y diciendo: “¿Sabes lo que te digo? ¡que ahí te quedas!”
Carraspeó y, ya sin su mano en la boca, me dijo en voz alta:
– Perdone…
– ¿Sí? – dije como si nada.
– ¿Podría pararme aquí? Olvidé que… tengo que hacer unas compras en… esa tienda – me dijo señanalando la mercería del otro lado de la calle.
– Ok.
Detuve el taxi, paré el taxímetro y el hombre me pagó. Antes de bajarse volvió a mirar el asiento vacío de su izquierda y volvió a susurrar, enfadado: “Te espero en casa”. Y cerró con un portazo.
Reanudé la marcha.
Instantes después, conduciendo mi taxi libre por el Paseo de la Castellana, comencé a sentirme extrañamente observado por aquella mujer imaginaria. Incluso llegué a notar su aliento en mi nuca. Un aliento cada vez más cálido y nítido, como con sus labios a punto de rozar mi piel.
Víctima de una excitación sin precedentes, detuve mi taxi en un vado y comencé a masturbarme.
Daniel Díaz es, según sus propias palabras taxista, o taxidermista (según la piel del viajante). Escritor a tiempo parcial y lector insaciable de espejos a jornada completa. Licenciado en Espejología del Profundismo por la Universidad Asfáltica de Madrid (UAM). Bufón y escaparatista de almas. Conduce un taxi desde donde observa la vida y vive en Madrid. Escribe en el blog Ni Libre Ni Ocupado. Síguelo en twitter @simpulso
Este texto no es copyleft y ha sido reproducido únicamente con permiso del autor.
Foto: Ni libre ni ocupado