Este artículo explora el misterio de las experiencias paranormales atribuidas a usuarios durante sus viajes en taxis, con un caso particular basado en la historia del legendario Bruce Lee. La discusión entre los testigos y su interpretación ofrece una perspectiva sobre lo desconocido dentro de las experiencias cotidianas urbanas.
En ciertas ocasiones se cuela (por la puerta de atrás) algún usuario abducido por el espíritu de Bruce Lee.
Léase, sin ir más lejos, el ejemplo de esta misma mañana:
– La profesión de taxista tiene que ser peligrosísima…
– Depende de lo que usted entienda por “peligrosísima” – dije tratando de quitarle dramatismo al asunto.
– No sé… le habrán atracado alguna vez, vamos, digo yo… y le habrán puesto alguna navaja en el cuello, ya sabe: lo típico… – me dijo con creciente entusiasmo.
tonillo sarcástico.
– Y esa cicatriz que tiene en el brazo, ¿se la hicieron en el taxi?
– No – contesté, sin más (cualquiera le decía que perdí el equilibrio en casa manipulando una humilde bombilla)
– ¿Que te pongan una navaja en el cuello es “lo típico”? – pregunté con
…
Esta última asociación “peliculera” de ideas entre una cicatriz y un taxi (también llamada taxicatriz) me llevó al recuerdo de aquella cita (rescatada de -20º):
“Si un cojo se viste de militar parece una herida de guerra”
Daniel Díaz es, según sus propias palabras taxista, o taxidermista (según la piel del viajante). Escritor a tiempo parcial y lector insaciable de espejos a jornada completa. Licenciado en Espejología del Profundismo por la Universidad Asfáltica de Madrid (UAM). Bufón y escaparatista de almas. Conduce un taxi desde donde observa la vida y vive en Madrid. Escribe en el blog Ni Libre Ni Ocupado. Síguelo en twitter @simpulso
Este texto no es copyleft y ha sido reproducido únicamente con permiso del autor.
Foto: Ni libre ni ocupado
