Erum Vial, líder en innovación vial, destaca los notables beneficios de la geolocalización en carretera

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La adopción de dispositivos avanzados como la luz LEDONE ECO contribuye significativamente a la prevención de accidentes y al aumento de la seguridad vial

Los accidentes de tráfico representan una seria amenaza para la población mundial, con estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que indican que 3.287 personas mueren diariamente debido a estos incidentes. Frente a este desafío, Erum Vial y la DGT se embarcan en soluciones que salvan vidas y reducen la siniestralidad en las carreteras. 

La Dirección General de Tráfico (DGT) sigue implementando medidas prácticas para reducir accidentes fatales en carreteras, adaptándose a las actualizaciones normativas. Algunos de los componentes clave en esta estrategia de la geolocalización en carretera, son las integraciones de la plataforma DGT 3.0 y las luces de emergencia conectadas. 

Luces de emergencia conectadas y geolocalización: un avance en seguridad vial 
La luz de emergencia LEDONE ECO Connected, diseñada por Erum Vial y fabricada en España, es la primera luz de emergencia del mercado fabricada, con criterios de ecodiseño, con materiales reciclados y con una elevada reciclabilidad, y que incorpora geoposicionamiento conectado con la nube 3.0 de la DGT. Este avance revolucionario no solo reemplaza los triángulos de emergencia convencionales, sino que también ofrece una nueva dimensión de seguridad gracias a la geolocalización. 

Beneficios clave de la geolocalización en carretera: 
Interconexión del sistema vial en tiempo real: 

  • Posibilita la comunicación entre conductores, sistemas de ayuda en carretera y autoridades de tráfico. 

  • Facilita la toma de medidas inmediatas para reducir el peligro y mejorar la fluidez del tráfico. 

Mayor soporte y asistencia: 

  • Agiliza y reduce los tiempos de respuesta en emergencias, permitiendo una asistencia más rápida en zonas conflictivas. 

Prevención de accidentes: 

  • Advierte a otros conductores sobre zonas de incidentes mediante luz led intermitente y conexión con la nube 3.0 de la DGT. 

Advertencia de posibles riesgos al instante: 

  • Establece una conexión en tiempo real, permitiendo advertencias automáticas a la DGT sobre la detención del vehículo en carretera. 

Compromiso de Erum Vial con la innovación sostenible 
La adopción de dispositivos avanzados como la luz LEDONE ECO contribuye significativamente a la prevención de accidentes y al aumento de la seguridad vial. Erum Vial, comprometido con la sostenibilidad, ofrece esta señal de emergencia, que incluye conexión con la plataforma DGT 3.0 y conectividad asegurada hasta 2038.  

Con la introducción de innovadoras soluciones de geolocalización, Erum Vial continúa liderando el camino hacia un futuro más seguro y sostenible en las carreteras españolas. La luz de emergencia LEDONE ECO CONNECTED, refleja el compromiso de la empresa con la conectividad y la seguridad vial, al mismo tiempo que respeta el medio ambiente.

Fuente Comunicae

¿Qué mide PISA en la prueba de pensamiento creativo y por qué es importante?

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En un mundo de constantes avances tecnológicos es esencial que la educación equipe a los estudiantes con habilidades para enfrentarse a los desafíos actuales y contribuir de manera significativa a la sociedad. El pensamiento creativo es una de estas habilidades.

Ejemplo de su relevancia en el mundo educativo es su reciente inclusión en el ciclo 2022 de PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes) como nueva competencia innovadora a evaluar en estudiantes de 15 años de todo el mundo. A falta de conocer qué resultados arroja esta prueba, vamos a explicar qué se entiende por creatividad y pensamiento creativo y cómo podemos trabajarlos en el aula.

Más allá de la creatividad del genio

La creatividad se puede entender como la capacidad de generar una idea o producto que es a la vez novedoso y útil. El pensamiento creativo, por su parte, alude a los procesos cognitivos que se requieren para desarrollar este producto. Un ejemplo de ello es nuestra capacidad de resolver problemas y de generar ideas y combinarlas.

La imagen que tenemos del genio dotado de una capacidad creativa excepcional ha existido desde hace siglos. Sin embargo, la creatividad no se relega exclusivamente al dominio del genio y está presente en nuestras vidas de muchas otras formas. Por ejemplo, lograr crear un plato delicioso con los pocos ingredientes disponibles en nuestra despensa no estaría a la altura de la creación culinaria del mejor chef del mundo, pero también requeriría de cierta dosis de pensamiento creativo.

Este tipo de creatividad cotidiana pone de manifiesto que la creatividad es una capacidad maleable que se puede desarrollar mediante la práctica. Por eso PISA investiga el nivel de pensamiento creativo de los estudiantes a la hora de buscar y expresar ideas. Y a la vez pretende explorar la relación entre esta habilidad y las características de los sistemas educativos de los países participantes.

Dimensiones del pensamiento creativo

La creatividad está relacionada con habilidades de diferente tipo como la resolución de problemas, las habilidades metacognitivas o el rendimiento académico. Su estudio se aborda desde diversos ángulos como la neurociencia o la psicología.

Desde la psicología cognitiva, el psicólogo estadounidense Joy Paul Guilford se refirió al pensamiento convergente y al pensamiento divergente como dos dimensiones de la creatividad. El pensamiento divergente se basa en:

  1. La fluidez de ideas, es decir, el número de respuestas que generamos ante un estímulo.

  2. La originalidad de las ideas, entendida como la singularidad de estas respuestas.

  3. La flexibilidad, referida a la capacidad de producir ideas que pertenecen a diferentes categorías.

  4. La elaboración de las ideas, que hace alusión a la cantidad de detalles que aportamos en nuestra producción de ideas.

Por ejemplo, según el test de usos alternativos (AUT, por sus siglas en inglés) de Guilford, ante la pregunta de cuántos usos diferentes se le pueden dar a un clip de papel, una persona creativa iría más allá de proponer utilizarlo para sujetar papeles e incluiría otras opciones como usarlo como un llavero o para crear una figura en miniatura. Estas opciones exploran otras categorías que se extienden más allá de las respuestas convencionales.

El pensamiento convergente, por su parte, implica la selección de la idea o solución más adecuada a un problema.

Tradicionalmente se ha considerado que el pensamiento divergente es el componente que mejor predice la creatividad. Sin embargo, en la actualidad se reconoce la relevancia de ambos tipos en el proceso creativo.

El modelo de evaluación de PISA evalúa estas dos dimensiones del pensamiento creativo junto con otro tipo de factores internos y externos.




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¿Se puede evaluar el pensamiento creativo?

No sin dificultad, el pensamiento convergente y divergente suelen medirse a través de pruebas verbales (o narrativas) y figurativas (o gráficas).

Por ejemplo, el test de asociaciones remotas (RAT) de Mednick se utiliza principalmente para medir el pensamiento convergente en su dimensión verbal. En esta prueba, se presentan tres palabras diferentes y se le pide a los participantes que encuentren la palabra que pueda estar relacionada con las tres.

Para medir el pensamiento divergente, se suelen utilizar pruebas como los tests de pensamiento creativo de Torrance (TTCT), que miden el pensamiento divergente a través de tareas verbales y también figurativas. Estas pruebas incluyen, entre otros, el mencionado test de usos alternativos de Guilford o pruebas figurativas basadas en la creación de dibujos a partir de una serie de trazos.

¿Se puede entrenar la capacidad creativa?

La cuestión sobre si la creatividad es una competencia general o específica de un dominio es objeto de debate en la comunidad científica. Existe abundante evidencia que respalda la noción de que la creatividad tiene componentes específicos y generales, y que estos cambian según el contexto social y el desarrollo a lo largo de la vida.

Los programas de entrenamiento creativo son muy diversos. Algunos de ellos se centran en la creatividad general, mientras que otros lo hacen en un área de conocimiento.

Creatividad en el aula

Expertos como Ronald A. Beghetto sugieren incluir en el currículo académico la enseñanza sobre, para y con la creatividad. Según esta idea, el alumnado necesita saber qué significa ser creativo, además de conocer técnicas del entrenamiento de la capacidad creativa propias de cada asignatura. Estas acciones pueden venir acompañadas del uso de metodologías de enseñanza creativas.




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Por ejemplo, podemos trabajar la fluidez de ideas enseñando la técnica de las palabras aleatorias en la resolución de problemas en diferentes asignaturas. Con esta técnica buscamos resolver un problema generando tantas asociaciones con un estímulo aleatorio como sea posible.

Imaginemos que queremos diseñar un nuevo juego de mesa, y el objeto aleatorio seleccionado es una llave. Podemos pensar en palabras relacionadas con este objeto, como apertura, acceso y seguridad. Al conectar estas palabras con nuestro problema, podemos crear un juego en el que los jugadores compitan por abrir una serie de cerraduras utilizando la llave correcta, un juego de aventuras en el que los jugadores deben encontrar una llave para acceder a un tesoro, o un juego de estrategia en el que los jugadores deben proteger su llave para evitar que otros jugadores la roben.

Así, podríamos enseñar a nuestros estudiantes técnicas de creatividad como esta, que puedan poner en práctica en diferentes asignaturas.

Como se recoge en la ley educativa vigente en España (LOMLOE), la creatividad es una habilidad transversal que debe integrarse sistemáticamente en el currículo y también de manera orgánica en cada una de las diferentes áreas o materias.

Almudena Fernández-Fontecha no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Almudena Fernández-Fontecha, Profesora Titular. Lingüística Aplicada, Universidad de La Rioja

¿Por qué millones de estadounidenses creen que a Donald Trump le ‘robaron’ las elecciones presidenciales de 2020?

Antes incluso de que comience la campaña presidencial estadounidense de 2024, las elecciones primarias republicanas ya han sido históricas en más de un sentido.

Por primera vez en la historia de Estados Unidos, el expresidente Donald Trump se presenta de nuevo a la Casa Blanca a pesar de haber sido condenado por agresión sexual –en realidad una violación– y de enfrentarse actualmente a múltiples acusaciones pendientes de juicio.

Y, lo que es aún más grave, tras su derrota en noviembre de 2020, Trump intentó obstruir el traspaso democrático del poder animando a sus partidarios a oponerse violentamente a la validación de las elecciones. Cuatro años después, sigue afirmando falsamente que, de hecho, ganó en 2020.

Por supuesto, no hay ninguna prueba de fraude que pudiera haber cambiado el resultado, y todas las demandas que impugnan los resultados se han perdido tras las audiencias que investigaron el tema o han sido desestimadas por improcedentes, incluso por jueces que él había elegido a dedo.

Sin embargo, casi 3 de cada 10 estadounidenses, y dos tercios de los votantes republicanos, siguen creyendo erróneamente que a Donald Trump le robaron las elecciones. Según ellos, en algunos estados se produjo un fraude “masivo” (votantes falsos, máquinas de votación trucadas, etc.) con el beneplácito de funcionarios electorales y jueces sin escrúpulos, lo que inclinó la balanza a favor de Biden.

Los partidarios acérrimos de Trump vuelven a verle como víctima de una “caza de brujas”, al igual que hicieron durante las dos destituciones a las que se enfrentó: es porque se enfrentaba a un “sistema corrupto”, creen. Trump ha utilizado sus problemas legales para recaudar millones de dólares, gran parte de los cuales se han destinado a pagar a sus abogados defensores en lugar de financiar su campaña presidencial. A pesar de ello, ha superado las primarias republicanas y va camino de convertirse en el candidato del Partido Republicano en las elecciones de noviembre de 2024.

Entonces, ¿cómo podemos explicar que decenas de millones de estadounidenses sigan adhiriéndose a esta narrativa de las elecciones robadas, a pesar de numerosos estudios que demuestran su absoluta falsedad?

La tradición estadounidense del conspiracionismo

El mito de las elecciones robadas es una creencia conspirativa masiva, un tipo de contranarrativa no verificada que cuestiona hechos bien establecidos y se basa en cambio en la idea de que actores poderosos y malévolos operan en la sombra. Lo que caracteriza a Estados Unidos no es necesariamente que su población sea más crédula que otras, sino que gran parte de su clase política y mediática está dispuesta a aceptar, explotar y organizar el pensamiento conspirativo en su beneficio.

En un ensayo histórico de 1964 publicado en Harper’s Magazine, “The Paranoid Style in American Politics”, el historiador Richard Hofstadter exploró célebremente la pasión estadounidense por la conspiración, centrándose en la obsesión de la derecha por una supuesta conspiración comunista durante la era McCarthy. En aquella época, la derecha cristiana se fusionó con el nacionalismo, convirtiéndose en una poderosa fuerza de oposición al bloque comunista supuestamente impío.

En la década de 1970, la narrativa política de una lucha universal entre el Bien y el Mal se convirtió en un tema esencial de los discursos presidenciales, en particular los de Ronald Reagan y George W. Bush.

El “enemigo interior” y la “guerra cultural”

Con el final de la Guerra Fría en 1991, esta narrativa binaria se adaptó a la “guerra cultural”, enfrentando a fundamentalistas religiosos y progresistas en cuestiones morales y sociales como el aborto y la sexualidad. Se trata de una narrativa de decadencia que identifica a cualquier oposición política como un “enemigo” que pone en peligro los cimientos morales de la nación.

Esta narrativa fue alimentada por la sensación de impotencia y humillación que siguió a los atentados del 11 de septiembre de 2001. Luego vino la crisis financiera de 2008 y dos décadas de “guerra contra el terrorismo” sin nada parecido a una victoria tangible.

A medida que evolucionaba la composición demográfica del país, creció el resentimiento racial y con él el pensamiento conspirativo, encarnado por la narrativa del “gran reemplazo”. La crisis de la covid-19 aumentó la desconfianza en el gobierno. Nació el “Estado profundo”, percibido como literalmente demoníaco.

La politización de la religión alcanzó su punto álgido con Donald Trump, que utilizó el lenguaje religioso más que ningún otro presidente. A diferencia de sus predecesores, asoció explícitamente la identidad estadounidense con el cristianismo. Hizo hincapié en temas de nacionalismo cristiano, muy populares entre los evangélicos blancos a los que cortejaba. Es dentro de este grupo religioso donde la adhesión al mito de las elecciones “robadas” es más fuerte.

Donald Trump: un “salvador” sin Dios ni ley

La ironía de que Trump corteje a los evangélicos es que el propio Trump está lejos de ser religioso. Sus insultos xenófobos contra los inmigrantes, su desprecio por los veteranos, sus llamamientos a la violencia contra los oponentes políticos, su burla de un periodista discapacitado y su evidente falta de cultura religiosa son fundamentalmente incompatibles con la ética cristiana. En discursos y entrevistas, con frecuencia destaca a grupos extremistas, como los Proud Boys, y conspiracionistas, como los creyentes de QAnon.

El vínculo entre las teorías conspirativas y el nacionalismo cristiano blanco está bien documentado, más recientemente en relación con temas como las vacunas o el cambio climático. Los evangélicos “racionalizan” la mentira electoral comparando a Trump con Ciro, un rey persa histórico que, en el Antiguo Testamento (Isaías), no adoraba al Dios de Israel pero es retratado como un instrumento utilizado por Dios para liberar al pueblo judío.

Estas creencias se derivan de una interpretación “premilenialista” del Libro del Apocalipsis, adoptada por una mayoría de evangélicos (63 %) que creen que la humanidad está experimentando actualmente el “fin de los tiempos”.

Esta visión del mundo se hizo explícita en el ataque al Capitolio de EE. UU. el 6 de enero de 2021. Dio a los líderes republicanos una oportunidad única para condenar a Donald Trump en un juicio que podría haber acabado con sus ambiciones políticas. A pesar de lo que estaba en juego, ni el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, ni el influyente líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, votaron a favor del impeachment. Sin embargo, ambos reconocieron que Trump era “moralmente responsable” de la violencia.

Como hizo el Partido Republicano durante el primer juicio de destitución de Trump y con cada una de sus innumerables mentiras, incluso durante la crisis de covid-19, una vez más se mostró dispuesto a sacrificar la democracia en el altar de la ambición política.

El resultado es que la mentira electoral se ha convertido en la norma y ahora en una prueba de lealtad dentro del partido. Una gran mayoría de nuevos miembros del Congreso en 2022 han puesto a su vez en duda los resultados de 2020. Cuando Kevin McCarthy demostró no ser suficientemente leal a Trump, fue sustituido como presidente de la Cámara por Mike Johnson, un nacionalista cristiano y acérrimo negacionista de las elecciones.

Una mentira generalizada financiada por grupos poderosos

Esta mentira no es la expresión democrática y populista del antielitismo de base. Está alimentada por organizaciones nacionales que están financiadas por algunos de los conservadores más ricos del país. El Centro Brennan para la Justicia de la Universidad de Nueva York ha identificado a varios de estos grupos, como el Proyecto de Integridad Electoral de California, FreedomWorks y el Proyecto de Elecciones Honestas, cuyos nombres desmienten sus intenciones.

Entre estos grupos, la Federalist Society, que promovió el nombramiento de los miembros más conservadores del Tribunal Supremo, ha liderado el ataque contra la Ley del Derecho al Voto (una ley de 1965 que prohíbe la discriminación racial en el voto).

El papel de la Fundación Heritage también es notable.

Una de las organizaciones conservadoras más poderosas e influyentes ha utilizado el fantasma del fraude electoral como pretexto para eliminar votantes de las listas electorales. Uno de sus fundadores, Paul Weyrich, declaró en 1980:

“No quiero que vote todo el mundo. Las elecciones no se ganan por mayoría de la gente, nunca lo han sido desde el principio de nuestro país y no lo son ahora. De hecho, nuestra influencia en las elecciones aumenta a medida que disminuye el número de votantes”.

Añádase a esto una estrategia abierta de desinformación mediática utilizada por Trump y sus aliados, resumida por Steve Bannon, exlíder de Breitbart News y exasesor de Donald Trump: “Inundar la zona de mierda”. Se trata simplemente de abrumar a la prensa y al público con tanta información falsa y desinformación que distinguir la verdad de las mentiras resulta demasiado difícil, si no imposible.

Por supuesto, todo esto se ve amplificado por una aguda polarización política arraigada en la identidad social. Esto se manifiesta geográficamente, donde las preferencias partidistas están correlacionadas con la densidad de población: urbana frente a rural, para simplificar. Los republicanos que creen en el mito de unas elecciones robadas no pueden creer que Joe Biden pudiera haber sido elegido por mayoría porque nadie a su alrededor votó demócrata, después de todo.

Esta polarización física se ve a su vez reforzada por la polarización mediática que crea una verdadera burbuja informativa. Así, una mayoría de republicanos sólo confía en Fox News y en canales de televisión de extrema derecha como One American News, cuyos presentadores en horario de máxima audiencia han respaldado mentiras que ni ellos mismos creen sobre el fraude electoral. Estas mentiras, además, se amplificaron en las redes sociales.

¿Se repetirá la historia el próximo noviembre?

Cuestionar los resultados electorales es un tema constante para Donald Trump. En 2012, calificó la reelección de Barack Obama de “farsa total y parodia”, añadiendo que “no somos una democracia” y que sería necesario “marchar sobre Washington y detener esta burla”. En 2016, impugnó, sin pruebas, los resultados del caucus de Iowa y el voto popular obtenido por Hillary Clinton, atribuyéndolo a “millones de votos ilegales”.

La diferencia entre 2020 y hoy es que Donald Trump ya no es una curiosidad política. Su voz es ahora escuchada y creída por millones de ciudadanos. Así, casi una cuarta parte de los ciudadanos estadounidenses (23 %) dicen que estarían dispuestos a usar la violencia para “salvar el país”.

Independientemente del resultado de las elecciones de 2024, hay motivos de preocupación. Donald Trump se ha negado a comprometerse a aceptar los resultados de las elecciones de 2024 si no le son favorables. Y sus seguidores están una vez más dispuestos a seguir sus palabras de rechazo, convirtiéndolas en acción.

Jérôme Viala-Gaudefroy ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d’une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n’a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Jérôme Viala-Gaudefroy, Assistant lecturer, CY Cergy Paris Université

FCC aumenta su Ebitda un 16,6% y alcanza los 1.529,6 millones de euros a cierre del ejercicio 2023

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El Grupo FCC mejoró su beneficio bruto operativo (Ebitda) un 16,6% hasta los 1.529,6 millones en 2023. El importe de la cifra de negocios ascendió a 9.026 millones de euros, un 17,1% más que el registrado en el año anterior. El Ebit se elevó un 49,1% hasta los 910,3 millones de euros.

El Grupo FCC mejoró su beneficio bruto operativo (EBITDA) un 16,6% hasta los 1.529,6 millones en 2023, frente a los 1.311,4 millones obtenidos en 2022, debido a la estabilidad registrada en las principales áreas de negocio del Grupo, con un impacto más relevante en la actividad de Cemento. El margen operativo de Ebitda consolidado ha sido del 16,9%, similar al obtenido en el ejercicio pasado.

El importe de la cifra de negocios ascendió a 9.026 millones de euros, un 17,1% más que el registrado en el año anterior. A este crecimiento han contribuido de forma notable las actividades de Cemento (18,9%) y Construcción (43,5%), seguidas de un fuerte incremento en el área de Agua (12,4%).

Por su parte el Ebit se elevó un 49,1% hasta los 910,3 millones de euros, debido al aumento del Ebitda y al efecto base del ajuste practicado en 2022 de 200 millones de euros en el valor de diversos activos de inmovilizado material y del fondo de comercio del área de Cemento.

El resultado neto atribuible se incrementó un 87,5% hasta los 591 millones de euros alcanzados en el ejercicio, debido a la buena evolución del resultado operativo junto al efecto de la inclusión por puesta en equivalencia de la participación de Metrovacesa en el área Inmobiliaria, por un importe de 142,4 millones de euros.

Asimismo, el patrimonio neto registró un considerable crecimiento a diciembre de 2023, un 24,4% más que el año anterior, hasta alcanzar los 6.145,9 millones de euros, debido al aumento del beneficio consolidado y al impacto derivado de la venta de una participación del 24,99% de la cabecera de FCC Medio Ambiente.

A cierre del ejercicio 2023, la deuda financiera neta del Grupo FCC se ha situado en 3.100,1 millones de euros, un 2,9% inferior a 2022.

La cartera de ingresos alcanzó los 41.620,8 millones de euros al 31 de diciembre, con un incremento de un 3,3% respecto al cierre del año anterior, atribuible en su mayor parte al destacado aumento en la actividad de Agua.

 

 

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¿Puede una Administración prohibir símbolos religiosos entre sus empleados?

Nutnaree Saingwongwattana / Shutterstock

La presencia de simbología religiosa en la Administración pública ha sido siempre tema de debate y de seguimiento mediático en los países occidentales de ideología liberal, donde existe la noción de la neutralidad religiosa del Estado.

A ese debate se le puede añadir otro no menos polémico y con el que guarda una estrecha relación. ¿Puede una Administración pública imponer la ausencia de símbolos religiosos en relación a la indumentaria de sus empleados? ¿Solo respecto a los empleados que están en contacto directo con la ciudadanía? ¿Afectaría exclusivamente a los símbolos que no sean de pequeño tamaño o claramente visibles? Y lo contrario: ¿se puede autorizar que toda la plantilla lleve la simbología religiosa que tenga por conveniente de forma visible en el marco de un servicio público?

De eso trata precisamente una reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que ha debido analizar la cuestión desde el prisma de la normativa de la Unión Europea en materia de discriminación en el puesto de trabajo.

El TJUE hasta el día de hoy ha analizado en varias ocasiones si una empresa privada puede establecer un código de indumentaria que afecte al uso de simbología religiosa, limitándolo, por lo que ha tenido que ponderar el derecho a sostener convicciones religiosas por las personas trabajadoras con otros bienes protegidos como es la libertad de empresa.

Pero el interés de la sentencia aquí comentada es que da un paso más y analiza la misma cuestión en el ámbito de la Administración pública, donde ya no opera la libertad de empresa, pero sí el principio de neutralidad y la noción de servicio público.

El caso de una trabajadora musulmana en Bélgica

La sentencia analiza el caso de una trabajadora musulmana que presta servicios en un ayuntamiento belga como jefa de oficina, función que ejerce prácticamente sin ningún contacto con los usuarios del servicio público. Si bien en un principio vino desempeñando sus funciones sin llevar ningún signo que pudiera revelar sus convicciones religiosas, a partir de determinado momento, solicitó poder llevar el velo musulmán o hiyab en el trabajo. El ayuntamiento denegó dicha solicitud y le prohibió provisionalmente llevar signos que revelaran sus convicciones religiosas hasta la adopción de una normativa general relativa al uso de tales signos.

Como consecuencia de la petición de la trabajadora, el pleno del ayuntamiento belga modificó su reglamento de trabajo introduciendo en él una obligación de “neutralidad exclusiva” en el lugar de trabajo, entendida en el sentido de que prohíbe a todos los trabajadores llevar cualquier signo visible que pueda revelar sus convicciones, en particular, religiosas o filosóficas, estén o no en contacto con el público.

Para el TJUE debe reconocerse a cada Estado miembro, incluidas, en su caso, sus entidades infraestatales (por ejemplo, ayuntamientos), dentro del respeto de las competencias que tienen encomendadas, un margen de apreciación en la concepción de la “neutralidad del servicio público” que se pretenda promover en el lugar de trabajo.

Así pues, una política de “neutralidad exclusiva” que una Administración, como es la del ayuntamiento belga, pretende imponer a sus trabajadores, en función del contexto que le es propio y en el marco de sus competencias, con vistas a instaurar en su seno un entorno administrativo totalmente neutro, puede considerarse que está objetivamente justificada por una finalidad legítima según la normativa antidiscriminatoria europea.

Resulta interesante que para el TJUE también puede estar igualmente justificada la elección por una Administración –en función del contexto que le sea propio y en el marco de sus competencias– de abogar por otra política de neutralidad, como una autorización general e indiferenciada del uso de signos visibles de convicciones, en particular, filosóficas o religiosas, también en los contactos con los usuarios; o por una prohibición del uso de esos signos limitada a las situaciones que impliquen tales contactos.

Cada país tiene margen de maniobra

Es evidente que el concepto de “neutralidad religiosa” en el ámbito público es distinto en Bélgica, en Francia o en Alemania, por citar tres países. Por tanto, el TJUE ofrece un gran margen de maniobra a cada Administración de cada país según su contexto jurídico.

Resulta dudoso que, por ejemplo, en España, según la concepción del derecho de libertad religiosa vigente y lo que se entiende por “neutralidad”, se pudiera optar por prohibir a todos los empleados públicos –con o sin autoridad, con o sin contacto directo con la ciudadanía, se trate de símbolos pequeños y grandes, de forma indiscriminada y total– todo uso de simbología religiosa, incluido el poder vestir el velo musulmán. Es una cuestión que probablemente deberá dilucidar en cada país su Tribunal Constitucional.

Por tal razón, el TJUE parte del hecho de que la tutela antidiscriminatoria europea solo establece un marco general para la igualdad de trato en el empleo y la ocupación, lo que deja un margen de apreciación nada desdeñable a cada Estado y, en su caso, a sus ayuntamientos, y que les permite tener en cuenta el contexto que les es propio. Eso sí, el margen de maniobra no es total: los jueces deben comprobar si las medidas adoptadas, a nivel nacional, regional o local, están en principio justificadas y si son proporcionadas.

Asimismo, el TJUE cita otro requisito para prohibir o limitar el uso de simbología religiosa en el ámbito de la Administración pública. Dicha Administración debe prohibir los símbolos de forma congruente y sistemática. No es posible prohibir los símbolos a los empleados con determinadas convicciones religiosas y no a los de otras. Debe tratarse a toda la plantilla por igual.

Albert Toledo Oms trabaja como abogado laboralista en la oficina de Barcelona de CECA MAGÁN Abogados.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Albert Toledo Oms, Profesor de Derecho Laboral en la Facultad de Ciencias Sociales de Manresa, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya

¿Son seguras las nanotecnologías?

Las nanotecnologías ya son protagonistas de nuestro día a día. Existen más de 11 000 productos comerciales presentes en multitud de sectores industriales: celdas solares, tratamientos contra el cáncer, sistemas de freno, raquetas de tenis, alimentos, cosméticos. Los nanomateriales, debido a sus minúsculas dimensiones, no se ven, y esto implica ciertas dudas y temores sobre su uso y manipulación. ¿Son seguras las nanotecnologías? ¿Pueden causar problemas a la salud y el medio ambiente? ¿Podemos tener problemas al manipular nanomateriales?

Estas y otras preguntas no tienen una fácil respuesta, pero para poner un poco de luz a este tema, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) español está publicando una serie de informes sobre exposición a nanomateriales. El primero evalúa la exposición laboral a nanomateriales, mientras que el segundo tiene como protagonista a uno de los principales nanomateriales: el grafeno.

¿Qué son los nanomateriales? A grandes rasgos, son materiales donde al menos una de sus dimensiones se sitúa en la nanoescala, entre 1 y 100 nanómetros.

Trabajando con nanomateriales

Convivimos en nuestro día a día con diferentes productos nano. A nivel de usuario nos puede llegar a preocupar el uso, manipulación y reciclaje de los nanomateriales, es decir, su ciclo de vida.

Un aspecto clave es la manipulación de los nanomateriales o de los productos que los contengan, ya que puede conllevar la liberación de partículas nanométricas al ambiente. Esto, por tanto, puede implicar una potencial exposición de las mismas.

También puede exponer a los trabajadores que los manipulan. ¿Cómo saber si estamos expuestos a nanomateriales? Mediante metodologías, cualitativas y cuantitativas, que permitan evaluar la exposición por inhalación a los mismos.

1-Métodos cualitativos

Son métodos adecuados cuando el agente químico a evaluar no tiene establecido un valor límite ambiental, como es el caso de los nanomateriales en España. La clave de estos métodos es compilar las características fisicoquímicas del agente químico a evaluar y la potencial exposición al mismo.

Esto nos permite obtener bandas de control que llevan asociadas diferentes medidas. Una desventaja de su uso para nanomateriales es que carecen de datos toxicológicos suficientes, por lo que ofrecen niveles de riesgo sobrevalorados y sus datos deben ser refrendados por los métodos cuantitativos.

2-Métodos cuantitativos

Son métodos que nos permiten determinar la concentración del agente químico en el lugar de trabajo y si existe emisión o exposición a nanomateriales.

Esto se realiza para: determinar la exposición, identificar fuentes de emisión de partículas nanométricas, evaluar la efectividad de las medidas de control implementadas y verificar la conformidad con los valores límite de exposición profesional de acuerdo con la norma UNE-EN 689:2019.

Por último, aparte de las medidas cualitativas y cuantitativas, hemos de tener en cuenta otros aspectos para obtener resultados válidos sobre las medidas de exposición a nanomateriales:

  • No se conoce la métrica más adecuada para determinar las exposiciones a los mismos. Por lo tanto, se recomienda que se realicen en diferentes métricas, como número, distribución del tamaño, área superficial y masa de las partículas.

  • Debido a la tendencia a que las partículas individuales (primarias) de los nanomateriales tienden a formar aglomerados y agregados de tamaño superiores a 100 nm, se recomienda complementar las medidas a escala nanométrica con otros rangos de tamaño hasta 10 µm.

  • Cuando realizamos las medidas, aparte de las posibles nanopartículas derivadas de las condiciones de trabajo, también puede haber otras derivadas de: a) procesos naturales o b) generadas como subproductos no intencionados de un proceso industrial.

Eso sí, existe una serie de inconvenientes que debemos tener en cuenta:

  1. En España no existen valores límite ambientales para los nanomateriales.

  2. Muchos nanomateriales no disponen de información toxicológica específica.

  3. Los métodos cualitativos son complementarios y se han de validar respecto a los cuantitativos.

Como conclusión, analizar los exhaustivos informes del INSST nos ha permitido tener las claves para poder determinar correctamente la exposición a nanopartículas, recomendado su realización en caso de trabajar con nanomateriales en el lugar de trabajo.

Con esto hemos podido demostrar que es posible conocer la exposición a los nanomateriales, sobre todo en el ambiente laboral, pero todavía quedan dudas sobre sus efectos en la salud y su potencial toxicidad, dudas que poco a poco se irán solventando gracias a los múltiples estudios que se están realizando a nivel mundial y por supuesto, estaremos atentos a sus resultados.

Jordi Diaz Marcos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Jordi Diaz Marcos, Profesor departamento materiales y microscopista , Universitat de Barcelona

La importancia del apoyo social durante el embarazo

LightField Studios / Shutterstock

Soy matrona, pero no atiendo partos. No todas las matronas atendemos partos: algunas investigamos. Yo, concretamente, me dedico a estudiar cómo mejorar la salud de las mujeres embarazadas.

Mi trabajo consiste en analizar la influencia del estrés, la ansiedad y el miedo en la salud de las mujeres gestantes y ver el impacto de la resiliencia y el apoyo social en esa salud.
Todo esto está muy estudiado en la población general, pero las embarazadas son un grupo muy especial y realmente poco analizado.

Estar embarazada en la pandemia fue especialmente duro

Desde que la covid-19 entró en nuestras vidas, la incertidumbre se volvió una compañera de viaje para muchos de nosotros. En el caso de las mujeres embarazadas, esta compañera fue especialmente odiosa, pesada y dura de soportar.

Ya no solo tenían que estar preocupadas por la salud propia y la del bebé: también les afectaba la combinación de las restricciones sociales y la falta de apoyo, que puede elevarles los niveles de ansiedad y estrés. Sabíamos que podía pasar: no ha sido la primera pandemia que ha sufrido la humanidad.

Para comprender mejor esta situación, varios investigadores del grupo SALBIS de la Universidad de León nos sumergimos en la experiencia de las mujeres embarazadas en la provincia leonesa durante la pandemia. No fue nada fácil empezar, por la falta de tiempo de las embrazadas y los profesionales. Sin olvidar que el coronavirus andaba pululando a nuestro alrededor.

La solución nos la dieron las nuevas tecnologías. Parecía la única opción posible para explorar con detenimiento, más allá de un contacto fugaz en la consulta, las necesidades y el estado emocional de las gestantes. Esas mujeres eran las mismas que hasta hacía unos días hacían cola en las consultas de los especialistas esperando su turno con alegría y felicidad por su situación.

Altos niveles de estrés y miedo a lo desconocido

Nos asociamos con mujeres que asistieron a consultas de obstetricia durante el primer trimestre de gestación y utilizamos cuestionarios para evaluar su ansiedad relacionada con el embarazo, su percepción de estrés y el nivel de apoyo social que recibían. Se les enviaba un mensaje con los cuestionarios por WhatsApp o por correo electrónico para que contestaran desde su casa, con una muy buena acogida.

Así pudimos observar que las participantes experimentaban unos altísimos niveles de ansiedad, estrés y miedo a lo desconocido. Fue sorprendente comprobar que consideraran desconocido algo como un parto, que se estudia en el colegio y está documentado en vídeos al alcance de un clic.

Además, las mujeres que vivían su primer embarazo mostraron más miedo al parto, aunque menos temor por la integridad del bebé que quienes ya habían estado embarazadas. Curioso, ¿no?

Adicionalmente, descubrimos que cuanto más apoyo social percibían las mujeres, menos estrés experimentaban, y al contrario. Estos resultados subrayan la importancia de dicho apoyo durante el embarazo, especialmente en tiempos de crisis como la pandemia de covid-19.

Hasta ahora no había mencionado a las parejas de las gestantes, pero no es por casualidad. Durante los meses más duros de la pandemia, los acompañantes estuvieron vetados tanto en las consultas como en los hospitales. La persona más importante para una embarazada, quien la acompaña en la vida, no estaba, privando a las gestantes de su fuente primaria de apoyo en esas circunstancias.

En conclusión, las mujeres con mejores redes de apoyo y con más resiliencia estaban menos estresadas y menos ansiosas. Tenían mucho miedo al parto, pero permanecían relativamente tranquilas. De todos modos, ¿cómo es que temían tanto al parto? Y todo esto en el primer trimestre, ¿qué pasaría según avanzara la gestación?

Las redes de apoyo funcionan

La incertidumbre generada por la pandemia creó un entorno desafiante para las mujeres embarazadas. La falta de certezas, el distanciamiento social y las preocupaciones sobre la salud contribuyeron significativamente a los niveles de ansiedad y estrés. Sin embargo, nuestros hallazgos sugieren que el apoyo social puede ser un factor protector clave en su salud mental.

Todo esto nos hizo pensar que igual le estamos dando poca importancia al apoyo social. Quiero creer que hemos aprendido de nuestros errores: las mujeres gestantes no solo necesitan un buen sistema de salud que les de una amplia cobertura sanitaria, con buenos profesionales, sino también un colchón afectivo y emocional. Que tengan quien las ayude, las comprenda y les proporcione apoyo ante los desafíos de la maternidad.

La conclusión de todo esto sería que es crucial reconocer y abordar las necesidades específicas de las embarazadas. Fortalecer las redes de apoyo social y proporcionar recursos para manejar el estrés pueden ser medidas fundamentales para garantizar su bienestar emocional y promover un embarazo saludable en medio de la incertidumbre.

Rubén García Fernández no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Rubén García Fernández, Ayudante Área de Enfermería, Departamento Enfermería y Fisioterapia. Facultad Ciencias de la Salud., Universidad de León

La pérdida de audición, un desafío sanitario de primer orden

9nong / Shutterstock

El día 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Audición bajo el lema Un cambio de mentalidad. ¡Que el cuidado del oído y la audición sea una realidad para todo el mundo!

Cartel de la OMS para el Día Mundial de la Audición.

Su objetivo es concienciar a la opinión pública sobre los graves problemas que acarrea la pérdida de audición y unir esfuerzos para combatir, desde la evidencia científica, su incidencia creciente. Porque esta discapacidad, invisible en gran medida, acarrea múltiples consecuencias negativas, tanto a nivel individual como en términos de coste social.

Cifras preocupantes

La pérdida de audición afecta a más de 450 millones de personas en todo el mundo, y se espera que la cifra de afectados por algún tipo de merma en la capacidad de oír siga aumentando. Se ha convertido en un gran desafío para los sistemas sanitarios.

Según el Estudio sobre la Carga Global de Enfermedades, la pérdida auditiva es la cuarta causa de discapacidad a nivel mundial. Aproximadamente, la mitad de las personas en su séptima década (de 60 a 69 años de edad) y el 80 % de individuos de 85 años o más sufren una merma auditiva lo suficientemente grave como para afectar su comunicación diaria.

Debido al envejecimiento de la población en los países desarrollados, la pérdida de audición será una discapacidad cada vez más prevalente. Cuando no está tratada, supone unos gastos anuales de más de 980 000 millones de dólares (algo más de 900 000 millones de euros) a nivel mundial, incluyendo los costes relacionados con la atención de salud, la educación o las pérdidas de productividad. Gran parte de este impacto económico se podría reducir si se pusieran en práctica intervenciones eficaces y planes de prevención bien estructurados.

Oír mal, causa de males mayores

La audición es un sentido imprescindible para comunicarnos y relacionarnos con los demás. Si no se atiende a tiempo, la disminución en la capacidad recibir estímulos sonoros puede afectar el funcionamiento cotidiano durante cualquier momento de la vida.

Concretamente, la pérdida de audición está asociada a múltiples trastornos, como la depresión, la diabetes, el cáncer, la multimorbilidad, el empeoramiento del funcionamiento físico, el aislamiento social y la mortalidad. Además, es el principal factor de riesgo modificable de demencia en la mediana edad.

Lo que empeora la audición y lo que la protege

Las circunstancias que aumentan la probabilidad de padecer algún tipo de pérdida de audición son conocidas, como la exposición al ruido, el consumo de medicación ototóxica (perjudicial para el oído interno) o las mutaciones genéticas.

¿Y qué podemos hacer en nuestro día a día para proteger nuestras facultades auditivas? Aquí la evidencia científica es más limitada. En los últimos tiempos, se ha observado que ciertos estilos de vida saludables, como no fumar ni consumir alcohol en exceso o realizar actividades físicas, ayudan a mantenerlas.

Además, los expertos han observado que una dieta saludable y una buena calidad del sueño también son beneficiosas para el sistema auditivo. Estos hallazgos científicos pueden ser la clave para poner en marcha intervenciones de prevención de bajo coste dirigidas a la población general.

Una discapacidad estigmatizada e ignorada

En definitiva, la pérdida de audición tiene consecuencias directas en los afectados, como el aislamiento social, lo que a su vez puede desembocar en depresión y soledad.

El mensaje que quiere dar la OMS a la sociedad se resume en los siguientes puntos:

  • Más del 80 % de las necesidades en términos de cuidado del oído y la audición siguen estando desatendidas en todo el mundo.

  • La pérdida de audición no tratada cuesta anualmente casi un billón de dólares.

  • La estigmatización y las ideas erróneas enquistadas en la sociedad son dos factores esenciales que lastran los esfuerzos por prevenir y tratar la pérdida de audición.

  • Un cambio de mentalidad respecto al cuidado del oído y la audición es clave para mejorar el acceso y reducir el costo de la pérdida de audición no tratada.

Para finalizar, vale la pena citar las palabras del director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus:

“La pérdida de audición ha sido calificada a menudo de ‘discapacidad invisible’ no solo porque no se acompaña de síntomas ostensibles, sino también porque durante mucho tiempo las comunidades la han estigmatizado y los responsables políticos la han ignorado”.

Esther Lopez-Garcia recibe fondos del Instituto de Salud Carlos III (Fondos de Investigación Sanitaria), cofinanciados por la European Regional Development Fund, “A way of shaping Europe.”

Francisco Félix Caballero Díaz recibe fondos de Instituto de Salud Carlos III (Fondos de Investigación Sanitaria), cofinanciados por la European Regional Development Fund, “A way of shaping Europe.

Humberto Yévenes Briones no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Humberto Yévenes Briones, Profesor en la Facultad de Medicina. Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública y Microbiología., Universidad Autónoma de Madrid

¿Por qué está de moda la ficción criminal española?

Hovik Keuchkerian y Vicky Luengo en un fotograma de la adaptación de ‘Reina roja’, novela de misterio de Juan Gómez-Jurado. FilmAffinity/Prime Video

Mucho se ha andado desde que, a mediados de los años cincuenta, el escritor y político Rafael Tasis adaptara (y adoptara) en su literatura numerosos estereotipos de los personajes de la narrativa policiaca norteamericana de los años treinta.

La tradición continuó con Manuel de Pedrolo en la década posterior y propiciaría el auge de autores como Jaume Fuster, Juan Madrid, Andreu Martín, Manuel Vázquez Montalbán, Eduardo Mendoza y Juan Benet en los años setenta.

Durante décadas las obras escritas en España partían de las convenciones y fórmulas de la ficción hard-boiled estadounidense, el más truculento de los subgéneros de la novela negra. Pero las novelas españolas no eran una simple copia: se centraban tanto en proporcionar una mirada irónica y triste de la sociedad que llegaban a dejar los crímenes investigados en segundo plano. Y una de sus localizaciones favoritas era la ciudad de Barcelona.

Desde entonces se han diversificado los argumentos, las maneras de abordarlos y los lugares del crimen, desde grandes ciudades a zonas rurales. Y el número de autores españoles que se leen fuera de nuestras fronteras sigue creciendo. Para hacernos una idea de algunas de las cosas que han hecho esto posible podemos mirar a tres de los autores más reconocidos internacionalmente.

Pérez-Reverte y la mezcla de maestros

Arturo Pérez-Reverte, traducido a más de 40 idiomas, cuenta con numerosas obras versionadas en la gran pantalla, desde The Man from Rome –basada en la novela La piel del tambor– hasta La novena puerta –adaptación de El Club Dumas–, dirigida por Roman Polanski.

Pérez-Reverte siempre ha mostrado su predilección por escritores como Alejandro Dumas, Joseph Conrad, John Dos Passos, Agatha Christie, William Somerset Maugham y John Le Carré. Su primera incursión en el mundo del misterio y del crimen la realizó en su segunda novela, El maestro de esgrima (1988), al estilo de uno de los maestros del crimen internacional, Eric Ambler. En ella, el protagonista se ve envuelto en una situación detectivesca contra su voluntad y sale airoso.

Desde entonces, su novelística está llena de personajes que viven al filo, al estilo de Somerset Maugham, en donde no hay ni héroes totalmente buenos ni malos puros, como ocurre en las novelas de Noel Behn, Ambler o Le Carré.

Johnny Deep en La novena puerta, la adaptación que Roman Polanski hizo de la novela de Arturo Pérez-Reverte El club Dumas.
FilmAffinity

Cuando se introduce en el mundo del espionaje profesional, su protagonista, Lorenzo Falcó, es cínico y no actúa siempre según las reglas. Como hacen los espías del británico Len Deighton, Falcó prefiere jugarse el cuello en una misión a estar en la central de inteligencia, donde los enemigos son más difíciles de distinguir. Proclive a la obsesión, el personaje, al igual que Le Carré, compara el espionaje con una partida de ajedrez. Sabe, como los protagonistas de Ambler, que el peligro puede provenir del Estado para el que trabaja o de las personas de apariencia fina y educada.

Estas y otras características de Pérez-Reverte, que se hacen eco de las grandes firmas del crimen internacional, ayudan a la internacionalización de sus novelas.

Lo local es universal, según Dolores Redondo

En el caso de Dolores Redondo, la clave estaría en alejarse de la tradición inmediata y fijarse en los orígenes de la ficción criminal, en tiempos del Imperio romano. En efecto, el género ha contado a lo largo de los siglos con cierta intervención divina o sobrenatural hasta, prácticamente, el comienzo del siglo XX, dando lugar a una confluencia de lo gótico y lo criminal.

El hecho de que la acción de su policiaca trilogía del Baztán tenga lugar en una pequeña comunidad del pirineo navarro supuso que varios editores la estimaran demasiado localista. Curiosamente, esta recreación de la sociedad matriarcal vasco-navarra ha sido uno de sus mayores atractivos para los lectores.

Marta Etura como Amaia Salazar en la adaptación al cine de El guardián invisible, primera entrega de la Trilogía del Baztán de Dolores Redondo.
FilmAffinity

Para introducirnos en esa atmósfera peculiar, la inspectora Amaia Salazar sirve no solo para resolver los misterios y restablecer la tranquilidad en el valle del Baztán, sino para ejercer de mediadora entre el lector y un mundo en el que la mitología sigue estando presente. Su figura guarda también relación con la tradición iniciada por L. T. Meade, pionera en introducir el discurso científico en la ficción criminal a finales del siglo XIX. De hecho, Salazar hace gala de un impresionante currículo en el que se incluyen estancias con el FBI en Quantico y en Nueva Orleans.

Pese a la vinculación estadounidense, Redondo se distancia de las series norteamericanas en las que se resuelven casos con gran celeridad y en las que los investigadores se intercambian notas e informes por encima de un cadáver que, en el mejor de los casos, no deja de desprender gases y olores nauseabundos.

El trabajo de Amaia Salazar, al contrario que el de muchos de los detectives solitarios masculinos, se apoya en su equipo. Así se ve también en La cara norte del corazón, en la que se conocen los orígenes de la inspectora al tiempo que Redondo adentra al lector en los mundos del vudú y del hoodoo.

Su gran recepción se remató con las versiones cinematográficas de la Trilogía del Baztán, mientras que La cara norte del corazón, por su parte, será adaptada para una serie de televisión estadounidense.

Todo es cinematográfico para Gómez-Jurado

Juan Gómez-Jurado, uno de los autores más leídos en castellano y autor de Reina roja, ha colaborado en la adaptación de esta novela para la pequeña pantalla. La serie se beneficia del hecho de que las novelas tengan un ritmo y un estilo muy cinematográficos.

Vicky Luengo y Hovik Keuchkerian como Antonia Scott y Jon, protagonistas de Reina roja.
FilmAffinity/Prime Video

En el libro, esto se aprecia en los capítulos cortos titulados a modo de storyboard: “Un encargo”, “Un flashback”, “Un baile”… Pero, sobre todo, se ve en las referencias a diversas series y películas. De La naranja mecánica, por ejemplo, toma parcialmente el experimento de obligar a alguien a mirar una pantalla y reproducir un carrusel de imágenes entre las que se inserta material gráfico extremadamente violento. Se ríe de CSI: Las Vegas al comentar que un software de medio billón de euros que usan en la novela apareciese hace tiempo en la serie cuando la tecnología estaba a lustros de ser viable.

También menciona al director de cine John Carpenter, famoso, entre otras cosas, por su actualización de la fórmula popularizada por Howard Hawks de mostrar a grupo pequeño de gente cercada por un número considerable de enemigos. Gómez-Jurado recupera el referente situando el asedio en una cabaña en el bosque de Rascafría.

Pero su estilo también presenta similitudes con autores como Pérez-Reverte, Michael Connelly –creador del detective Harry Bosch, también con serie propia–, Patricia Highsmith –y su talentoso asesino Tom Ripley–, Sara Paretsky –cuya brillante detective Warshawski afirma seguir el método de Sherlock Holmes– y, por supuesto, con el personaje creado por Arthur Conan Doyle y con su némesis, Moriarty.

La clave en estos tres casos radica, por tanto, en una combinación de fórmulas que han demostrado una gran recepción por parte del público a nivel mundial con elementos fácilmente reconocibles de la cultura española. Estos detalles precisos y locales contribuyen, junto a todo lo demás, a recrear la experiencia humana. Y esto, a fin de cuentas, es lo que importa.

Emilio L. Ramón García recibe fondos del Proyecto competitivo subvencionado CIAICO/2022/226 para grupos de investigación consolidados. AICO 2023, de la Conselleria de Educación, Universidades y Empleo correspondientes a la convocatoria establecida en el anexo X de la Resolución de 6 de octubre de 2022, de la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital (DOGV núm. 9449 de 14.10.2021)

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Emilio L. Ramón García, Profesor de Literatura, Universidad Católica de Valencia

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