Adiós al mito de “comer por dos”: por qué es tan importante controlar el peso durante el embarazo

Africa Studio / Shutterstock

Cuántas veces hemos oído eso que se dice a las mujeres embarazadas: “ahora debes comer por dos”. Y entonces, ¿por qué no dormir o caminar también por dos? Ese pensamiento tan arraigado culturalmente en nuestra sociedad es un mito, consecuencia de creencias erróneas sobre la ganancia de peso saludable.

A veces, durante la gestación, las mujeres relajan sus hábitos alimentarios pensando que, como de todas formas va a engordar, pues se puede permitir comer lo que se le antoje. Nada más equivocado.

Consecuencias para la madre y su futuro bebé

Quizás las gestantes no sean del todo conscientes de las implicaciones que tienen sus actos en el futuro de sus bebés. ¿Por qué cada vez que acuden a una consulta prenatal las suben a una báscula? ¿Qué hay detrás de esa inquietud de los profesionales sanitarios por saber cuántos kilos “llevan puestos”?

Este hecho responde a la necesidad de detectar una ganancia inadecuada de peso y poder prevenir las consecuencias en la madre y su descendencia. Debemos tener en cuenta que tanto un déficit como un exceso de kilos durante la gestación pueden derivar en diabetes gestacional o hipertensión, en el caso de la madre, y macrosomía (nacer con un peso superior al recomendable), en el caso del futuro bebé. Estos problemas de salud pueden acarrear complicaciones durante el embarazo o el parto, poniendo en riesgo a ambos.

Pero los efectos no sólo son inmediatos: un exceso de peso gestacional también se asocia a largo plazo con mayor riesgo de presentar diabetes tipo 2, sobrepeso u obesidad en la infancia.

Entonces ¿cuál sería la ganancia de peso recomendable?

Podríamos decir que no existe un número de kilos estándar. Va a depender de factores como el peso inicial de la mujer antes del embarazo, de su índice de masa corporal (IMC) o del número de bebés que espera (gemelos, trillizos, etc.). Por eso, las indicaciones deben hacerse acorde a cada situación personal.

Con todo, el Instituto de Medicina de los Estados Unidos (IOM) ha establecido unas recomendaciones generales en función del IMC previo, siendo ampliamente aceptadas por todos los profesionales sanitarios. Así, una mujer con un IMC antes de la gestación dentro de la normalidad (18,5-24,9 kg/m²) podría ganar entre 11,5 y 16 kg.

Teniendo en cuenta estas pautas, y que la población gestante es bastante sedentaria –lo que no ayuda a controlar el peso–, surge otra cuestión: ¿qué pueden hacer las futuras madres para favorecer el correcto estado nutricional de su descendencia?

El cuidado nutricional del bebé comienza durante el embarazo

Para promover una ganancia de peso adecuada es importante mantener una alimentación equilibrada y practicar ejercicio físico de forma habitual.

Concretamente, el primer trimestre es crucial para controlar y mantener el peso durante el resto de la gestación dentro de los parámetros recomendados. Para ello, no hay que “comer por dos”, siguiendo una dieta saludable y prestando atención tanto a los alimentos como al tamaño de las porciones. También debemos tener en cuenta que la necesidad energética se incrementa durante el embarazo en unas 300 kcal/día durante el segundo y tercer trimestres.

Respecto a la actividad física, una amplia evidencia indica que las mujeres embarazadas tienden a reducir su frecuencia e intensidad a medida que avanza la gestación, pese a las recomendaciones de los profesionales de mantener un nivel de ejercicio moderado durante todo el proceso.




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Así cambia el cerebro de las mujeres embarazadas


Por ello se debe incentivar, siempre que no exista contraindicación médica, la práctica de actividades como caminar a paso ligero, la natación, el pilates, el yoga o cualquier otra actividad adaptada a cada etapa del embarazo. Aunque la gestante no debe olvidar escuchar a su cuerpo, ajustando la intensidad del ejercicio a la necesidades y evitando el sobreesfuerzo.

En definitiva, el único objetivo de mantener una ganancia adecuada de peso es que las mujeres embarazadas “se cuiden por dos”. Se trata de buscar un embarazo saludable, el bienestar de la madre y el desarrollo óptimo del bebé. Y sin olvidar que los hábitos de las gestantes influyen de manera positiva o negativa en la salud de su descendencia.

Carmen Feria Ramirez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Carmen Feria Ramirez, Profesora en Enfermería y Matrona, Universidad de Huelva

Helio-3, la quimera del oro en la Luna

Recreación de una base humana en la Luna destinada a la minería. ESA/Foster + Partners, CC BY

¿Es el el Helio-3 el oro de la Luna? Las estimaciones calculan que podría haber un millón de toneladas de este elemento en su superficie, que casi no existe en la Tierra. Pero si es equiparable al “oro” es porque se anuncia como la solución para saltar obstáculos y conseguir la energía de fusión nuclear, la energía limpia y barata tras la que andamos.

¿Qué soluciona el helio-3? ¿Es oro o es una quimera?

Un nuevo combinado

Para conseguir la fusión nuclear trabajamos fundamentalmente con deuterio y tritio. El helio-3, un isótopo ligero del helio, podría sustituir al titrio en el combinado.

Pero, ¿por qué motivo vamos a querer fusionar He-3 con deuterio si la fusión de deuterio y tritio es casi una realidad que podemos tocar con los dedos?

La respuesta es que los neutrones liberados en la fusión de deuterio y tritio son altamente energéticos. Y estos neutrones hay que frenarlos para evitar que dañen la materia que los rodea (a nosotros, sin ir más lejos). En estos momentos esa tarea no está completamente resuelta. Y es difícil resolverla porque carecen de carga eléctrica.

Sin embargo, en el caso de la fusión de He-3 con deuterio se liberan protones que, al tener carga eléctrica, podríamos frenar fácilmente mediante campos electromagnéticos. Esta sería la ventaja. Pero el resto parecen ser inconvenientes.

Los males del helio-3

Para la fusión de deuterio con tritio es necesario recrear las condiciones del Sol en un laboratorio, es decir, alcanzar una temperatura de alrededor de los 150 millones de grados. Para la fusión de He-3 con deuterio necesitaríamos alcanzar unos 600 millones de grados. Cuatro veces más.

Otra desventaja es que la fusión de deuterio con tritio es mucho más eficiente que la del He-3 con deuterio.

Y aquí no acaban los inconvenientes. Por desgracia, el He-3 es prácticamente inexistente en la Tierra. Habría que ir a buscarlo fuera, y la Luna es el lugar más cercano.

La minería lunar

Como la Luna no tiene ni atmósfera ni campo magnético, el viento solar se ha encargado durante los últimos 4250 millones de años de ir aportando poco a poco moléculas de He-3 que se han ido almacenando en las capas cercanas a su superficie. Si queremos He-3 tenemos que buscarlo en la Luna, y la minería lunar ya no es del todo ciencia ficción.

Por ejemplo, en febrero de 2019 la Agencia Espacial Europea (ESA) anunció su intención de investigar la posibilidad de extraer recursos naturales del suelo lunar . Entre dichos recursos naturales, la ESA cita explícitamente el He-3.

Otro ejemplo es el éxito logrado por la NASA el 26 de septiembre de 2022 cuando logró que la sonda DART impactara contra el asteroide Dimorphos, éxito que algunos expertos piensan que puede suponer un espaldarazo a la minería extraplanetaria.

¿Es rentable económicamente el esfuerzo de viajar a la Luna?

La inversión no es solo para el viaje. También hay que resolver los enormes problemas técnicos que supone hacer minería en otro planeta, aunque sea el más cercano, y traer de vuelta a la Tierra el mineral.

En este sentido, la opinión mayoritaria es que la minería lunar requiere una extraordinaria financiación para la que será necesaria la colaboración del sector privado espacial.

Respecto al caso particular de la minería lunar de He-3, hay voces autorizadas, como la del profesor Ian Crawford del Birkbeck College de Londres, precavidas ante su rentabilidad. Crawford afirma que el He-3 es un recurso limitado y que tras una extracción intensiva estaría abocado a su pronta desaparición.

La apuesta científica

Hay investigadores que sostienen que todos los esfuerzos merecen la pena para hacer posible la fusión nuclear de He-3 y deuterio.

Por ejemplo, el profesor Gerald Kulcinsky, del Fusion Technology Institute de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU), lleva años trabajando en un reactor experimental de fusión de He-3. Hasta ahora, el balance energético que ha obtenido no es ni de lejos positivo.

Y también hay científicos contrarios al posible beneficio del He-3. Frank Close, en un artículo muy popular, Temor ante los hechos, califica directamente como de un brindis al Sol todo lo relacionado con la fusión de He-3.

Tras una valoración de los pros y los contras, mi opinión es muy parecida a la que expresa Greg De Timmerman en su artículo_ La burbuja de helio: Perspectivas de la fusión nuclear alimentada con 3He . De Timmerman sostiene que la fusión He-3 y deuterio sólo se convertirá en una tecnología potencialmente útil cuando los reactores de fusión nuclear de deuterio y tritio estén implementados masivamente.

Cuéntame

En cualquier caso, y aunque reitero mi escepticismo respecto a un futuro próximo donde la fusión de He-3 y deuterio represente una alternativa energética viable, no puedo olvidar un capítulo de la serie Cuéntame.

En ese capítulo, que transcurre en años previos a la muerte del dictador, Antonio Alcántara y su amigo Desi viajan de noche por la estepa madrileña cuando tienen una avería. Sin otra alternativa que esperar a que alguien pase por esa carretera desierta y les ayude, pasan el rato fumando y contemplando las estrellas.

En cierto momento, Antonio se pone filosófico, mira hacia el cielo y le dice a su amigo Desi algo así como: “¿Te imaginas, Desi, que tuviéramos un aparato para poder llamar al mecánico y a Mercedes, que estará muy preocupada?” A lo que Desi, mucho menos soñador que Antonio, responde algo así como: “¡Por Dios Antonio, qué ideas más raras se te ocurren!”. Pues eso.

José Pablo Salas Ilarraza no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: José Pablo Salas Ilarraza, Profesor Titular de Física. Departamento de Química. Universidad de La Rioja, Universidad de La Rioja

Por qué los ataques de las embajadas en Quito y Damasco sientan un peligroso precedente diplomático

Fuerzas especiales ecuatorianas irrumpen en la Embajada de México en Quito. Alberto Suarez/API/AFP via Getty Images)

Durante mucho tiempo se ha dado por hecho que las embajadas deben tratarse como “zonas prohibidas” para otras naciones. Sin embargo, en una sola semana, dos gobiernos, ambos democracias establecidas desde hace tiempo, han sido acusados de violar de diferentes maneras las leyes que rigen las misiones diplomáticas extranjeras.
En primer lugar, el 1 de abril de 2024 la embajada de Irán en Damasco fue bombardeada, presumiblemente por Israel, matando a varios comandantes de alto rango de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.

Días después, el 5 de abril, la policía ecuatoriana entró por la fuerza en la embajada de México en Quito para detener al ex vicepresidente de Ecuador Jorge Glas, que solicitaba asilo político.

Ambas acciones han dado lugar a denuncias de violaciones del derecho internacional y acusaciones de que se contravino la Convención de Viena, que establece la inmunidad de las misiones diplomáticas.

Como buen conocedor de la vida de las embajadas –he sido jefe de misión de Chile en China, India y Sudáfrica y coedité The Oxford Handbook of Modern Diplomacy– creo que los dos incidentes son más preocupantes de lo que gran parte de la comunidad internacional parece creer.

Al contrario de la famosa ocurrencia del difunto empresario y candidato presidencial Ross Perot, las embajadas no son sólo “reliquias de los tiempos de los veleros”. Más bien, en un mundo cada vez más complejo en el que los conflictos geopolíticos, las migraciones masivas, las pandemias y el cambio climático exigen una gestión diplomática cuidadosa y estable, cualquier incidente que erosione la inviolabilidad de las normas de las embajadas podría tener graves consecuencias negativas y conducir a un mundo más peligroso.

Curiosa indiferencia ante el ataque a la embajada

De los dos incidentes recientes, el atentado contra la embajada iraní es el más grave, ya que supuso la pérdida de vidas humanas y dio lugar a advertencias de ataques de represalia.

Sin embargo, los países occidentales, cuyos dirigentes suelen manifestar su preocupación por el mantenimiento del llamado “orden basado en normas”, se han mostrado reacios a condenar el acto.

El líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, asiste a los funerales de las víctimas del atentado del 1 de abril de 2024 contra la embajada iraní en Damasco.
Oficina de Prensa del Líder Iraní / Handout/Anadolu via Getty Images

Cabe destacar que las tres democracias liberales del Consejo de Seguridad de la ONU –Estados Unidos, Reino Unido y Francia– se negaron a condenar el ataque contra la embajada de Irán cuando se les planteó la cuestión.

Israel, aunque no reconoció oficialmente su responsabilidad, argumentó que la residencia del embajador iraní no era realmente una sede diplomática sino “un edificio militar disfrazado de edificio civil”. Como tal, para Israel era un objetivo perfectamente legítimo.

Pero según esta lógica, casi todas las embajadas se considerarían un objetivo legítimo. Casi por definición, la gran mayoría de las embajadas –especialmente las de los países más grandes– están pobladas por un número significativo de personal militar y de inteligencia. Sugerir que, por esa razón, las embajadas deberían perder su inmunidad diplomática y convertirse en objetivos legítimos de ataques armados derrumbaría todo el edificio de la Convención de Viena. Y con él se vendría abajo la estructura en la que se basan las interacciones diplomáticas formales en todo el mundo.

Principios diplomáticos fundamentales

El caso de Ecuador, aunque menos grave porque no se tradujo en víctimas mortales, es un poco más complejo y exige algunas aclaraciones.

En el centro de la disputa diplomática entre Ecuador y México se encuentra el exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, que cumplió cuatro años entre rejas tras una condena en 2017 por cargos de corrupción.

Glas se enfrenta ahora a un juicio por diferentes cargos, lo que motivó su solicitud de asilo en la Embajada de México en diciembre de 2023. México aceptó la solicitud y así se lo transmitió al gobierno ecuatoriano.

El ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas es conducido fuera de la Embajada de México.
Policía Nacional de Ecuador/Anadolu via Getty Images

El gobierno ecuatoriano justificó su decisión de enviar policías a la embajada mexicana por considerar que Glas no puede recibir asilo político al tratarse de un delincuente convicto.

La afirmación tiene cierta base: según la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954 de la Organización de Estados Americanos, no se puede conceder asilo político a delincuentes condenados a menos que los cargos en que se base la condena sean de naturaleza política.

Pero al mismo tiempo, el artículo 21 de la Convención de Viena establece que las misiones diplomáticas gozan de plena inmunidad y extraterritorialidad. Eso implica que el gobierno anfitrión no tiene derecho a entrar en una embajada sin la autorización del jefe de la misión.

Ecuador argumenta que México abusó de su inmunidad diplomática, por lo que no le quedó más remedio que enviar a la policía. Sin embargo, aquí hay que hacer una distinción crucial. Mientras que la inmunidad diplomática y la extraterritorialidad de las misiones extranjeras son principios fundamentales de la Convención de Viena, el asilo político es una cuestión aparte que debe tratarse por separado.

Como tal, si el gobierno ecuatoriano consideraba que Glas no reunía los requisitos para el asilo político, podría haber intentado bloquear legalmente el traslado o denegar el salvoconducto para que el solicitante de asilo saliera de la embajada y abandonara el país. Sin embargo, México tendría motivos de peso para oponerse a tales medidas, ya que, según la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954, corresponde al Estado que concede el asilo decidir si el caso tiene una motivación política.

Implicaciones para el futuro

Independientemente de los méritos del caso de asilo, enviar el equivalente de un equipo SWAT para asaltar la embajada representa una violación deliberada de las normas diplomáticas.

Existe un largo historial de políticos latinoamericanos solicitantes de asilo que han pasado muchos años encerrados en embajadas porque los gobiernos no les han concedido un salvoconducto, entre los que destaca el dirigente peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, que pasó cinco años en la embajada de Colombia en Lima.

Sin embargo, salvo contadas excepciones, ni siquiera en la época más oscura de las dictaduras militares latinoamericanas de los años sesenta y setenta se permitió a la policía irrumpir en los edificios de las embajadas para detener a los solicitantes de asilo. Y esto pone de relieve lo que hace que las acciones de Ecuador sean especialmente preocupantes.

Precisamente por los problemas de inestabilidad política y tradición de golpe militar que tiene América Latina, las leyes en torno al asilo político y la inmunidad diplomática son necesarias. Si se socava la Convención de Viena de la forma en que lo ha hecho Ecuador, se corre el riesgo de sentar un precedente que otros gobiernos podrían verse tentados a seguir.

El asilo político en América Latina ha funcionado tradicionalmente como una válvula de seguridad que permite a los líderes depuestos salir del peligro. Debilitar las estructuras diplomáticas de apoyo al asilo dificultará la gestión de las rupturas democráticas.

También se corre el riesgo de exacerbar los desacuerdos regionales. Ya lo estamos viendo con México, que está rompiendo relaciones con Ecuador como resultado del asalto a la embajada.

Dificultar la diplomacia

Por supuesto, las violaciones de embajadas no carecen de precedentes. La dictadura de Guatemala atacó la embajada española en Ciudad de Guatemala en 1980, matando a varios solicitantes de asilo, entre ellos un exvicepresidente. Y el gobierno militar de Uruguay envió fuerzas de seguridad a la embajada de Venezuela en Montevideo en 1976 para detener a un militante de izquierdas que había solicitado asilo, lo que provocó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Pero aquellos sucesos del pasado relativamente lejano fueron ampliamente condenados en su momento, y con razón, como producto de regímenes autoritarios poco respetuosos con las convenciones internacionales.

La actitud internacional comparativamente relajada ante las violaciones de las embajadas por parte de Israel y Ecuador refleja, en mi opinión, una incapacidad para comprender la importancia de la erosión de la inmunidad y las normas diplomáticas.

A medida que aumentan los desafíos globales, las embajadas y sus representantes adquieren más importancia, no menos. Si lo que se extrae de los dos últimos incidentes en embajadas es que la protección de los locales diplomáticos puede ser secundaria frente a lo que sea políticamente conveniente en un día determinado, entonces será muy perjudicial para la gestión de las relaciones internacionales. La diplomacia resultará mucho más difícil.

Y dada la enormidad de los retos a los que se enfrenta el mundo hoy en día, eso es lo último que necesita cualquier país.

Jorge Heine es miembro del Partido por la Democracia de Chile y del Foro Permanente de Política Exterior, un think tank chileno.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Jorge Heine, Interim Director of the Frederick S. Pardee Center for the Study of the Longer-Range Future, Boston University

Por qué los ataques de las embajadas de Damasco y Quito sientan un peligroso precedente diplomático

Fuerzas especiales ecuatorianas irrumpen en la Embajada de México en Quito. Alberto Suarez/API/AFP via Getty Images)

Durante mucho tiempo se ha dado por hecho que las embajadas deben tratarse como “zonas prohibidas” para otras naciones. Sin embargo, en una sola semana, dos gobiernos, ambos democracias establecidas desde hace tiempo, han sido acusados de violar de diferentes maneras las leyes que rigen las misiones diplomáticas extranjeras.
En primer lugar, el 1 de abril de 2024 la embajada de Irán en Damasco fue bombardeada, presumiblemente por Israel, matando a varios comandantes de alto rango de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.

Días después, el 5 de abril, la policía ecuatoriana entró por la fuerza en la embajada de México en Quito para detener al ex vicepresidente de Ecuador Jorge Glas, que solicitaba asilo político.

Ambas acciones han dado lugar a denuncias de violaciones del derecho internacional y acusaciones de que se contravino la Convención de Viena, que establece la inmunidad de las misiones diplomáticas.

Como buen conocedor de la vida de las embajadas –he sido jefe de misión de Chile en China, India y Sudáfrica y coedité The Oxford Handbook of Modern Diplomacy– creo que los dos incidentes son más preocupantes de lo que gran parte de la comunidad internacional parece creer.

Al contrario de la famosa ocurrencia del difunto empresario y candidato presidencial Ross Perot, las embajadas no son sólo “reliquias de los tiempos de los veleros”. Más bien, en un mundo cada vez más complejo en el que los conflictos geopolíticos, las migraciones masivas, las pandemias y el cambio climático exigen una gestión diplomática cuidadosa y estable.

Cualquier incidente que erosione la inviolabilidad de las normas de las embajadas podría tener graves consecuencias negativas y conducir a un mundo más peligroso.

Curiosa indiferencia ante el ataque a la embajada

De los dos incidentes recientes, el atentado contra la embajada iraní es el más grave, ya que supuso la pérdida de vidas humanas y dio lugar a advertencias de ataques de represalia.

Sin embargo, los países occidentales, cuyos dirigentes suelen manifestar su preocupación por el mantenimiento del llamado “orden basado en normas”, se han mostrado reacios a condenar el acto.

El líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, asiste a los funerales de las víctimas del atentado del 1 de abril de 2024 contra la embajada iraní en Damasco.
Oficina de Prensa del Líder Iraní / Handout/Anadolu via Getty Images

Cabe destacar que las tres democracias liberales del Consejo de Seguridad de la ONU –Estados Unidos, Reino Unido y Francia– se negaron a condenar el ataque contra la embajada de Irán cuando se les planteó la cuestión.

Israel, aunque no reconoció oficialmente su responsabilidad, argumentó que la residencia del embajador iraní no era realmente una sede diplomática sino “un edificio militar disfrazado de edificio civil”. Como tal, para Israel era un objetivo perfectamente legítimo.

Pero según esta lógica, casi todas las embajadas se considerarían un objetivo legítimo. Casi por definición, la gran mayoría de las embajadas –especialmente las de los países más grandes– están pobladas por un número significativo de personal militar y de inteligencia. Sugerir que, por esa razón, las embajadas deberían perder su inmunidad diplomática y convertirse en objetivos legítimos de ataques armados, derrumbaría todo el edificio de la Convención de Viena. Y con él se vendría abajo la estructura en la que se basan las interacciones diplomáticas formales en todo el mundo.

Principios diplomáticos fundamentales

El caso de Ecuador, aunque menos grave porque no se tradujo en víctimas mortales, es un poco más complejo y exige algunas aclaraciones.

En el centro de la disputa diplomática entre Ecuador y México se encuentra el ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, que cumplió cuatro años entre rejas tras una condena en 2017 por cargos de corrupción.

Glas se enfrenta ahora a un juicio por diferentes cargos, lo que motivó su solicitud de asilo en la Embajada de México en diciembre de 2023. México aceptó la solicitud y así se lo transmitió al gobierno ecuatoriano.

El ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas es conducido fuera de la Embajada de México.
Policía Nacional de Ecuador/Anadolu via Getty Images

El gobierno ecuatoriano justificó su decisión de enviar policías a la embajada mexicana por considerar que Glas no puede recibir asilo político al tratarse de un delincuente convicto.

La afirmación tiene cierta base: según la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954 de la Organización de Estados Americanos, no se puede conceder asilo político a delincuentes condenados a menos que los cargos en que se base la condena sean de naturaleza política.

Pero al mismo tiempo, el artículo 21 de la Convención de Viena establece que las misiones diplomáticas gozan de plena inmunidad y extraterritorialidad. Eso implica que el gobierno anfitrión no tiene derecho a entrar en una embajada sin la autorización del jefe de la misión.

Ecuador argumenta que México abusó de su inmunidad diplomática, por lo que no le quedó más remedio que enviar a la policía. Sin embargo, aquí hay que hacer una distinción crucial. Mientras que la inmunidad diplomática y la extraterritorialidad de las misiones extranjeras son principios fundamentales de la Convención de Viena, el asilo político es una cuestión aparte que debe tratarse por separado.

Como tal, si el gobierno ecuatoriano consideraba que Glas no reunía los requisitos para el asilo político, podría haber intentado bloquear legalmente el traslado o denegar el salvoconducto para que el solicitante de asilo saliera de la embajada y abandonara el país. Sin embargo, México tendría motivos de peso para oponerse a tales medidas, ya que, según la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954, corresponde al Estado que concede el asilo decidir si el caso tiene una motivación política.

Implicaciones para el futuro

Independientemente de los méritos del caso de asilo, enviar el equivalente de un equipo SWAT para asaltar la embajada representa una violación deliberada de las normas diplomáticas.

Existe un largo historial de políticos latinoamericanos solicitantes de asilo que han pasado muchos años encerrados en embajadas porque los gobiernos no les han concedido un salvoconducto, entre los que destaca el dirigente peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, que pasó cinco años en la embajada de Colombia en Lima.

Sin embargo, salvo contadas excepciones, ni siquiera en la época más oscura de las dictaduras militares latinoamericanas de los años sesenta y setenta se permitió a la policía irrumpir en los edificios de las embajadas para detener a los solicitantes de asilo. Y esto pone de relieve lo que hace que las acciones de Ecuador sean especialmente preocupantes.

Precisamente por los problemas de inestabilidad política y tradición de golpe militar que tiene América Latina, las leyes en torno al asilo político y la inmunidad diplomática son necesarias. Si se socava la Convención de Viena de la forma en que lo ha hecho Ecuador, se corre el riesgo de sentar un precedente que otros gobiernos podrían verse tentados a seguir.

El asilo político en América Latina ha funcionado tradicionalmente como una válvula de seguridad que permite a los líderes depuestos salir del peligro. Debilitar las estructuras diplomáticas de apoyo al asilo dificultará la gestión de las rupturas democráticas.

También se corre el riesgo de exacerbar los desacuerdos regionales. Ya lo estamos viendo con México, que está rompiendo relaciones con Ecuador como resultado del asalto a la embajada.

Dificultar la diplomacia

Por supuesto, las violaciones de embajadas no carecen de precedentes. La dictadura de Guatemala atacó la embajada española en Ciudad de Guatemala en 1980, matando a varios solicitantes de asilo, entre ellos un ex vicepresidente. Y el gobierno militar de Uruguay envió fuerzas de seguridad a la embajada de Venezuela en Montevideo en 1976 para detener a un militante de izquierdas que había solicitado asilo, lo que provocó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Pero aquellos sucesos del pasado relativamente lejano fueron ampliamente condenados en su momento, y con razón, como producto de regímenes autoritarios poco respetuosos con las convenciones internacionales.

La actitud internacional comparativamente relajada ante las violaciones de las embajadas por parte de Israel y Ecuador refleja, en mi opinión, una incapacidad para comprender la importancia de la erosión de la inmunidad y las normas diplomáticas.

A medida que aumentan los desafíos globales, las embajadas y sus representantes adquieren más importancia, no menos. Si lo que se extrae de los dos últimos incidentes en embajadas es que la protección de los locales diplomáticos puede ser secundaria frente a lo que sea políticamente conveniente en un día determinado, entonces será muy perjudicial para la gestión de las relaciones internacionales. La diplomacia resultará mucho más difícil.

Y dada la enormidad de los retos a los que se enfrenta el mundo hoy en día, eso es lo último que necesita cualquier país.

Jorge Heine es miembro del Partido por la Democracia de Chile y del Foro Permanente de Política Exterior, un think tank chileno.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Jorge Heine, Interim Director of the Frederick S. Pardee Center for the Study of the Longer-Range Future, Boston University

Todas las mujeres de Maggie O’Farrell

Fotografía de Maggie O’Farrell. Murdo Macleod/Libros del Asteroide

Desde la publicación de su novela Hamnet (2020), la popularidad de la escritora norirlandesa Maggie O’Farrell (1972), que actualmente reside en Edimburgo, no ha parado de crecer.

Ya podemos disfrutar de casi todos sus libros en español y algunos en catalán y gallego. Con motivo de la publicación el pasado mes de enero de la traducción en castellano de La distancia que nos separa, una de las primeras novelas de O’Farrell, a continuación hacemos un repaso por la obra literaria y el estilo de la autora.

Portada de la última novela publicada en español de Maggie O’Farrell.
Libros del Asteroide

Obras y recepción

Hasta el momento, Maggie O’Farrell ha publicado nueve novelas –After You’d Gone(2000), My Lover’s Lover (2002), La distancia que nos separa (2004), La extraña desaparición de Esme Lennox (2006), La primera mano que sostuvo la mía (2010), Instrucciones para una ola de calor (2013), Tiene que ser aquí (2016), Hamnet (2020) y El retrato de casada (2022)–, la autobiografía Sigo aquí (2017), y dos cuentos infantiles: ¿A dónde van los ángeles de nieve? (2020) y The Boy Who Lost His Spark (2022).

Sus obras han sido aclamadas tanto por el público como por la crítica, y han recibido numerosos premios. Su primera novela fue galardonada con el premio Betty Trask para su debut literario en 2001. En 2005 recibió el premio Somerset Maugham por La distancia que nos separa. En 2007 fue escogida como uno de los “25 escritores del futuro” por la librería inglesa Waterstones, y en 2010 ganó el premio Costa Novel por La primera mano que sostuvo la mía, entre otros.

Sin embargo, como ya hemos señalado, la fama y el prestigio internacional le llegaron en 2020 con la publicación de Hamnet, novela que narra la vida (ficticia) de Anne Hathaway, esposa de William Shakespeare, y uno de sus hijos, Hamnet Shakespeare. Entre otros reconocimientos, la novela obtuvo el prestigioso Premio de Ficción Femenina y el Premio del Círculo de Críticos Nacional del Libro en 2020.

A día de hoy, las obras de O’Farrell han sido traducidas a más de 25 idiomas. En español, la editorial Salamandra fue la primera en publicar a la autora con los títulos La extraña desaparición de Esme Lennox (2009) e Instrucciones para una ola de calor (2013), ambas traducidas por Sonia Tapia. Posteriormente, su obra ha seguido llegando a través de la editorial Libros del Asteroide y la traductora Concha Cardeñoso.

En cuanto a su ficción infantil, han sido la editorial La Galera y el traductor Milo J. Krmpotic quienes han traído ¿A dónde van los ángeles de nieve? (2021).

O’Farrell y la ficción de mujeres

Admiradora confesa de los clásicos de la literatura gótica escrita por mujeres, O’Farrell cuenta entre sus libros preferidos The Yellow Wall-Paper, de Charlotte Perkins Gilman; Frankenstein, de Mary Shelley; Jane Eyre, de Charlotte Brontë, y Alias Grace, de Margaret Atwood.

La influencia de estas obras puede apreciarse en el particular estilo de la autora, que ha sido comparada con otras escritoras en lengua inglesa como la propia Gilman, Daphne du Maurier o Kate Atkinson. Todas ellas son mujeres que escriben sobre mujeres para un público mayoritariamente femenino, con especial énfasis en las injusticias pasadas y presentes que sufrieron y sufren las mujeres a manos de las sociedades patriarcales en las que viven.

La escritora Maggie O’Farrell en un acto organizado por la librería independiente Edinburgh Bookshop en Edimburgo en una presentación del libro El retrato de casada.
byronv2/Flickr, CC BY-NC

Las tramas de O’Farrell giran en torno a dramas y secretos familiares, momentos de crisis en la vida de sus personajes, la mayoría de ellos femeninos, que los llevan a estados psicológicos extremos: el descubrimiento del adulterio de una madre, el coma de una hija, la muerte accidental de un joven, una violación, el robo de un bebé, la desaparición de un padre, un matrimonio roto, la enfermedad y muerte de un hijo o el envenenamiento de una esposa.

Otro aspecto característico de su narrativa son las distintas historias y líneas temporales que se entrelazan y convergen, narraciones aparentemente fragmentadas que acaban formando un todo.

Detrás de cada libro podemos vislumbrar un proceso de documentación exhaustivo por parte de la autora para ambientar la trama en los distintos períodos históricos en los que se sitúa. Así, sus obras son capaces de transportar al lector a escenarios tan variopintos como el Londres de los años 60, el Edimburgo de los años 30, la Inglaterra de Shakespeare o la Florencia renacentista.

Mujeres contra la sociedad (y también víctimas de ella)

O’Farrell ha declarado ser feminista en varias entrevistas. Sus personajes más relevantes, como ya hemos mencionado, son mujeres que no siempre actúan de acuerdo con las convenciones de su época, sino que se atreven a desafiar los patrones sociales establecidos.

No obstante, O’Farrell tampoco se olvida de aquellas que vivieron, o todavía viven, sometidas a ideologías hegemónicas sin la posibilidad de rebelarse. En las páginas de sus novelas encontramos abuelas, madres e hijas a través de las cuales la autora nos muestra cómo las acciones de una generación repercuten en la siguiente. Con sus textos, O’Farrell refuerza la idea de que las convenciones de género son performativas (como dijo Judith Butler) y que el feminismo necesita la herencia generacional para poder desarrollarse y evolucionar.

O’Farrell nos trae una literatura sofisticada y compleja en la que la autora narra con fluidez y escribe sobre temas tan humanos como son el miedo, el amor, la sexualidad o la muerte con una precisión lírica y un realismo psicológico asombrosos.

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Auba Llompart Pons, Profesora doctora de Lengua y Cultura Inglesas, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya

Casi la mitad de las víctimas de violencia sexual en España son menores y así son sus agresores

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A principios del pasado marzo, la ONG Save the Children publicó el informe Silenciadas: un análisis sobre agresiones sexuales en la adolescencia, en el que trata las agresiones sexuales cometidas y sufridas por menores edad en España. Lo hace desde una perspectiva de género necesaria para la correcta comprensión de los delitos en los que las mujeres somos mayoritariamente víctimas y los hombres, en su mayor parte, victimarios.

No es de extrañar la existencia de este informe si tenemos en cuenta que, en los últimos años, hemos presenciado un incremento de noticias sobre violencia sexual en la adolescencia.

Según la Convención de Derechos del Niño, hemos de entender por niño o niña todo menor de 18 años, salvo que se haya alcanzado la mayoría de edad en virtud de la ley que le sea aplicable (por ejemplo, la figura de la emancipación. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud define adolescencia como el periodo de vida que va desde los 10 a los 19 años, siendo una transición entre la niñez y la edad adulta.

En esta compleja fase vital se van a producir cambios físicos y psicológicos en la persona, y en ocasiones podremos ver actos antisociales o delictivos vinculados a esta etapa de desarrollo.

El género tiene un impacto directo en las agresiones

Si nos centramos en la violencia de índole sexual, el informe sobre Delitos contra la libertad sexual del año 2022 del Ministerio de Interior de España desvela que, de las 18 731 denuncias interpuestas en ese año por violencia sexual:

  • 8 337 (aproximadamente el 44,5 %) de las agresiones denunciadas han tenido como víctima a una persona menor de edad. De estas, el 82 % eran niñas o adolescentes, marcando una clara predominancia de victimizaciones al género femenino.

  • En el 97 % de los casos, el agresor fue un hombre. De esta cifra, el 15,6 % de los condenados eran menores de edad.

  • De estas denuncias, resultaron detenidas o investigadas 11 699 personas, de las cuales 1 031 se sitúan en el rango de los 14 a los 17 años. Analizando los datos según género del victimario menor de edad, podemos observar 927 hombres frente a 104 mujeres.

Con lo visto hasta el momento, se verifica que el género tiene un impacto directo en la violencia sexual, tanto en adultos como en adolescentes, y ser mujer se configura como un factor de riesgo para sufrir una victimización sexual de cualquier índole.

Por otro lado, 632 del total de delitos sexuales del año 2022 fueron cometidos por dos personas o más, de género masculino, frente a los 573 casos del año 2021.

Esta violencia sexual en la adolescencia cometida en grupo ha sufrido un incremento desde el año 2016 hasta el 2022, identificando un descenso en el año 2020 por el confinamiento sanitario domiciliario.

No obstante, el número total de abusos y agresiones sexuales múltiples son residuales en comparación con la violencia sexual cometida por un solo victimario, representando un 4,2% del total.

Perfil de víctimas y victimarios

El perfil de las víctimas en la violencia sexual grupal cometida por adolescentes es el de mujer de una media de edad de 15 años. Respecto a los victimarios, son chicos de edad similar a la víctima y la conocían previamente. Este tipo de agresiones, cometidas en grupo y en la adolescencia, tienen una serie de causas favorecedoras propias respecto a las agresiones con un solo perpetrador:

  • La influencia del grupo de iguales: muchos de estos menores no agredirían sexualmente solos, y la presencia de otras persona les resulta desinhibitoria.

  • La existencia de una cierta justificación social de estas acciones, e incluso que puedan parecer un “rito de iniciación” a la sexualidad.

  • La falta de una educación sexual centrada en el consentimiento y el deseo mutuo, unido esto al consumo de pornografía cada vez a edades más tempranas puede provocar que ciertas conductas no se identifiquen como violencia sexual por parte de los menores.

Además, debemos tener en cuenta la fase vital en la que se encuentran los adolescentes, en plena construcción de su sexualidad, la cual va a venir marcada por los estereotipos de género que aún mantenemos y que van a afectar a chicos y a chicas de maneras distintas.

Precisamente por la edad de víctima y victimario, resulta imprescindible la intervención con ambos para evitar la normalización de la violencia en las relaciones sexuales. Se tiene que trabajar en la reparación de la víctima mientras se interviene con el victimario para lograr una reeducación que evite la reincidencia. Además, se hace necesaria la prevención general, proporcionando a los y las adolescentes una formación afectivo-sexual de calidad, adaptadas a sus edades, y estructuradas en torno al consentimiento, la igualdad, y la no violencia.

Los informes relativos a la violencia sexual en la adolescencia que hemos comentado en este texto nos muestran que ha habido un incremento en los delitos sexuales cometidos por adolescentes y, paralelamente, también en los ejecutados en grupo, respecto a los datos de años anteriores. No obstante, debemos tener en cuenta que este es un aumento de los casos denunciados, puestos en conocimiento de las autoridades, lo que nos puede indicar una mayor condena social de este tipo de delitos, que anima a la denuncia, pese a la cifra negra que aún pesa sobre estos.

En relación a los delitos sexuales cometidos por dos o más menores de edad, pese a que vemos un incremento anual de los casos conocidos desde el año 2016, estos continúan siendo residuales respecto a los delitos sexuales individuales. Además, los delitos sexuales no pertenecen a las tipologías delictivas más cometidas por menores de edad.

Nathalie Soriano Ruiz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Nathalie Soriano Ruiz, Directora del Máster Universitario en Criminología: Delincuencia y Victimología, Universidad Internacional de Valencia

Cuidar la salud y el medio ambiente: dos razones para incluir pescado azul en nuestra dieta

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La sociedad actual tiene cada vez una mayor preocupación por la dieta debido a cuestiones económicas, nutricionales, religiosas e ideológicas. La clave radica en conseguir una dieta equilibrada que cuide de nuestra salud y la del planeta.

Las dietas atlántica y mediterránea tradicionales son dos opciones que nos aseguran estos requisitos. En ambas la ingesta frecuente de pescado desempeña un papel importante por sus características nutricionales y organolépticas.

A nivel mundial, el consumo anual per cápita de pescado en los últimos 50 años prácticamente se ha duplicado, pasando de 10,75 kg en 1970 a 20,03 kg en 2021. Presenta un crecimiento exponencial en países como China, donde el consumo anual per cápita ha subido de 4,58 kg en 1970 a 39,87 kg en 2021, y crecimientos sustanciales en países como México, donde se ha triplicado (de 4,06 kg en 1970 a 13,87 kg en 2021).

Se denomina pescado azul a aquel pescado con una proporción de grasa (lípidos) en su musculatura superior al 5-6 %, siendo la sardina, el bonito del norte, el jurel y la caballa algunos de sus representantes más significativos.

Además, el pescado azul ha formado parte del acervo cultural de países como España a lo largo de la historia. Por ejemplo, en España la sardina es típica en la noche de San Juan y es también tradicional la costera –temporada de pesca– del bonito, debido a la migración estacional en busca de aguas ricas en nutrientes y temperaturas adecuadas para reproducirse y alimentarse.

El pescado azul en una dieta saludable

El pescado azul se caracteriza por incluir en su composición tres elementos nutricionales fundamentales:

  • Los ácidos grasos polinsaturados omega 3, que ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares.

  • Los péptidos (moléculas proteicas formadas por la unión de dos o más aminoácidos), que se caracterizan por una actividad biológica beneficiosa para la salud, actuando en la prevención o tratamiento de diferentes enfermedades como la hipertensión, la diabetes o la obesidad.

  • El aporte de vitaminas (por ejemplo, A, D y E) y otros oligoelementos como el magnesio, selenio y yodo.

Los beneficios de esta combinación de nutrientes se ha puesto de manifiesto en el desarrollo del proyecto GALIAT, liderado por el Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, que consistió en un estudio de campo para determinar el efecto que sobre la población tiene una dieta atlántica tradicional. Los resultados demuestran una reducción del síndrome metabólico (grupo de afecciones que aumentan el riesgo de sufrir cardiopatía coronaria o diabetes).




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Sostenibilidad de las artes de pesca

La época de pesca de la sardina, el jurel y la caballa se extiende, con mayor o menor intensidad, de mayo a octubre, puesto que el plancton es más abundante en esta época y, al alimentarse de él, el pescado azul acumula gran cantidad de grasa que potencia su sabor.

La técnica de pesca más común utilizada en la captura del pescado azul es el “cerco”, una de las artes de pesca con menor impacto ambiental:

  • Los descartes (aquella parte de la captura que no se retiene a bordo y se desecha al mar) son mínimos o inexistentes. La técnica se denomina “cerco” porque significa “rodear” el cardumen (banco de peces) para su captura. Es una técnica muy selectiva y que respecta la biodiversidad.

  • Si consideramos su huella de carbono (kilogramos de dióxido de carbono equivalentes emitidos a la atmósfera de forma directa o indirecta a lo largo de todas las etapas de la cadena de valor) es una de las opciones alimentarias con menor impacto, ya que su huella en función de la energía proteica que nos proporciona es de las más bajas.

Por ejemplo, la caballa tiene un valor medio de 550 g de CO₂ eq por cada 100 g de proteína y la sardina tiene un valor promedio de 646 g de CO2eq por cada 100 g de proteína. Estos valores son del orden de magnitud de los productos lácteos, las verduras y legumbres, e inferior a la mayoría de las frutas y la carne.

Huella de carbono de diferentes alimentos por cada 100 g de proteína.
Gumersindo Feijoo, CC BY-SA

El pescado azul en la cocina tradicional

El consumo de pescado es coetáneo a la evolución de Homo sapiens. Nuestra especie lo incorporó como alimento básico desde sus orígenes y su elaboración se ha ido perfeccionando a lo largo de la historia.

El pescado azul se presta a multitud de diferentes elaboraciones en la cocina, dese la sencillez de la brasa o la plancha a platos con mayor elaboración como el tataki o el papillote. Una de las ventajas que presenta el pescado azul reside en la facilidad de su limpieza, la sencilla eliminación de las espinas supone un aliciente para que durante la infancia se introduzca este alimento como elemento de la dieta básica.

Dados sus beneficios nutricionales y el bajo impacto ambiental de su captura, este tipo de pescado es una excelente opción para incorporarlo regularmente a nuestra dieta.

Gumersindo Feijoo Costa no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Gumersindo Feijoo Costa, Catedrático de Ingeniería Química. Centro Singular CRETUS, Universidade de Santiago de Compostela

Diccionario de la Lengua Española: ¿guardián o notario del español?

Tratándose de “la obra lexicográfica académica por excelencia”, según la misma Real Academia Española, y tanto para criticarla como para elogiarla, cualquier hispanohablante medio reconoce el Diccionario de la Lengua Española como el referente del español por antonomasia.

Sin embargo, la mayor parte de sus consultores no suele ser consciente de qué tipo de diccionario es, su funcionamiento y proceso de elaboración, los criterios con que se le incorporan nuevas palabras y acepciones, o si su carácter es prescriptivo o descriptivo.

Actualización continua

Poner el Diccionario al día es una de las tareas fundamentales de los académicos. Se han de documentar con rigor los usos léxicos consolidados y armonizar sus criterios lingüísticos con la doctrina filológica del resto de obras de la institución. Obras que son tanto normativas como descriptivas: la Ortografía, la Nueva gramática, el Diccionario de americanismos y el Diccionario panhispánico de dudas.

En este proceso es clave decidir qué palabras y acepciones deben incorporarse o corregirse, y cómo definirlas. Cuestión debatida por sus responsables y disputada por diversos sectores sociales cuando salen las novedades. La Academia sostiene que su inclusión o enmienda depende de la constatación objetiva de los usos reales de la lengua, de los que pretende ser notaria.

Para ello se basa en el Banco de Datos del Español, con 300 millones de formas. Sobre todo, en el Corpus del Español XXI. A ese banco se suman cada año 25 millones de formas nuevas. Estas son tomadas de la literatura, prensa, ciencia, política o economía. En un 70 % proceden de América y Filipinas, y en un 30 %, de España.

También se tienen en cuenta otros estudios sobre léxico y la Unidad Interactiva del Diccionario, canal democratizador del proceso que es también fuente de pintorescas ocurrencias, como cuenta Darío Villanueva en Morderse la lengua.




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Morderse la lengua… y comulgar con ruedas de molino


Antes de incluir una voz nueva, la Academia suele someterla a unos cinco años de cuarentena. Es un principio con excepciones; por ejemplo, covid fue incorporada en 2020. Pero no es imprescindible que una palabra aparezca muchas veces para considerarla asentada en el idioma.

Si lo dice el Diccionario de la RAE…

A pesar de reservas y críticas, al tener a la Academia como autoridad máxima sobre la corrección idiomática, se sigue otorgando a su Diccionario un papel normativo, canónico por antonomasia. Un exceso de credulidad en su autoridad lleva a uno de los binomios más absurdos: si una palabra no aparece en él, no existe o es errónea.

Pero de este tópico no es responsable la Academia, sino quien le concede una ascendencia absoluta o desconoce el tipo y carácter del Diccionario.

Algo similar ocurre con su papel normativo. En el pasado conllevó de manera más deliberada una intención rectora sobre la lengua, incluso censora. Sancionaba qué voces eran correctas y cuáles inapropiadas o, al menos, desaconsejables. Directa o indirectamente, seguía criterios puristas en lo lingüístico y conservadores en lo moral, tanto en la selección de voces como en definiciones problemáticas por su ámbito temático o ideológico.

En el presente la voluntad es que sea, sobre todo, descriptivo. Es decir, notario o escaparate de la realidad sociolingüística. Lo normal es que, en mayor o menor grado, ambas funciones estén presentes en un diccionario, como caras de una misma moneda. Esto se debe a que, al refrendar usos y significados sociales extendidos, el público los toma como normativos.

Un esfuerzo diversificador

Desde la edición de 2014 es notable el esfuerzo de la Academia por modernizar y abarcar el vocabulario general hispanohablante, aplicando criterios lexicográficos rigurosos e implicando múltiples perspectivas sociales y geográficas.

A pesar de ello, normalmente con la coyuntura de su actualización, se ve cuestionado parcialmente por polémicas en que participan tanto especialistas en la materia, que reprochan tal o cual aspecto metodológico, como sectores populares sin otro aval para la crítica que sus personales ideas lingüísticas.

Las objeciones más frecuentes a las decisiones tomadas suelen resultar contradictorias entre sí. Y los motivos son también variopintos y encontrados.

Hay quienes reclaman mayor imposición normativa, frente a quienes defienden que la lengua es del pueblo y, por tanto, todas las palabras son igual de válidas. Hay quienes urgen a la Academia para que sea más audaz y rápida con las novedades, frente a quienes rechazan la avalancha de extranjerismos. Hay quienes aplauden la feminización léxica y quienes la consideran superflua. Hay quienes abogan por lo políticamente correcto y achacan a los redactores académicos que contribuyen a la perpetuación de realidades injustas o desagradables al mantener ciertas palabras y acepciones. Y hay quienes se molestan personalmente por algunas de sus definiciones u objetan que no comprenden toda la realidad que expresan las palabras (por ejemplo, madre).

Diferencia entre aceptar un uso y defender la realidad que expresa

Por una parte, se suele caer en la vieja confusión entre cosas y palabras (signos), como si fueran lo mismo. También en el prejuicio de que reconocer determinadas acepciones es tanto como consentir con lo que expresan.

Por otra parte, a pesar del rechazo de un papel censor por parte de la Academia, ciertas explicaciones de Diccionario parecen ser tomadas por muchas personas como reglas de obligado acatamiento (almóndiga, güisqui; toballa, madalena, etc.) o una rémora para superar las realidades negativas expresadas por el uso social de ciertas acepciones (bollera, cateto, chapero, gitano, maricón, etc.). Y ello a pesar de las numerosas marcaciones en el Diccionario que previenen sobre tales usos y de la doctrina académica entre lo científico y lo políticamente correcto.

Teniendo en cuenta que se trata de un instrumento lingüístico y objeto cultural tan importante, que nunca ha gozado de tanta popularidad e influencia como ahora, sería deseable que el sistema educativo y la sociedad en su conjunto conocieran mejor qué es realmente un diccionario y como funciona, y, en particular, el Diccionario de la Lengua Española, con todo lo que implica cognitiva, ideológica y culturalmente.

Enrique Balmaseda Maestu no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Enrique Balmaseda Maestu, Profesor Titular de Lengua Española en la Universidad de La Rioja, Universidad de La Rioja

El estrés competitivo: un rival más para el deportista profesional

En agosto de 2023, el jugador de baloncesto Ricky Rubio (en la foto, durante un partido contra la selección de Serbia) anunció que se retiraba para cuidar su salud mental. Regresó a las canchas el pasado 31 de enero. LiveMedia / Shutterstock

He trabajado con equipos profesionales de ciclismo, fútbol, balonmano, atletismo, bádminton, natación, baloncesto, eSports, judo, hockey hierba, etc. en las mejores y más exigentes competiciones internacionales y una de las cuestiones que más me ha llamado la atención ha sido la baja producción de cortisol basal (la famosa hormona del estrés) en este colectivo.

Son una muestra muy seleccionada que ha pasado una “criba” exigente, tanto física como mental. Solo los más perseverantes superan la ansiedad producida por las horas destinadas a rutinas técnicas, entrenamientos agotadores, viajes interminables, entrevistas públicas y restricción de la vida familiar.

Sin embargo, no siempre es así: después de una cruda derrota, el estrés se dispara.

El “efecto ganador” de la testosterona

La jugadora española de bádminton Carolina Marín.
Foto cedida por la jugadora.

La búsqueda de incentivos es la variable más motivadora en la lucha por vencer a sus rivales. Algunos estudios han sugerido el importante papel que juega la testosterona en la combatividad y la actividad cerebral durante la competición. Esta hormona impulsa la motivación y capacita al deportista para ganar a sus adversarios.

Así, durante muchos años se ha sugerido la existencia de un “efecto ganador” relacionado con la testosterona. Este fenómeno se caracteriza por aumentos momentáneos de la hormona a consecuencia de las mieles del triunfo y descensos al finalizar los partidos con una sonada derrota, también en el género femenino. Estos cambios hormonales se observan igualmente en el cortisol y son un excelente indicador del nivel de estrés del deportista.

Los fans también acusan las derrotas

He trabajado con jugadores de fútbol profesional que han sufrido insultos y presión extrema desde los medios de comunicación y que pueden llegar a incrementar un 300 % su producción de cortisol. Esta respuesta neuroendocrina parece bidireccional: también los fans se ven afectados por los resultados de sus equipos.

En un estudio reciente donde se analizaban las ligas profesionales más importantes del mundo, los investigadores observaron un incremento en el índice de natalidad tras un importante triunfo deportivo.

El estudio más antiguo sobre el efecto del resultado sobre los aficionados se realizó durante la final del mundial de EE. UU. de 1994, que enfrentó a las selecciones de Brasil e Italia. Los seguidores del equipo brasileño (campeón) incrementaron sus concentraciones de testosterona, mientras que los tifosi tuvieron descensos del 50 % con la frustración por la derrota.

También la presión mediática y social se vuelve en contra de un equipo cuando los resultados son esquivos. Hemos trabajado con equipos de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) durante toda la temporada y comprobamos cómo los jugadores experimentados soportaron mucho mejor el estrés que sus compañeros más jóvenes e inexpertos.

A más cortisol, más lesiones

El problema lo tendríamos con los deportistas que perciben los partidos como una amenaza. Dentro de este último grupo existirían tres líneas diferentes de afectación psicofisiológica: un aumento del índice de masa corporal, un descenso notable en su rendimiento físico o un incremento de procesos inflamatorios y daño muscular. Llegado este punto, no parece muy divertido competir frente a sus fans.

De hecho, el estrés está presente en una tercera parte de las lesiones deportivas, por lo que el cortisol se revela como una variable a tener en cuenta en el alto rendimento deportivo. Esto explicaría por qué algunos estudios señalan una relación entre la posición en la tabla y número de lesionados.

Algunos ya han levantado la voz

En resumen, los deportistas profesionales sufren estrés agudo y crónico debido a la cantidad de estresores que deben afrontar. Los resultados de los encuentros deportivos pueden dificultar su capacidad para superar los desafíos subsiguientes.

Esta tensión competitiva está modulada por aspectos físicos (cargas de entrenamiento), psicológicos (presión psicotáctica), de rendimiento (ganar-perder) y del entorno social.

Los fans pueden apoyar a sus jugadores y favorecer su adaptación pero también manifestar abiertamente su descontento y convertirse en un estímulo aversivo más.

Parece, pues, importante estudiar las respuestas de estrés en deportistas profesionales y reajustar sus cargas a cada momento de la temporada. Su rendimiento y la probabilidad de lesionarse podría estar relacionada con la producción de glucocorticoides.

Entrenamiento del equipo francés de fútbol PSG.
Foto cedida por el PSG

Creo que es un buen momento para abrir un debate sobre el bienestar del deportista profesional: resulta imposible adaptarse cada 24 horas a las exigencias de la competición. Si algo está claro es que no son seres extraordinarios. Puede que posean una capacidad de resiliencia física y psicológica mayor, pero no infinita.

Varios jugadores profesionales como Andrés Iniesta, André Agassi
y Ricky Rubio ya han alzado la voz en público. ¿Cuántos otros habrán sufrido lesiones y recaídas que han acabado prematuramente con sus carreras antes de entender por qué? Quizá debamos reducir la cantidad de partidos y aumentar los días de descanso. No es posible cambiar la biología del ser humano en favor del deporte espectáculo.

Adecuar la preparación a los niveles de estrés

El estrés es una paradoja: podemos entenderlo como un proceso adaptativo que nos ofrece una ventaja evolutiva o como una enfermedad que puede afectar a la salud.

Actualmente, el cuerpo técnico puede obtener información sobre el nivel de estrés de cada deportista usando una simple muestra de saliva. Los grandes clubes pueden beneficiarse de los nuevos métodos diagnósticos –rápidos, baratos y fiables– mejorando su competitividad y manteniendo al deportista en una zona más ajustada a su capacidad.

Todos queremos disfrutar de más éxitos olímpicos y en las grandes ligas internacionales. Para ello es imprescindible que velemos por la salud física y mental de quienes lo hacen posible: los deportistas profesionales. Las exigencias de la preparación para vencer a los rivales obligan a los entrenadores a acercarse peligrosamente al límite.

Normalmente, la carga generada retorna a su punto base con descanso e ingesta calórica. Esto no quiere decir que el estrés que ha sufrido durante el proceso haya desaparecido. El gasto energético físico y mental ha dejado un rastro que debemos analizar y, conforme a ello, adecuar los entrenamientos.

Manuel Jiménez López no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Publicado originalmente en The Conversation (Creative Commons)
Autor: Manuel Jiménez López, Docente e Investigador en neuroendocrinología, desarrollo psicofísico infanto-juvenil y procesos neurodegenerativos., UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

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