Tras la comunicación por parte de las autoridades españolas del “Plan de transición a la nueva normalidad”, se plantea el inicio de un proceso de desescalada en el ámbito educativo con el regreso parcial a las aulas de, entre otros, los niños de 0 a 6 años.
Después de un periodo de confinamiento provocado por la crisis sanitaria de la COVID-19, que ha afectado a millones de estudiantes en todo el mundo, las instituciones educativas, que han tenido que hacer una transformación digital en tiempo récord, planifican su posible reapertura para acoger el regreso voluntario de estos estudiantes.
La implementación de un plan para la recuperación progresiva de la normalidad que asegure que la ciudadanía siga involucrada activamente en la lucha contra la pandemia exige que el regreso a las aulas garantice, además de la organización logística y administrativa del profesorado, la de los servicios médicos, la del transporte, la del mantenimiento y la limpieza, la de la seguridad y la del bienestar y la salud de niños y adolescentes.
Reapertura desigual en el mundo
La pandemia se viene desarrollando a distinta velocidad en los diversos países. Mientras en algunos, como México, el pico de la enfermedad comienza a hacer estragos y el cierre de escuelas continúa, en otros países, como es el caso de Alemania, ya se ha retomado parcialmente la actividad lectiva, con las medidas de higiene máximas.
Sin embargo, en España se ha planteado recientemente la estrategia para la recuperación y continuidad del aprendizaje. Aunque con este regreso a las aulas se cumple el objetivo de dar continuidad a los procesos educativos de estos estudiantes, y teniendo en cuenta los desafíos sanitarios, sociales y económicos, se ha abierto un debate entre los agentes implicados en este proceso para hacerlo de forma coordinada y cumplir con las medidas generales de la administración pública, inspectores de educación, pediatras y epidemiólogos.
Si bien la reincorporación voluntaria de los más pequeños a las aulas para garantizar la conciliación puede tener un cierto sentido, desde la lógica de la salud pública en Educación Infantil resulta más complicado cumplir la regla de una distancia de seguridad y seguir los alineamientos que tendrán que acatar los centros educativos para evitar contagios.
La UE, a través de la Hoja de ruta común europea para el levantamiento de las medidas de contención de la COVID-19, recomienda que los estados miembros autoricen gradualmente las concentraciones de personas, indicando una serie de medidas específicas para las escuelas y universidades: diferentes horarios de comida, refuerzo de las medidas de limpieza, aulas más despejadas e incremento del aprendizaje en línea.
Medidas para el regreso al colegio
UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recogen varias medidas relevantes en su guía para proteger a los niños en las escuelas.
Además de establecer una serie de alineamientos que posibilitarían la reapertura eventual de los centros educativos en condiciones de seguridad, se disponen otros tales como la limpieza y desinfección de las instalaciones educativas, la disposición de geles y mascarillas suficientes, la supervisión de la distancia entre el alumnado y la limitación de aforo del número de estudiantes.
También enfatiza que en Educación Infantil es menester desarrollar programas que informen a los estudiantes sobre cómo protegerse, además de promover comportamientos de higiene y cuidado seguros, y trabajar la resiliencia y la empatía.
En esta lucha contra la epidemia, es inevitable que las medidas asumidas sobre el regreso voluntario a la educación en edades tempranas generen dudas y dividan las opiniones de los políticos, médicos, profesores, asociaciones de familias y otros.
A pesar de que, en este momento, la Educación Infantil es crucial para que las familias puedan retornar al trabajo, en el contexto educativo existen muchos estudios que justifican que esta formación en los primeros años brinda aprendizajes y experiencias significativas y sirve de apoyo social a los estudiantes.
Desarrollo personal y social de los más pequeños
Conviene entonces reflexionar sobre los beneficios que la Educación Infantil tiene en el desarrollo personal y social de los niños. El cerebro desarrolla la mayoría de sus neuronas entre el nacimiento y los tres años de vida. El potencial neurológico se incrementa y alcanza aproximadamente entre un 80 y 85 % del total de sus conexiones neuronales durante los primeros seis años de vida gracias a la calidad de las interacciones y experiencias del niño con el entorno, sus pares y adultos. De ahí que interese destacar que los primeros ocho años de vida, los que se denominan “primera infancia”, son relevantes en el desarrollo cognitivo, físico y socioemocional de todo individuo.
El Centro Nacional para el Desarrollo y el Aprendizaje Temprano de EE UU afirma que los niños que acceden y permanecen en programas educativos de primera infancia tienen mayores oportunidades de hacer frente a los retos escolares que suponen las etapas obligatorias y el sistema formal educativo.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) destaca que la Educación Infantil cumple una función básica de cara al proyecto de integración escolar de niños con necesidades educativas especiales.
A través de indicadores de comportamientos conductuales y cognitivos se puede detectar situaciones de riesgo e iniciar procesos de intervención que contribuyan a su desarrollo óptimo. Por su parte, la UNESCO pone énfasis en la Educación Infantil como el nivel educativo que promueve la igualdad de oportunidades sociales cuando los estudiantes proceden de familias que se encuentran en situaciones de riesgo.
Tasa de escolarización en España
El Ministerio de Educación y Formación Profesional afirma que la tasa de escolarización durante el ciclo escolar 2017/2018 en el Ciclo I de Educación Infantil (0 a 3 años de edad) en España fue del 36,4 %, un dato muy similar a la media de la OCDE (36,3 %).
Para el Ciclo II, España alcanzó una tasa de escolarización superior al 95 % en todas las edades de este ciclo educativo (de 3 a 6 años de edad). A pesar de que la incorporación a este nivel educativo es de carácter voluntario, la participación es casi universal. Se considera que las altas estadísticas de escolarización de este país son el reflejo del reconocimiento social que las familias otorgan a la labor formativa que se lleva a cabo en los centros educativos que atienden a estas edades.
Integración y autoestima
Actualmente, los sistemas educativos conciben a la Educación Infantil como una etapa educativa integral en la que se sientan las bases para preparar al niño para el inicio de la etapa obligatoria de la educación. Se configura como una fase en la cual los conceptos de atención y educación se integran en un mismo modelo, permitiendo que los niños aprendan y convivan en entornos de seguridad, en los que se atienden sus necesidades biológicas y emocionales y se desarrollen experiencias y aprendizajes significativos.
El objetivo principal es contribuir al fortalecimiento del autoconcepto, la autoestima, la autorregulación, el pensamiento creativo y crítico, así como la estimulación y desarrollo de las habilidades sociales, lingüísticas, motrices y artísticas.
Dado el impacto significativo que tiene la educación en estos primeros años, son muchos los centros educativos que plantean modelos innovadores, metodologías activas y espacios de enseñanza flexibles, creativos e inclusivos que permiten ofrecer la mejor experiencia de aprendizaje para estos estudiantes en estos primeros años de vida escolar.
Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.
Fuente: The Conversation (Creative Commons)
Author: Silvia Carrascal, PDI. Facultad de Educación y Formación de Profesorado, UCM, Universidad Complutense de Madrid