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¿Por qué la Normal de Ayotzinapa incomoda tanto a gobernantes? Conoce su modelo

Durante década el modelo social y de educación masiva, junto a la alta preparación de los estudiantes ha sido siempre un dolor de cabeza para gobernantes y poderes fácticos. Asómate a este documental para entender por qué los estudiantes defienden un modelo de educación cardenista y por qué la desaparición forzada de 43 de ellos ha llevado a considerarse un crimen de estado:

La Escuela Normal Rural de Ayotzinapa es un modelo de educación popular, autogestionada, horizontal y consciente que es digna de admirar. Tiene sus orígenes en un proyecto gubernamental de Lázaro Cárdenas en los años 20 del siglo pasado, que tenía como finalidad masificar la educación mediante la creación de escuelas normales que permitieran formar profesores rurales. Es así que en 1926 se funda Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos (que es su nombre oficial), la cual se ha mantenido, a pesar de una serie de hechos y procesos históricos de por medio, en un verdadero gesto de resistencia hasta el día de hoy. Constantemente atacada por el abierto carácter combativo y los altos niveles de conciencia política de sus estudiantes, la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa ha tenido que enfrentar tanto la represión como la indiferencia de las autoridades. De la segunda forma de agresión, llevada a cabo principalmente negando el financiamiento, es que los estudiantes normalistas han desarrollado formas de autogestión, en donde ellos son protagonistas de la obtención de fondos para los gastos de la escuela y manutención personal. Siembran, cosechan y crían animales para poder financiarse, así como también realizan colectas con los mismos fines.

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Lo más interesante en este proyecto que es la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa es que hay un discurso político que se pone en práctica día a día. Existe fraternidad y horizontalidad entre los integrantes. Del mismo modo se buscan formar como profesores no tan solo como una forma de mejoramiento profesional individual, sino principalmente como una forma de contribuir a la transformación de la sociedad en la que viven. Es por ello que definen su educación como una forma de educación popular (que desafía al poder y a la estructura económica imperante), en donde además participan activamente en la gestión y en el proceso educativo. Del mismo modo, alternan la formación pedagógica con la formación política, pues ellos se ven y se proyectan como agentes de cambio, y a su escuela como germen de un proyecto revolucionario. Formación política que sin embargo es principalmente canalizada en la práxis, en llevar a cabo una forma de relacionarse y de realizar las distintas tareas.

 

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