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¿Quién se merece el voto mexiquense?

A dos días de que se realicen en el Estado de México los comicios para elegir al nuevo gobernador mexiquense, es oportuno rescatar algunos momentos claves de lo que ha sido la campaña de los tres aspirantes a este puesto.

Ser gobernador del Estado de México no es poca cosa y como muestra basta recordar que la asignación presupuestal que recibe año con año la entidad por parte de la federación es una de las más elevadas. No hace falta aclarar que no son los habitantes de dicho estado quienes precisamente gozan de los privilegios económicos de la repartición del pastel.

El Estado de México ha estado en manos del PRI por alrededor de 80 años y Eruviel Ávila Villegas, el nuevo candidato del tricolor, está seguro de ser el indicado, el elegido, quien se encargará de extender por al menos otros seis años las bondades del gobierno del PRI, entre las que se cuenta un sistema de transporte público obsoleto, la falta de oportunidades para jóvenes en la educación y la pobreza alimentaria de miles de familias.

Cada día, más de cuatro mil mexiquenses tienen que tomar autobuses con más de 10 años de edad para que los lleven a la estación del Metro del DF más cercano y trasladarse a la capital del país para ir a su escuela o a un centro laboral que no corresponde a su entidad.

Además de Eruviel Ávila, la terna de candidatos se compone por el panista Luis Felipe Bravo Mena y el perredista Alejandro Encinas.

 

Eruviel Ávila, entre acarreados y demás prácticas proselitistas old PRI school

El discurso del abanderado del PRI es una remasterización de lo que hace seis años prometió, con todo y notario público, el todavía gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto.

Suena acartonado, poco realista y hasta desesperado (en una ocasión llegó a  ofrecer sus órganos a cambio de los votos), en fin, suena al PRI.

Que haya acarreados en sus eventos no es noticia, ni tampoco en los mítines del PRD o del PAN, esas prácticas, por desgracia, son casi inherentes a la forma de hacer política en nuestro país.

De su proselitismo destacaron varios hechos, algunos de relevancia como la denuncia de que rebasó los topes presupuestales para hacer campaña o que realizó eventos anticipados, y otros no tanto pero igual de mediáticos como las chapitas que lució en el segundo debate.

Eruviel Ávila está seguro de que será el nuevo gobernador, las encuestas (ésas que nunca sabemos quién las hizo) le favorecen, las despensas repartidas por patrullas que estaban muy ocupadas dándolas a domicilio en lugar de realizar tareas de seguridad, así como las miles de pancartas colocadas en casas de los mexiquenses rendirán fruto, quizá. Eruviel va por más, por más de lo mismo.

Bravo Mena, del optimismo azul a las campañas de miedo

Luis Felipe Bravo Mena es otro fiel representante de su partido, no dudó en presumir en sus spots televisivos el orgullo que para él significó ser parte de los equipos de trabajo del ex presidente Vicente Fox o del actual, Felipe Calderón.

Bravo Mena tampoco dudó cuando se trató de dar seguimiento a esa estrategia política del blanquiazul que llama al miedo de la ciudadanía y se ofrece como superhéroe de la película.

Durante los cuatro debates televisados utilizó siempre un discurso fuerte que parecía regañar al camarógrafo en turno y en unos de sus anuncios de campaña se lanzó directo con una amenaza: de no votar por él, los ladrones entrarán en las casas de los mexiquenses a hacer de las suyas. ¡Aguas!

Pero el impecable Bravo Mena tiene también su lado optimista y casi enternecedor, como dio muestra en un Tweet que publicó el día en que la Selección Mexicana ganó la Copa Oro.

Un Felipe más que cree en los milagros.

Encinas, el que no quiso al PAN pero sí a los panistas

La debilidad del abanderado de la izquierda, Alejandro Encinas Rodríguez, no fue que en todo momento lo compararan con un reconocido personaje navideño, Encinas estuvo entre la espada y la pared (o entre AMLO y Los Chuchos) desde antes de declararse candidato.

Una fracción del PRD apostó a que existiera una coalición con el PAN e inmediatamente los obradoristas gritaron ¡traición!. Fue a través de las coaliciones como en estados como Puebla, Guerrero o Sinaloa se sacó a los gobiernos priistas, pero para el Estado de México no se pudieron jugar las mismas cartas.

Sin embargo, en el último debate Alejandro Encinas no tuvo empacho en pedir el voto de los panistas y ya en uno de sus últimos eventos de campaña, allá por los rumbos de Nezahualcóyotl, de plano se aventó a decirles que votar por su partido sería inútil.

El propio Bravo Mena y otros panistas lo señalaron como incongruente por no haber aceptado desde un primer momento una alianza y al final de campaña apelar al apoyo de los blaquiazules. Don Alejandro se limitó a responder: hay panistas que también quieren un cambio y están igual de amolados que nosotros, panistas que buscan legítimamente mejores condiciones para su estado. A ésos llama, dice él.

Imagen: nitecproducciones.com

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