Brad Picht tuvo un año pésimo, perdió una demanda contra la productora WarnerFox, por haber elegido para la remake de Trochya a uno de sus clones, mucho más joven que él en la actualidad, sin consultarlo. Actualmente, los actores más reconocidos tienen clones, en especial cuando ya son “maduros”, por los que reciben sumas astronómicas no confesadas, estos permanecen bajo condiciones dependientes del original hasta su muerte. A pesar de las ventajas, estos egos desmesurados suelen mostrar los celos y la feroz competencia que tienen con sus copias. Lo más trágico fue que su mujer, la ya mayor Anyolina, lo dejo por su tercer clon y Brad enfurecido, en un episodio confuso, le disparó tres tiros en la cara, aunque aseguran que fue un accidente. Por ahora despachar clones es una contravención y no un crimen.
Guillermo Vidal
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