“…La máquina nos ha vuelto una sombra borrosa y aunque somos las mismas tuercas que han mirado tus ojos, sabemos que aún hay tiempo para atracar en un puerto…”
Si has visto la peculiar estatua de un guitarrista al paso de un andén del Metro Balderas y no sabes quién es, quizá seas muy joven y no te tocó la vibrante que a la vez caótica década de los 80’s. Rockdrigo González es la persona representada en esta masa de metal ubicada justo donde fue grabado el video de la canción que lo inmortalizó en aquellos años: “Metro Balderas” composición que luego fuera tema de disputa durante muchos años con otra banda que te puede resultar más conocida; El Tri de Alex Lora.
Metro Balderas es una crónica del amor invisible, del que le pasa a todos, anónimos en el las calles y transporte público de esta ciudad donde nuestras historias nada trascendentes solo nos importan a nosotros. Es la historia que en lo personal ya me ocurrió de perder el amor de tu vida en el metro sin saber que lo iba a ser al cerrarse las puertas antes de que me diera su nombre y menos su teléfono.
La herencia de Rockdrigo logró sobrevivir a los 90’s con el homenaje que le hiciera Heavy Nopal banda institución del rock urbano de la zona metropolitana que hoy en día ya no suena en lo iPods y apenas existen algunos vídeos en YouTube pero de vez en vez al viajar por la Línea B del metro que puede ser la más popular y ruda del sistema siempre se subirá un cantante a interpetarla porque Rockdrigo logró ser eso, parte del ADN colectivo de nosotros los anónimos, los de a pie, lo que nos criamos en las calles, los que cada 19 de septiembre lejos de recordar su partida agradecemos que Rockdrigo siga presente.
Que se sirvan solo carnes a la tampiqueña este día que era el platillo que a él le gustaba, que Amandititita sonría al menos por hoy, que sepa donde quiera que esté que este sigue siendo un tiempo de híbridos y que aun no tenemos de tiempo de cambiar nuestras vidas: