Skip to content

Reporteras de Guardia: El emotivo y mediático rescate de los mineros chilenos

Hemos visto a un payaso que lleva alegría a un campamento en un desierto antes desconocido, y a un cachorro pulgoso que una niña adoptó y desparasitó. Hemos participado de la angustia, el sufrimiento y la esperanza de unas familias a miles de kilómetros hacia el sur de este continente.

Gracias a una cobertura superior a eventos como la toma de protesta de un presidente en este país o la bienvenida de un nuevo año, la prensa estadounidense se viste de gala para transmitir en vivo un hecho que ha acaparado la atención mundial: el rescate de mineros en la región de Atacama, en Chile.

Como cualquier residente y como periodista, curiosa por el tratamiento que en Estados Unidos se da a lo que ocurre en el llamado mundo hispano, he seguido la noticia de los 33 mineros que el pasado 5 de agosto quedaron atrapados a 622 metros dentro de una montaña en el norte chileno.

Me pregunto y no acabo de encontrar respuesta al por qué le prensa internacional fue llegando a ese Desierto de Atacama, al grado de ser ellos mismos parte de la noticia, porque hay ahí más de mil 600 periodistas de todos los continentes.

¿Será que no hay en estos momentos otro acontecimiento en el mundo digno de explotar periodísticamente?

Se acabó la guerra de Irak; las FARC en Colombia y el narco y la corrupción en México ya no son noticia, las impertinencias y locuras del presidente venezolano Hugo Chávez han dejado de impresionar, Fidel Castro parece estar bien de salud…

Entonces, ¿en qué se puede ocupar la prensa?

El evento reciente que ha merecido especial atención para los norteamericanos, incluyendo medios en español, ha sido el Mundial de Futbol en Sudáfrica, a donde enviaron equipos especiales para lograr una cobertura donde buscaban hasta en las manchas de leopardos o bajo la pata de un elefante.

La cuestión era mostrar lo más curioso, lo más escondido, lo más emotivo.

Así pasa ahora con el llamado Campamento Esperanza, donde por más de dos meses han vivido las familias de los mineros atrapados en la profundidad de la montaña.

El papel de los medios de comunicación

Conforme se fueron afianzando los visos de esperanza de un rescate exitoso, fueron llegando los enviados especiales montando un impresionante complejo de antenas parabólicas y lo último de la tecnología en telecomunicaciones.

La competencia en la Unión Americana por la audiencia en español es reñida, las cadenas Telemundo y Univisión lideran la batalla, aunque la segunda se va convirtiendo en un monstruo difícil, casi imposible de vencer.

Aliada con el monopolio de medios mexicanos llamado Televisa, Univisión no escatima en recursos, ha tenido allá a dos reporteros que precisamente cubrieron el pasado Mundial en África, a uno de sus presentadores estrellas conocido como Don Francisco, por cierto de nacionalidad chilena, y a una reportera digamos local.

Acá en territorio yanqui, la cobertura ha incluido transmisiones desde Nueva York, donde, según reportaron, vive la comunidad chilena más abundante en Estados Unidos.

Lo extraño fue ver a la reportera en las afueras del único restaurante chileno en la ciudad de los rascacielos, diciendo que ahí adentro estaban los comensales jubilosos por el inminente rescate de sus connacionales.

Las cadenas de televisión, tanto en inglés como en español, han contado con el apoyo de especialistas en minas y otras tecnologías involucradas en el rescate.

Ya fueran comentando in situ desde Chile o enlazados desde alguna universidad norteamericana, los expertos han ayudado a entender el proceso de rescate, así como las condiciones de vida dentro de la tierra y las posibles reacciones del organismo de los mineros al salir a la superficie.

Con títulos como “Milagro en la Mina” o “Rescate en Esperanza”, los programas especiales interrumpieron la programación habitual.

La transmisión desde Chile ha logrado lo impensable en una cadena que vive para saciar la sed de futbol de los mexicanos, y en general de los latinos, radicados en tierras del Tío Sam: partir la pantalla en dos para dar cabida al rescate y al encuentro del Tri contra la Selección de Venezuela.

Y no es que la Selección Mexicana esté para dar buen espectáculo deportivo, ya hemos visto que el tipo de espectáculo en que se va volviendo protagonista es en el de la polémica y de la vergüenza.

Pero eso no le importa a la mayoría de millones de mexicanos que han cruzado la frontera norte, lo que quieren es ver futbol, y los partidos de la Selección son casi sagrados, y un rescate de mineros pasa a segundo plano para este tipo de fanáticos.

Así que Univisión ha tenido que tener al mismo tiempo a las presentadoras de sus telediarios estrella, igualmente a la dupla de cronistas de los partidos más destacados, y cada par se fue turnando para comentar los momentos de mayor algidez en el acontecimiento de su incumbencia profesional.

Ya veremos luego los análisis de especialistas en medios, quienes nos ayudaran a entender y justificar la magnitud de la cobertura de este rescate en la Mina San José.

De lado quedarán para el mundo los discursos del Presidente chileno, Sebastián Piñera, quien no ha desaprovechado la ocasión para adornar a su Gobierno por el exitoso rescate.

Veremos si los chilenos están dispuestos a olvidar cuánto criticaron a su primer mandatario ante su actuación, luego de las recientes catástrofes naturales, ahora que ha estado ahí al pie del ducto, esperando a cada minero.

Lo que creo difícil de olvidar es la solidaridad, fortaleza y fe que ha mostrado el pueblo chileno.

Definitivamente estos mineros, elevados ya en su tierra al rango de héroes nacionales, serán por largo tiempo el símbolo de esperanza de Chile y mucho más allá de sus fronteras, gracias a la atención internacional, a la prensa que no ha permitido que fueran una estadística más en accidentes mineros.

Sin duda, la presencia de medios internacionales ha influido para que el Gobierno de Chile se pusiera las pilas, para que aceptara o buscara ayuda de los líderes en cada ámbito requerido.

Por eso, personal de la NASA acudió a orientarlos en la elaboración de esa cápsula o jaula que ha sacado a los mineros a la luz, a una segunda vida.

Mary Ávila es mexicana, ha sido reportera durante muchos años y es Doctora en Periodismo. Ahora vive en Houston, Texas, desde donde continúa ejerciendo su profesión esta vez como participante en el proyecto Reporteras de Guardia.

Este artículo no es copyleft y se reproduce solamente con permiso de los autores del proyecto.

Fotos: Reporteras de Guardia