No son pocos los reportes y las historias. Ya dejaron de ser aisladas las ejecuciones en centros comerciales y los cuerpos ya no se encuentran en los límites de la ciudad. Ocurren en el corazón de la ciudad. Se han encontrado personas ejecutadas en la Condesa, allí donde vive la elite de la Ciudad de México que por muchos años se le consideró una zona libre de narco mas por buena voluntad que por comprobación de datos. Hasta hace unos días las narcomantas no existían, todo eran residuos de la guerra que libra prácticamente en todo el país y como materia de ficción se hablaba del famoso – a veces imaginado en negación – pacto de no agresión que por alguna razón existiría entre los carteles del narco.
Y es que en una ciudad donde circulan más de 30 millones de personas al día no se puede uno imaginar que no existan redes de distribución y capos. No es una ciudad de narcomenudeo. No es una zona de tránsito. La aparición ayer del cuerpo de una persona colgada en el Puente de la Concordia en Iztapalapa rompió de manera espectacular esta burbuja que no se puede volver a sellar y se debe admitir que falló com en todo el país el delicado equilibrio entre la fuerza del estado y el poder del narcotráfico.
Es una tragedia, humanitaria, social, de seguridad… de autoridad. Y es tiempo de actuar porque la sombrea de la violencia opaca ya a una de las ciudades más grandes del mundo y aun con tener el mayor numero de cuerpos policiacos, la mayor cantidad de cámaras están aquí, extorsionando y ejecutando personas.
De nada sirve ocultarlo. No es una guerra política como aquella que desean de los que se frotan las manos para denostar al adversario politico por tener caliente la plaza. Más allá de esas nimiedades lo cierto es que la Ciudad de México fue la última caer en esta guerra civil que se ha ocultado y que ha generado cientos de miles de desplazados, decenas de miles de desaparecidos y miles de muertos.
Ya no hay sitio seguro en la ciudad, el asesinato de Ruben Espinosa y sus compañeras nos lo demostró. Ya no es la ciudad del exilio, ya no es la ciudad de la esperanza, ya no es todo lo que imaginábamos y quizá pronto nos tengamos que acostumbrar a los narcobloqueos.
¿Qué debe pasar para recuperar la paz en México? ¿Qué debe pasar para que recuperemos la ciudad?
Le toca ahora a la sociedad porque la clase gobernante, toda, ha fallado.