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Sociología y redes sociales: tecnología y nuevos movimientos sociales

Este post es una respuesta a una pregunta de Irene Recio sobre la comparación entre las Revueltas árabes, el 15M y el Zapatismo online: “¿consideras que las revoluciones que tuvieron lugar en Egipto y Túnez, como movimiento social y ciudadano, se asemejan más al movimiento Zapatista mexicano o a las protestas 15-M?”

En realidad tienen poco que ver los tres fenómenos. Todos tienen en común el uso de las nuevas tecnologías, pero detrás de eso el tipo de movilización social en la calle y en la Red son bastante diferentes.

El Zapatismo fue en los 90, tuvo su punto álgido en el 98. Arranca de las reivindicaciones de un pueblo indígena oprimido, se inserta dentro de la lucha guerrillera de ese pueblo, y cuenta con un cuerpo ideológico moderno y bien definido, representado por el Subcomandante Marcos que le da una dimensión global al conflicto de Chiapas. Aqui, los hacktivistas aparecen como grupos externos (fundamentalmente en EEUU) que ayudan al movimiento y facilitan que la crítica social se extienda a otras partes del mundo. Para más información buscar Electronic Disturbance Theater y Ricardo Dominguez.

Las Revoluciones árabes representan la reclamación general de una sociedad en regímenes autocráticos donde no existe libertad. La crisis y la subida de precios permite que la población general se una a los movimientos de activistas que llevaban años luchando por una mayor democracia. Aqui, la tecnología está al servicio general de población y activistas, es un movimiento más horizontal y espontáneo que el de Chiapas; más ‘popular’. Las plataformas de redes sociales y de publicación on-line están mucho más desarrolladas en 2010 y 2011, por lo que no hace falta que hacktivistas de élite ayuden al movimiento popular, aunque algunos también aportaran su granito de arena atacando webs oficiales.

El 15M se parece mucho a las revueltas árabes, pero tiene una gran diferencia: se produce en una democracia liberal bien asentada. La crisis y el desempleo también sirven de acicate para la movilización social, aunque la situación no sea tan acuciante como en Egipto y Túnez donde la pobreza es mayor. Además, las reivindicaciones políticas no van contra un régimen autoritario y represor, sino contra un sistema de democracia representativa, al que se critica su dependencia y sometimiento a los intereses económicos de “los mercados internacionales”.

El 15M es una ‘revolución’ de segunda vuelta, con reivindicaciones y métodos complejos que van más allá de lo obvio y denuncian el funcionamiento global del capitalismo financiero. Aunque los otros dos casos tienen también una dimensión internacional, ésta queda oculta por la situación de ‘pais en desarrollo’ donde sucede, de manera que las reivindicaciones por una sociedad mejor quedan limitadas a un determinado contexto socio-político.

En este sentido, las Revueltas árabes se parecen más a las revoluciones democráticas de los países del Este (sobre este tema ver: “De la Ley Sinde a la Spanish Revolution”), y desde un punto de vista geopolítico, estas revoluciones democráticas están en línea con los intereses de las democracias occidentales, que gracias a ellas ganan influencia en estos países. Así, este tipo de revoluciones tienen como techo el establecimiento de una democracia como la de Europa Occidental, mientras que las revueltas que suceden en la Europa ‘avanzada’ tienen otros objetivos más abstractos, y en mi opinión una mayor profundidad. Esto es lo que hace que desde el exterior no se entiendan bien las reclamaciones de la Spanish Revolution y de sus incipientes iniciativas en otros países europeos. Algo que podríamos resumir como “¿Democracia Real Ya? pero si ya teneis democracia!”.

Por una parte, el 15M o Spanish Revolution conecta parcialmente con los ya clásicos movimientos sociales europeos cuyas reclamaciones se centran en la protección del Estado de Bienestar, las reivindicaciones sindicales o la denuncia de los recortes sociales. Movilizaciones de este tipo se han sucedido en todos los países europeos que han afrontado recortes sociales importantes como Irlanda, Reino Unido, y ahora también Israel (aunque no sea europea, ni “occidental” tiene características que la hacen comparable). Esto es algo que limita el movimiento a reclamaciones circunstanciales, sin embargo, quizás gracias a las tecnologías sociales estos movimientos están tomando una carácter más profundo en la denuncia general de todo el sistema politico-económico, atacando así a las bases del capitalismo financiero y denunciando la pérdida de soberanía que provoca en los gobiernos nacionales.

Grecia quizás se parezca más a España en este sentido, salvo porque el arraigo de la tradición anarquista en Grecia y su profunda crisis económica aporta un cariz más ‘radical’ a sus movilizaciones sociales.

Quizás peco de ‘chovinismo’, pero creo que las movilización del 15M y la Spanish Revolution son un ejemplo de cambio en la forma de los movimientos sociales, y presentan varias características que se están extendiendo en diferentes países: la no violencia como consigna, y la auto-organización asamblearia que reclama una democracia más directa como modus operandi. Así, estos movimientos no se plantean como techo el que sus reivindicaciones sean escuchadas por los gobernantes, sino que apuntan a la creación de dinámicas sociales independientes. Además, tienen una característica inclusiva “de todos y todas” que la separa de las luchas de clase tradicionales, de forma similar a lo que hicieron los movimientos juveniles de los años 60, aunque con un grado mayor de madurez democrática.

En lo que respecta a la dimensión tecnológica, estos movimientos sociales (15M) se alinean con iniciativas alternativas de plataformas de Redes sociales relacionadas con el Software libre, como puede ser la red Lorea. Es decir, se alejan de las Redes sociales comerciales (o lo intentan) que son vistas como herramientas de la propia globalización capitalista, mientras que en las revueltas árabes, las corporaciones americanas como Facebook, Twitter y Google son los grandes aliados de estos movimientos revolucionarios-democráticos: esto se ve muy claramente cuando se propone a un ejecutivo de marketing de Oriente medio (Whael Ghonim) como “líder” de la revuelta egipcia; o cuando Facebook resulta ser la única Red social que sobrevive a la censura en Túnez.

Por último, tampoco hay que olvidar los movimientos sociales hi-tech como Anonymous que tienen un carácter global (aunque en gran medida se asientan en EEUU) y que comparten algunas características con con iniciativas como las del 15M, como la profundidad de sus reivindicaciones sociales – que ataca las bases del sistema económico-político – o su horizontalidad (que al menos se manifiesta en la negación formal de líderes o representantes). Aunque en otros aspectos sean movimientos radicalmente diferentes, por ejemplo, en lo que respecta a acciones ofensivas en la Red (los ataques DDoS de Anonymous).

Es difícil saber qué es lo que va a suceder con estas nuevas formas de movilización social: si se diluirán en reivindicaciones parciales, si se derrumbarán ante el peso de la represión y el empobrecimiento progresivo de la población (la represión en los países liberales es más económica que política), o si perderán consistencia interna y caerán por su propio peso. Personalmente opino que pasará y que el movimiento se fragmentará de alguna forma, aunque sentará las bases de nuevos movimientos sociales con un carácter más globalizado, tecnológico y autónomo. Por ahora, ya está haciendo bastante con su labor social didáctica en formas pacíficas de resistencia.

Javier De Rivera

Javier de Rivera es sociólogo por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente prepara su tesis sobre las Redes Sociales en Internet y comparte sus reflexiones públicamente en su proyecto “Sociología y Redes Sociales“.

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Imagen: Jet Safi

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